SIGLO ANTIGUO
PALACIO REAL DE EVIGHEDEN*
LISA POV
-¿Estás agonizando, padre? -comenté nerviosa, esperando que fuera mentira.
-He sufrido dos paros cardíacos, Lisa. No seré el mismo hombre de hace un año atrás, ni aunque lo quisiera mucho -tosió forzosamente sobre su cama-. No debo ser egoísta y esperar a morir para pasarte el trono. Si lo hacemos dentro de unos meses, podría llevarte al altar y yo mismo poner la corona sobre tu cabeza.
-Ambos sabemos que eso es mentira -sonreí, y él rió negando-. El Padre jamás te daría ese honor.
Mi padre se encogió de hombros.
-¿En serio estás pensando en dejar todo en mis manos, padre? -cuestioné, sintiendo un escalofrío recorrer mi cuerpo-. Aún soy joven, debo aprender mucho y...
-Justo por eso te lo daré. Aún estoy vivo, tu madre también, y así podremos ayudarte en cualquier duda o dificultad que tengas hasta que puedas manejarlo todo por tu propia cuenta.
-Lo entiendo, padre, pero siento que es muy precipitado...
-Es lo justo, Lisa -habló con voz fuerte, respiré hondo-. Serás la Reina en algún momento. No esperaremos a que muera. Además, tengo entendido que tu, tal vez, esposa está allá afuera.
La sonrisa apareció en mi rostro de manera mágica. Mi padre lo notó y se rió de mi tontería. Sentí mis mejillas calentarse a una velocidad impresionante.
-Hablaré con tu madre acerca del tema -comentó, dando todo por finalizado-. No te niegas, ¿verdad?
No tenía opciones. Negué con mi cabeza, aceptando mi destino y el de toda mi herencia. Sería coronada Reina de Evigheden muy pronto y debía tomar mi posición como tal. Sería un cambio grande y brusco, pero nada era imposible. Había sido entrenada para esto y no sería la que haría caer al reinado que han forjado mis antepasados.
-Bien, ve con tu enamorada entonces.
Reí, poniéndome de pie.
-No es mi enamorada -le dije, caminando hacia la puerta-. Aún.
Salí de la habitación escuchando su risa. Mi padre sabía, mejor que nadie, que había sacado su sentido del humor y su gran egocentrismo para momentos como estos. Sabía que podía tener a la Princesa Jennie si así me lo proponía.
Los guardias se irguieron en seguida al verme. Caminé por los pasillos hasta el comedor. Eran las cinco y media de la tarde y se debería estar sirviendo la comida.
Entré al comedor. Dos pares de ojos se clavaron en mí. Mi madre y la Princesa se encontraban allí. Incliné mi cabeza hacia ambas y me senté en la cabecera de la mesa.
La comida fue servida y empezamos a comer en silencio, hasta que mi madre habló, haciendo que ambas nos ahogáramos con la sopa.
-¿Ya son novias?
El guardia cerca de mí se acercó de inmediato entregándome un vaso de agua. Le agradecí tomando un poco. Vi a la Princesa Jennie totalmente sonrojada. Ni siquiera habíamos tocado aquel tema. Sabíamos que estábamos cerca de ver si ocurría algo, pero no habíamos llegado hasta aquel punto. Solo sabíamos lo necesario de nosotras y jamás habíamos hablado más de media hora.
-Madre -la miré fijamente. Mi madre sonrió nerviosa.
-Lo siento -murmuró. La Princesa sonrió nerviosa-. Solo estoy entusiasmada con la idea.
-No hay ninguna idea, madre -la reprendí sutilmente-. Solo nos estamos conociendo. O intentando porque no hemos tenido tiempo de sentarnos a hablar.
Terminamos de comer, los platos fueron llevados del frente de nosotras. Mi madre se puso de pie y caminó hacia la puerta, seguida de su fiel guardia.
-Ha sido una velada magnífica, pero debo ir a hablar con el Rey y luego dormir -se despidió-. Nos veremos mañana, hija y Princesa Jennie.
-Que descanse, Reina -la Princesa a mi lado le respondió.
