CAPITULO 28.

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Siglo Antiguo

Palacio Real de Evigheden

Lisa POV

La ceremonia estaba tan preciosa como la boda. Debía admitir que Jennie y todas las personas a su disposición habían hecho un gran trabajo para tener esta hermosa velada justo ahora. Debía agradecerle a cada uno y por supuesto a mi esposa también.

Esposa.

Sonreí sabiendo que ahora era mía, tanto como yo era suya. Suspiré viéndola bailar con algún duque lejano de nuestra área. Realmente no recordaba su nombre, pero sí sabía quién era su padre. Normalmente a ese tipo de personas les hablaba por su apellido o lugar de origen, yendo por lo seguro.

—Deberías invitarla a bailar, ¿no crees?

Me giré, encontrándome con la presencia de kook Al estar pendiente de mi esposa no estaba muy consciente de las personas a mi alrededor. Realmente solo quería estar con mi esposa o al menos viéndola. Los demás no me importaban mucho.

—No la han dejado libre un segundo, Jungkook. Debe desear solo descansar.

Reí ligeramente recordando todo el tiempo que he permanecido allí. Tenía una copa de champán en mi mano para pasar el rato y no parecer una amargada como me llamaba Jungkook.

—Eres su esposa, Lisa. Sácala de allí entonces.

Kook me empujó haciendo que entrara a la pista de baile. Me había mantenido apoyada a una escultura alta. Había conversado con todos los invitados y quería esconderme por un segundo. El único lugar adecuado era aquel. Desde allí tenía una vista perfecta de mi esposa y de su hermosa sonrisa. Cualquier noble que la invitara a bailar, ella lo aceptaba con una sonrisa. Me parecía perfecta.

Un poco de champán cayó en la manga de mi camisa blanca al ser empujada por Kook. Mi saco había desaparecido hace mucho. La música paró, las personas encargadas de la limpieza corrieron a limpiar lo que cayó en el piso y en mi manga. Alejé la mano de la mujer que limpiaba mi manga con una sonrisa. Miré mal a kook en ese momento, ahora la mirada de todos los invitados estaba en mí.

—Está bien, no te preocupes.

Le entregué la copa y caminé con dirección a mi esposa. Las personas aún no dejaban de verme y no me molestaba del todo. Aunque prefería que miraran a la real estrella de la noche. Jennie de Evigheden. Otro suspiro salió de mi boca mientras tenía esos pensamientos y me acercaba con solo la mirada en ella. No me importaba el duque a su lado, solo me importaba ella.

—Reina.

El duque de Maine inclinó su cabeza cuando me vio cerca de él, era el que había estado bailando con Jennie. Di un leve asentimiento hacia él y luego volví a posar mi mirada en mi esposa.

—¿Me la permite, duque?

Cuestioné, tomando la cintura de mi esposa. No tenía opción contra mí. De hecho, ninguno en este lugar lo tenía. Debían agradecerme por ser tan misericordiosa y dejarles pasar tiempo con una persona tan importante para mí. El hombre asintió y se alejó dignamente. Sí, sabia decisión.

Miré al maestro de la orquesta y la música volvió a sonar por todo el salón. Tomé a mi esposa, la acerqué a mi cuerpo y empecé a bailar junto a ella con lentitud. Disfrutando de nuestros pasos y de la música.

—¿Dónde habías estado?

Cuestionó, dejando su cabeza recostada a mi pecho. Sonreí notando que había estado preocupada por mí. Era tan atenta.

—Viendo.

Su cabeza se movió solo un poco, sentí su respiración en mi cuello. Me dio un poco de cosquillas, pero mantuve la compostura.

Crown Jenlisa Gip Donde viven las historias. Descúbrelo ahora