CAPITULO 49.

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SIGLO ANTIGUO
PALACIO REAL DE EVIGHEDEN

LISA POV

Jugué con mi anillo de monarca mientras esperaba a que el doctor terminara de revisar a mi esposa dentro de la habitación. No había pasado nada peligroso, pero estando más cerca de su parto, las citas se hacían más constantes y largas.

Habían pasado aproximadamente tres meses desde su coronación. Dos meses desde el increíble anuncio de nuestra espera por el primogénito. Un mes desde la confesión de mi madre de querer irse con aquel tipo a otra parte del mundo. Una semana desde la nueva noticia de un próximo hijo de Jungkook. Un día desde el reemplazo del general de mesa y de la mayoría de los hombres de allí. Y unas horas desde el cambio de algunas leyes acerca del poder de mi esposa como reina consorte, que se tomarían en cuenta a partir de ella hasta las próximas generaciones, si seguían nuestro linaje.

Suspiré y, sin querer, mordí mi mejilla interna, haciéndome quejar. Bufé y me puse de pie para estirar mis piernas.

Miré hacia el exterior del palacio y no vi nada fuera de lo normal. La paz que se olía desde hace más de cuatro meses me hacía sentir completa y orgullosa de mi trabajo como monarca.

—¿Qué sexo piensas que será tu hijo?

Kook habló, haciéndome recordar que estaba en la misma sala. Lo miré y me encogí de hombros.

—No tengo ni menor idea, pero para Jennie es un niño, según su instinto de madre primeriza.

Jeon rió y asintió.

—Ellas nunca fallan, Lisa.

Asentí y miré la puerta de la habitación, esperando que saliera el doctor de allí y me diera buenas noticias del bienestar de mi esposa y de nuestro pequeño heredero.

—¿Estás nerviosa por ese día?

Volvió a cuestionarme.

—Lo he estado desde que nos enteramos que ella estaba en gestación.

Confesé sin miedo a exponerme ante él. De todos modos, él sabía mis más profundos secretos.

—Siempre has sido una idiota paranoica, sin ofender.

Lo miré fijamente.

—Tal vez eso te ha vuelto tan buena líder.

Sonrió y apoyó su mano en la vaina de su espada. Suspiré y asentí, intentando creer que era así.

—Solo quiero que ambos estén bien.

—Lo estarán si tú lo estás.

Aseguró antes de dar media vuelta y empezar a caminar a lo largo de la sala. Después de unos minutos más, regresé a mi asiento. No duré más de cinco segundos allí cuando la puerta se abrió y el doctor salió con su pequeño maletín.

—¿Algo nuevo?

Él sonrió tranquilo y negó.

—Todo en orden, Su Majestad. Ambos están muy bien. El heredero o la heredera se ha estado acomodando para el momento del parto. Eso es una buena noticia.

Asentí, más tranquila.

—Muchas gracias, doctor.

—Es todo un honor, Su Majestad.

Hizo una pequeña inclinación antes de irse escoltado por Kook. Ingresé a la habitación. Jennie permanecía sentada sobre la cama con un libro en sus manos. Al mirarme, sonrió y lo dejó sobre las sábanas.

—Están en perfecto estado, eso me pone muy feliz.

Comenté acercándome y sentándome a su lado. Ella sonrió y tomó mi mano sobre mi regazo.

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