Heimdall se adelantó al centro de la arena, levantando su cuerno ceremonial y proyectando su voz por todo el coliseo.
Heimdall: ¡Atención, dioses y mortales! ¡La siguiente ronda está a punto de comenzar! ¡Del lado de los dioses, presentamos a la diosa del amor y la guerra, la seductora y poderosa Ishtar!
De entre las sombras, emergió Ishtar, su belleza deslumbrante y su presencia imponente. Vestida con ropajes dorados que acentuaban su figura, Ishtar caminaba con una confianza absoluta, su mirada fija en la arena. Antes de llegar al centro, se detuvo y lanzó un beso hacia Amaru, quien observaba desde las gradas, visiblemente sorprendido.
Ishtar: (con una voz seductora) Para ti, mi querido Amaru. Que esta batalla sea digna de nuestra grandeza.
Amaru, aunque halagado, se mantuvo firme y atento. Heimdall continuó su anuncio.
Heimdall: ¡Y del lado de la humanidad, presentamos al valiente Rey Leproso, Balduino IV de Jerusalén!
La entrada del Rey Balduino fue marcada por un estruendo de cascos. Montado en su caballo, Balduino apareció envuelto en una armadura cruzada resplandeciente. Su máscara plateada reflejaba la luz, dándole una apariencia casi etérea. Con una dignidad y fuerza que contradecían su enfermedad, Balduino desmontó con gracia y se plantó en la arena, su espada en mano y su escudo adornado con la cruz de Jerusalén.
Balduino IV: (con voz firme) Por la gloria de Dios y la defensa de mi pueblo, enfrentaré a cualquier adversario, incluso a los dioses.
Ishtar sonrió con una mezcla de desprecio y admiración, ajustando su postura mientras se preparaba para la batalla.
Ishtar: (con un tono desafiante) Muy bien, rey mortal. Veamos si tu fe es tan fuerte como dices.
Balduino IV: (con serenidad) Mi fe es mi armadura, y mi espada es la justicia de Dios.
Las palabras de Balduino resonaron con fuerza en las gradas, donde los espectadores observaban con expectación. Entre ellos, Amaru se mantuvo atento, mientras Pachacámac y Pachamama intercambiaban miradas preocupadas. Supay, recuperado de su regaño, observaba con interés, mientras Mamacocha y Chasca se unían en oración.
Pachacámac: (en voz baja) Que esta batalla sea justa y honorable. Ishtar es poderosa, pero la fe de los humanos puede sorprendernos.
Pachamama: (asintiendo) Sí, esperemos que Balduino pueda mantenerse firme.
Mientras tanto, en el balcón de la humanidad, Florence Nightingale, Alexander Fleming, Santa Rosa de Lima, y varios chamanes andinos estaban listos para atender a los heridos, preparándose para cualquier eventualidad. Los demás participantes humanos observaban con nerviosismo y esperanza.
Florence Nightingale: (con preocupación) Espero que el Rey Balduino esté preparado. Esta batalla será difícil.
Alexander Fleming: (resuelto) Haremos todo lo posible para apoyarlo y atender cualquier herida que pueda sufrir.
Santa Rosa de Lima asintió, sus manos entrelazadas en oración por la seguridad de Balduino.
Santa Rosa de Lima: Que nuestro señor le dé fuerza y protección en esta batalla.
De vuelta en la arena, Heimdall levantó su cuerno una vez más, señalando el inicio del combate.
Heimdall: ¡Que la batalla comience!
En las gradas, un grupo de figuras ilustres y santas se reunía, sus ojos fijos en la arena. Entre ellos estaban San Nicolás de Bari, San Pablo, San Francisco de Asís, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, San Jorge, San Juan, Santa Clara, Santa Rita de Casia, Ricardo Corazón de León, los Reyes Católicos, y hasta Saladino, quien a pesar de ser un antiguo rival de Balduino, respetaba profundamente su honor y valentía.
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SHUUMATSU NO VALKYRIE x MAJO TAISEN
FanfictionEn un mundo donde la humanidad se enfrenta a la ira de los dioses, una alianza inesperada surge para desafiar el destino predeterminado. Brunhilde, líder de las Valkirias, propone el Ragnarok durante el Walpurgis como la última esperanza para detene...