𝑫𝒆𝒍𝒕𝒂[𝑪𝒉𝒂𝒓𝒍𝒐𝒔]

13- Solo Falta Que Tu Gustes De Mi

Carlos veía el cielo nublado por la ventana del dormitorio, las nubes, de un gris oscuro, anunciaban que pronto estallarían, eran nubes de nieve y una sonrisa se grabó en sus labios, él amaba la nieve.

Charles vio al omega sonreír junto a la ventana, y no pudo evitar hacerlo también, su corazón se encogió un poco al pensar que le quedaban pocos días para estar junto a Carlos.

Como si lo hubiera sentido, Carlos bajó la vista para mirar su pecho con el ceño fruncido, luego la volvió a alzar para encontrar a Charles, quién estaba bastante sorprendido por eso.

-¿Qué te pasa, Charles?

Charles no dijo nada unos segundos, hasta negar con la cabeza.

- Nada, nada…

Charles fue hacia su cama, sentándose en esta le dolían bastante los músculos y algo la cabeza, pensó que debía ser por toda la tensión de ese día. Entre las noticias, Carlos y su celo, se sentía bastante estresado.

Miró a Carlos de nuevo, y sintió los párpados pesados.

El sábado era (junto al domingo), los únicos días que no hacía nada más que trabajar su turno en el supermercado, casi siempre los usaba para descansar o hacer tarea de la universidad, pero ese sábado parecía más especial, ya que era el último que tendría a Carlos acompañándolo, y quería pasar el día junto a él y conocerlo un poco, ya que por más que sus lobos se quisieran y ya estuvieran a gusto entre ellos, ellos mismos, como personas, eran prácticamente desconocidos.

Un bostezo interrumpió sus pensamientos, miró la almohada sobre su cama, y se dijo a sí mismo que podía hacer sociales luego de dormir una siesta.

-Carlos-lo llamó, captando la atención del chico al instante-, voy a dormir un rato, despiértame si necesitas algo.

Carlos asintió, Charles se quitó algo de ropa para quedar sólo con bóxer y la remera, dándole la espalda a todo, mirando a la pared para que no le llegara tanta luz, intentó concentrarse en el olor de Carlos de las sábanas para tranquilizarse y dormir más rápido.

A punto de caer dormido, escuchó pasos, sintió las sábanas levantarse un momento y el peso sobre esta a sus espaldas, se volteó instantáneamente, recibiendo a Carlos, quién se acurrucó en su pecho.

Las manos de Charles rodearon la cintura de Carlos instantáneamente, y sin querer, pasaron por debajo de la remera del omega, acariciando su abdomen y espalda en círculos lentos y tranquilos, mientras el omega hundía el rostro en el pecho del rubio.

Charles puedo escuchar cómo la respiración de Carlos se hace un poco más rápida y errante, llegando a creer escuchar jadeos, cada vez un poco más fuertes, y acallados por el omega, mordiéndose el labio.

El mayor recordó el cómo la piel de los omegas de hacía mucho más sensible en su celo, más la zona de la panza ya que dejar que la toquen era una muestra de sumisión de los omegas, haciendo que un simple tacto como ese pudiera llegar a ser excitante, Charles detuvo sus manos enseguida al pensar en eso, con los ojos abiertos de más, sintiendo que había hecho algo malo, ya que no le había pedido permiso y no estaba pensando las cosas, las retiró de la piel del omega.

Fue cuando Carlos, alzó su rostro ruborizado y con una sonrisa hacia el de Charles, estaba tan cerca que el aire que expulsó al hablar golpeó sus labios.

-sigue, por favor- pidió, su voz era más suave y dulce, su lobo estaba fascinado con aquella voz.

“¿voz de omega?” pensó Charles, nunca había escuchado una, aunque sabía de algunos omegas que la tenían, eran muy pocos, Carlos era un omega muy especial.