Mi madre asintió y salió del comedor. Con una mirada, hice salir al único guardia que había dentro. Quedé a solas con la Princesa Jennie.
-Me has tomado por total sorpresa esta tarde, Princesa -comenté.
-Llámame solo Jennie. Princesa me hace recordar Calanthe y es lo último que quiero ahora -respondió con una sonrisa simple, pero perfecta.
-¿Problemas? -pregunté, interesada en escucharla hablar.
-Mi padre. Está siendo un poco injusto -murmuró. La miré confusa. ¿A qué se refería con aquello?
-¿A qué te refieres, Jennie? -sonreí internamente al llamarla simplemente Jennie.
-¿Tú hablas con mi padre acerca de mí? -la sonrisa de mi rostro desapareció.
-Puede que sí, ¿por qué?
La escuché suspirar pesadamente. Cuánto quisiera poder acercarme y abrazarla fuertemente contra mi pecho. Sería agradable un abrazo de su pequeño, pero hermoso cuerpo.
-Quieren darte a Irene por mujer -fruncí el ceño, ¿qué? Irene. No podía decir que era desagradable, era muy bonita. Sin embargo, quien prefería por mucho más sería la mujer que tenía frente a mí.
-Él no puede hacer eso -negué, riendo un poco-. Yo escogeré a la mujer que quiera. Solo necesito la bendición de mis padres.
-Lo sé, solo quería comentártelo -asintió, segura.
Me acerqué un poco más a ella con la silla. No quería asustarla, pero no podía estar mucho tiempo lejos de ella cuando la podía tener tan cerca. Quería pasar el máximo tiempo posible a su lado.
-Te seré sincera, Jennie -miré mis manos, sintiéndome nerviosa-. Sí, hablé con tu padre. Mi padre también habló con el tuyo. El plan era que me sintiera atraída hacia Irene, pero claramente no lo hice. Tu padre no iba a aceptar que te cortejara con dieciséis años, así que propuse que esperara que tuvieras los diecisiete. Pensó que me daría por vencida, pero no lo hice. Fue allí cuando hablé privadamente con él. Aceptó que te lo propusiera, ya sabes, intentar algo.
-No tenía idea sobre los planes suyos de intentar algo con Irene -negó rotundamente-. Desde el primer momento fuiste tú, lo sigues siendo. En verdad, quiero poder cortejarte adecuadamente. Y si algo sucediera, que esto sea de ambas partes. Si no quieres nada conmigo, dímelo. Lo entenderé. Pero, si quieres algo, entonces debemos ponernos en acción.
Ambas reímos, pero noté sus mejillas más sonrojadas. Se veía hermosa.
-Yo... No sabía que mi padre había hablado con el tuyo. Él jamás me lo dijo -negó, suspirando-. Y sí, quisiera intentar algo contigo. Quisiera conocerte un poco más y ver qué nos propone el futuro.
Mi sonrisa se hizo gigante. Sujeté su mano y besé el dorso de su mano con adoración. Su piel era demasiado suave. Además, su pequeña mano era adorable entre la mía. Hacíamos un contraste perfecto.
-Entonces, debes saber que soy novata en todo esto -reí sintiendo los verdaderos nervios-. Jamás he intentado nada con nadie, hasta que llegaste tú. Si te incómodo o algo parecido, dímelo. Debemos aprender de la otra lo necesario, ¿qué te parece?
-Me parece lo ideal -asintió.
Sonreí, poniéndome de pie y brindándole mi mano.
-¿Aceptaría un humilde paseo a caballo con esta dama mañana por la mañana?
Ella rió, asintiendo, tomando mi mano.
El primer viaje que haríamos como algo más que desconocidas. No cabía en la dicha de poder viajar a su lado. Sería, sin lugar a dudas, inolvidable.
Un par de tórtolas, que puedo decir ✨💘
30 votos para el próximo capítulo 🥊
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Crown Jenlisa Gip
FanfictionDos reinos, dos princesas, ¿Existira el amor verdadero? Lisa Gip Adaptación con permiso de la autora original.