SHUUMATSU NO VALKYRIE x MAJO TAISEN

MARY READ VS PELE

Heimdall, con su voz resonante y llena de autoridad, levantó el cuerno Gjallarhorn y anunció el inicio de la siguiente ronda del Ragnarok. La audiencia quedó en un silencio expectante, con los ojos fijos en el portal de los dioses.

Heimdall: "Del lado de los dioses, la deidad del fuego y los volcanes, gobernante de la furia volcánica y la lava ardiente, la temida e implacable Pele!"

Desde el portal de los dioses, un rugido profundo y ominoso se hizo escuchar. El suelo tembló mientras una columna de fuego y magma emergía, iluminando la arena con un resplandor incandescente. De las entrañas de la tierra, envuelta en llamas danzantes y con un manto de magma líquido, apareció Pele. Su presencia irradiaba un calor abrasador, y sus ojos brillaban con la intensidad del fuego eterno. Alrededor de ella, pequeños volcanes en erupción emergían, creando un paisaje infernal. La multitud, tanto dioses como humanos, observaba con asombro y respeto la majestuosa y aterradora figura de Pele.

Heimdall esperó a que el clamor se calmara antes de anunciar al combatiente humano. 

Heimdall: "Y del lado de la humanidad, entra la infame pirata, la valiente y astuta Mary Read!"

La arena, de repente, comenzó a llenarse de agua. La temperatura bajó drásticamente y una neblina marina se extendió. Desde la bruma surgió un enorme barco pirata, con las velas desplegadas y ondeando al viento. La bandera negra con la calavera y las tibias cruzadas ondeaba desafiante. El barco avanzó hasta el centro de la arena, creando olas que rompían contra sus costados.

En la proa del barco, una figura esbelta y decidida se alzaba. Con una chaqueta de cuero, botas altas y una espada brillante al costado, Mary Read se plantó con una confianza inquebrantable. Su mirada, llena de determinación, barría la multitud antes de posarse en su formidable oponente. Con un movimiento fluido, saltó del barco y aterrizó con gracia en la arena, la cual ahora era una mezcla de lava y agua hirviente, creando vapor a su alrededor. Sus compañeros piratas desde el barco la vitoreaban, levantando sus espadas en señal de apoyo.

Pele observó a Mary Read con una mezcla de curiosidad y desdén. La arena, transformada en un campo de batalla de elementos opuestos, se preparaba para una confrontación épica.

Heimdall: "¡Que comience la batalla!" 

Mary Read desenvainó su espada y adoptó una postura defensiva, mientras Pele convocaba una ola de lava a su alrededor, preparándose para desatar su furia volcánica. La audiencia contenía la respiración, sabiendo que estaban a punto de presenciar un enfrentamiento sin precedentes entre el fuego devastador de Pele y la astucia indomable de la pirata Mary Read.

Los primeros movimientos fueron rápidos y feroces. Pele lanzó una ráfaga de magma ardiente hacia Mary, quien ágilmente se zambulló en el agua, emergiendo por el otro lado y atacando con una descarga de pólvora desde su pistola. La arena resonaba con el choque de los elementos, el rugido de las llamas y el estruendo de las olas, mientras ambas combatientes demostraban sus habilidades y su determinación.

El público, electrizado por la intensidad de la batalla, vitoreaba y animaba a sus respectivos campeones, conscientes de que cada ronda del Ragnarok se volvía más feroz y crucial. La humanidad y los dioses estaban en un punto álgido, y la batalla entre Pele y Mary Read prometía ser una de las más memorables en la historia del enfrentamiento.

En las gradas, la sección dedicada a los piratas y navegantes estaba en un estado de euforia. Figuras legendarias como Edward Teach, también conocido como Barbanegra, y Anne Bonny, famosa por su valentía y audacia, observaban con gran expectación. A su lado, Sir Francis Drake, el corsario inglés, y Henry Morgan, el bucanero galés, no dejaban de animar a Mary Read. Vasco da Gama y Cristóbal Colón, ambos exploradores intrépidos, intercambiaban miradas de admiración y respeto hacia la destreza de la pirata. James Cook, el navegante británico, y Blas de Lezo, el almirante español conocido por su bravura, también se unían a los vítores, cada uno reconociendo la tenacidad y el coraje de Mary.