CAPITULO 6.

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SIGLO ANTIGUO

ESTACIÓN INVERNAL

FRONTERA ENTRE EVIGHEDEN Y LÁVANDER

LISA'S POV

-Su Alteza- el general inclinó la cabeza, entregándome unos papeles -. Con esto podríamos firmar un acuerdo de paz. La frontera sería dividida cincuenta y cincuenta.

-Al fin alguna buena noticia- susurré, leyendo los documentos.

Todo el mes y medio había sido un caos de peleas, riñas y sangre. Habían muertes de ambos lados, todo a causa del general lávandez que no quería permitir que custodiáramos la frontera. Sería un desastre si solo ellos lo hicieran; podrían introducir muchas cosas a nuestro pueblo sin que nos diéramos cuenta. Tenía entendido que habían mandado a matar al general y su ejecución fue concedida. Los propios lávandeces se dieron por vencidos y lo mataron. Era un tirano, después de todo.

-El nuevo acuerdo de paz me parece muy justo- dije, levantando la vista del papel. -¿Lo leíste, general?

-Sí, Princesa, y me pareció más justo de lo que creía posible- respondió asintiendo.

Tomé un bolígrafo con tinta y firmé. El general tomó el papel y se marchó para entregarlo al otro lado de la frontera. Todo terminaría después de todo. En dos días, si todo salía bien, estrecharía mi mano con el Rey Taehyung.

-¿Podrían llamar al informante?- pedí al guardia fuera de mi carpa. Él asintió y salió a cumplir la orden.

Me volví a sentar e intenté relajarme. Aún podía escuchar algunas armas disparándose a lo lejos, pero sabía que pronto acabaría y mis hombres podrían volver a casa. No pensé que llegaríamos a tanto, pero todo había sido un caos hasta que llegué.

-Su Alteza, me mandó a llamar- el informante entró inclinando la cabeza.

-Ve donde el Rey y anúnciale que hemos llegado a un acuerdo de paz- le dije, mientras tomaba una manzana -. En dos días estaré con el Rey de Lávander y volveré en cuanto pueda.

-En seguida, Su Alteza- respondió inclinando la cabeza antes de retirarse.

Suspiré, comiendo la manzana. Miré el calendario frente a mí. Dentro de dos días sería el cumpleaños de la Princesa Jennie. Volví a suspirar, sabiendo que en vez de poder verla, estaría estrechando la mano con mi antiguo amigo y ahora Rey.

-Princesa, el Rey de Lávander está aquí- anunciaron de repente. Me levanté de inmediato, arreglando mi desarreglada vestimenta. Su llegada me tomó por sorpresa, pero no me detuvo.

No tenía a mis fieles doncellas y a veces se me complicaba abrochar los trajes con broches en la espalda. Era un martirio.

Dejé la manzana a un lado y caminé hasta la entrada donde estaban algunos guardias. Más adelante, se encontraba el Rey con una corona en su cabeza y un traje de batalla. Al parecer, tenía días de estar entre nosotros y no lo sabía.

-Rey Taehyung- incliné mi cabeza. Estábamos en la frontera y aquí él tenía más posición que yo. Debía mostrar respeto.

-Lisa - dijo tomando mi mano y besándola con cuidado. Sonreí -. Has cambiado mucho. No eres la misma de hace diez años.

-Podría decir lo mismo de ti- reí -. Mírate ahora, Rey y con barba. Jamás pensé verte tan viejo.

-Respeto, soy mayor que tú por dos años- se burló, y ambos reímos.

-Lamento todo lo que un mal general ocasionó- dijo con seriedad -. Un infortunio entre ambas naciones que antes eran amigas. Ahora él está muerto y podemos volver a intentar reconstruir aquella amistad, ¿verdad?

-Lo intentaremos, sí.

-Debo decir que hace un mes, me llegó la información completa de aquí- miró alrededor -. No sabía que había tantas muertes. He estado enredado con otros asuntos. En cuanto me enteré de todo, mandé a encarcelar al general. Ahora está muerto porque se resistió a su Rey. Vuelvo a repetir, lo lamento mucho.

Asentí, notando que decía la verdad. A mí Padre le pasaba muy seguido. Las notificaciones de las cosas más pequeñas le llegaban como no importantes hasta que se hacían demasiado grandes y cualquier movimiento se volvía tarde. No quería imaginar cómo sería cuando fuera Reina y pasara aquello. Sería un caos los primeros años, de eso estaba segura.

-Esperemos que todo quede en el pasado dentro de poco- él asintió entusiasmado. Aún no había cambiado mucho.

-Quisiera pasar más tiempo contigo, ya sabes, como en los tiempos de antes- sonreí recordando -. Pero, el deber llama y debo volver al castillo. Supongo que nos veremos en otra ocasión.

-Así será.

Volvió a tomar mi mano y besarla. No esperó a que inclinara mi cabeza antes de marcharse. Miré alrededor donde los guardias observaban sin estar presentes del todo.

Sabía que el informante debía estar de camino y que mañana por la mañana llegaría al palacio. No tenía información sobre qué hacer al momento de terminar todo y no sabía dónde estaría mi general.

-Busquen al general y háganlo venir- ordené, volviendo a entrar en mi carpa.

La tarde estaba cayendo y volvería a pasar otra noche a solas. Sabía que no podría ver a la Princesa y seguramente habría contestado mi carta sin poder recibir respuesta, ya que solo podían llegar las del Rey o las de suma importancia.

Una hora después, el general pidió verme. Lo maldije por lo bajo; ya tenía puesto mi pijama.

Cuando entró, bajó la mirada de inmediato. Era imperdonable que me molestara cuando tenía planes de ir a dormir.

-Lo siento, Su Alteza, los caballos se volvieron locos cuando hubo una explosión cerca de ellos- se excusó.

-Como sea- me senté en el escritorio y le indiqué que tomara asiento también -. ¿A qué procedemos ahora?

-Debemos esperar a que el fuego cese totalmente. Debe dar un discurso a nuestros hombres que volverán a casa y a los otros que descansarán, pero volverán a las filas- enumeró -. Debemos estar de vuelta en el Palacio en una semana.

Asentí. Me entregó el discurso que debía dar en dos días, cuando se cesara el fuego totalmente y todo quedara en paz como antes. O algo parecido a la paz que teníamos antes.

-¿Ha informado sobre el cese del fuego?- pregunté antes de que se marchara.

-Sí, Princesa. Solo están esperando que el otro lado saque la bandera blanca como ya lo hemos hecho nosotros- asentí.

-Puede retirarse- él inclinó la cabeza y se marchó.

Apagué todas las lámparas y me acerqué a la pequeña cama que tenía en aquel lugar. Era nada comparado a la cama en la que dormía normalmente en el Palacio.

Me acosté y dejé que mi cuerpo se relajara de todo el estrés de los dos meses. Había sido mucha presión para mí. Además, habían estado cerca de la carpa y tuve que salir a defenderme. Me sentí mal al saber que había matado a algunas personas, pero sabía que era por defensa personal y que no tenía la culpa. Ninguno de los dos. Solo el tirano de su ex general.

Crown Jenlisa Gip Donde viven las historias. Descúbrelo ahora