08- ¿Carlos?

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Charles entró a su departamento, haciendo silencio al notar que no había ninguna luz encendida, que no se escuchaba ningún ruido.

Miró hacia la cocina para encontrar todo tal como lo había dejado, en la mesa del comedor había rastro de que alguien la había utilizado.

El lugar estaba tranquilo, demasiado.

-¿Carlos? - llamó el castaño, en su pecho, la idea de que se lo habían llevado, de que lo habían encontrado, creció y se convirtió en miedo.


Arrojó el bolso de la universidad al suelo, lanzando las llaves a la mesa, mientras un 'No' murmurando se repetía en sus labios, entró a su cuarto, para encontrar todo tal como lo había dejado, al menos los primeros segundos, hasta notar las sábanas desordenadas y el bulto que de escondía bajo estas, encendió la luz y soltó un suspiro de alivio al verlo todo más claro.

-Carlos... se acercó a paso acelerado a la cama, levantando las sábanas con rapidez, so lobo lo estaba poniendo nervioso porque quería ver al omega.


El olor a tristeza y melancolía, que tapaba el olor propio del chico, lo golpeó como si fuera una cachetada, Carlos se irguió en la cama para intentar tomar las sábanas, pero Charles las arrojó al suelo demasiado rápido.


-¡Carlos! ¿Qué...? ¿Haz hecho un nido?


El omega no contestó, sin siquiera mirarlo, se volvió a girar para volver abrazar la almohada, dándole la espalda mientras escondía el rostro en la misma.


-Carlos yo...


Charles esperaba que el otro dijera algo, no sabía cómo reaccionar.


Dentro de su pecho, su lobo estaba preocupado, quería cuidar al omega, acurrucarse con él hasta que se sintiera mejor, Charles no sabía cómo actuar, y su lobo interior le pedía tomar el control


Lo sentía como si estuviera arañando su interior.


Decidiendo hacerle caso a su lobo, por primera vez en mucho tiempo, tomó a Carlos por la cintura, aunque Carlos se resistió un poco, no demasiado.


Charles se sentó en la cama, haciendo que Carlos se acomodara sobre sus piernas. Quedando frente a frente, el mayor acomodó al omega para que este apoyara el rostro en su pecho, y él llevara los labios entre el cuello y el hombro del menor, en lugar donde, algún día, habría una marca de mordida.


Aún con el collar entre medio, el gesto logró calmar a Carlos, era un punto bastante sensible para los omegas, donde se conectaba más, de una forma física, a su lobo interior, Charles lo había aprendido con el libro de cómo tratar omegas que creía casi inútil.


A pesar de que tenía lo que quería, Carlos no quería disfrutarlo, no quería conformarse con la idea de que eso era sólo momentáneo, y que dentro de un rato, Charles volvería a ser el idiota que lo había lastimado horas antes, odiaba ese ir y venir, que un momento Charles fuera atento con él y después lo dejara.


-Lo siento, Carlos-dijo Charles, apenas despegando los labios de donde estaba-, como siempre, hago las cosas mal... Tengo mucho que aprender, la verdad, tu lobo no eligió al más indicado para cuidarte.


Carlos no dijo nada.


-Lo único que hice bien fue llevarme un cachorro asustado de un callejón mugriento.


El comentario logró sacar una sonrisa en Carlos, quien asintió un poco, dándole la razón.


-No te has bañado desde que llegaste ahora que lo pienso, deberías darte una ducha.


𝑫𝒆𝒍𝒕𝒂[𝑪𝒉𝒂𝒓𝒍𝒐𝒔] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora