33- Te Extrañé

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Charles no pudo evitar reír un poco ante esas palabras.

Colocó sus manos bajo las nalgas de Carlos, levantándolo para girar sus cuerpos, apoyando a Carlos de espaldas, despacio, lentamente, sin romper sus unidas miradas.

Se deshizo de las blusas de ambos, comenzó a dejar besos por el cuello del omega, escuchándolo jadear, descendió por su pecho hasta uno de sus pezones, para también besar y succionar mientras pellizcaba el otro, sintiendo al omega retorcerse un poco ante su tacto.

Bajó los pantalones y ropa interior de Carlos, aún con sus labios ocupados, separándose únicamente para hacer lo mismo con los propios.

Ya completamente desnudos, Charles volvió a besar a Carlos, primero dejando besos cortos, cariñosos, hasta hacerlos más húmedos, mientras recorría la piel de su omega con sus manos, descendiendo de la cintura del otro, llenando hacía su espalda y tocando su trasero permitiendo que Carlos hiciera lo mismo con él, tocando su pecho, su abdomen, para terminar rodeando su pecho mientras mantenía una mano en la nuca de su alfa, manteniendo el beso.

Sintió a Carlos sonreír bajo sus labios, ahogando una risa con sus besos cuando presionó una de sus nalgas de forma juguetona.

Alzó las caderas del omega, apretándolo contra si, sintiendo el placer de Carlos recorrer su abdomen por la fricción, y escuchando un leve gemido que lo hizo recordar lo hermosos que eran.

Carlos sintió cómo su lubricante natural comenzaba a gotear hacia su pierna, como si Charles sintiera cómo la entrada de su pareja estaba necesitada, su mano se movió hacia su entrada, preparando sus dedos.

Carlos alzó la cadera, dando paso, y una nueva fricción sus miembros, ocasionó un gemido bajo por parte de Charles que lo hizo sonreír, mordiendo sus labios.

Sintió el primer dedo entrar en si y un gemido escapó de su garganta.

Se sorprenderá un poco por estar tan sensato.

Charles continuó moviendo su dedo, sintiendo el placer del omega, hasta que su entrada estuvo dilatada lo suficiente para metro el segundo, escuchando a Carlos gemir más fuerte.

Aún con los dedos dentro del omega, penetrándolo, moviéndolos en su interior, Charles se inclinó hacía su omega, besándolo de forma húmeda.

Mordió un poco el labio inferior del chico, separándose, llenándose hasta el oído de Carlos

-Voltéate.

Carlos gimió, sintiendo el murmullo, la voz ronca de Charles en su oído recorriendo todo su cuerpo.

El alfa retiró sus dedos, dejando al omega girarse, alzando su entrada hacia él, con las piernas flexionadas y el pecho apoyado sobre las sabana.

Charles acomodó su mano en la cintura de Carlos, tomando su miembro con la otra, acomodándose su punta en la entrada del omega, sintiendo la necesidad de Carlos en entrar en él.

Así que vio venir cuento Carlos tiró su cuerpo hacia atrás, haciendo que la cabeza del falo de Charles entrará completamente en él, ocasionando un gemido en los dos.

Charles se inclinó hacia adelante, Carlos comenzó a gemir suave por el movimiento.

El alfa besó su cuello, cerca de la marca, haciendo sonreír al omega.

Comenzó a moverse más hacia su interior, en movimientos lentos, escuchándolo gemir cada vez más, con respiración errática y apresurada, acelerando el corazón de ambos.

Con la mitad de su miembro en el interior del omega, Charles terminó de meterlo todo de golpe, sintiendo el éxtasis bajar por su abdomen como una corriente eléctrica.

Carlos gimió más fuerte arqueando su espalda, haciendo que su trasero rozara la pelvis de su alfa, Charles jadeó ante esto.

Comenzó a mover sus caderas, haciendo que su miembro se moviera en el interior del otro también.

Ni si quisiera estaban cerca del clímax, pero sentía que sus pechos podrían explotar al llegar, sintiendo el placer, las ganas, del otro y propias.

Charles se retiró un poco del interior del otro, regresando a entrar rápidamente, repitiendo lo mismo varías veces, haciendo gemir alto a Carlos con cada embestida, y ocasionando jadeos mientras pedía más.

Golpeando en el interior del omega, tocando su punto, los gemidos aumentan el volumen, cada vez más agudos y erráticos.

Charles comenzó a embestir con fuerza, escuchando aquel sonido característico con cada penetración, confundido por los apresurados gemidos de su omega, saliendo de él completamente, golpeando su punto más dulce al volver a entrar.

Carlos apretaba con fuerza las sábanas con sus manos, temblando por el placer, su respiración se agitó aún más, mezclada con sus últimos gemidos, una ola de éxtasis lo recorrió por completo al acabar.

Charles sintió lo mismo, tirando su cabeza hacia atrás, sintiendo el orgasmo de Carlos, seguido del suyo.

Carlos gimió profundamente de nuevo, con su alfa acabando en su interior, llenándolo por completo.

Sintió el pecho de Charles sobre su espalda, al chico volvió a colocar los dientes sobre la marca del lazo, volviendo a abrirla, haciendo que Carlos jadeara, levemente, todavía no había recuperado el aire.

Respirando pesadamente, aún cargando con el placer de acabar de ambos, el nudo de Charles se fue, saliendo del omega.

Carlos se giró de nuevo, sólo para mirar a Charles y sonreír.

Su alfa se recostó a su lado, acarició sus mejillas, sonriendo.

No sabía si era por el agobio de emoción y sensaciones del otro, sumadas a las propias, pero ambos estaban bastante agotados.

El omega se acercó más a él, frotando su rostro en el cuello de Charles.

-Te extrañe-murmuró.

Charles asintiendo, totalmente de acuerdo.

-Yo también.

-Creo bautizamos las sábanas- dijo Carlos, bajito, mirando lo que habían hecho, Charles rio, divertido por esas palabras.

-Ese Lando no tendrá problemas para lavarlas, cachorro... O comprar otras. Somos nosotros que tenemos que irnos de aquí antes de que digamos algo al respecto.

Esta vez fue Carlos quién rio.

-Tomemos un baño y vamos-el omega se separó un poco, mirando a Charles unos centímetros alejado-. Juntos.

Al terminar, ya vestidos, ambos bajaron por las escaleras, tomando de las manos.

Charles vio el cabello rubio de su hermano, quien parecía dormir tranquilamente en el sillón de la sala, si bien seguía sentado, su cuerpo estaba ladeado.

Supuso que se había quedado dormido por esperarlos, y le pareció algo tierno y considerado.

-Max...-lo llamó, moviéndolo hasta que comenzó a parpadear varias veces, hasta despertarse, sentándose y mirándolo con rostro cansado.

Vio las manos unidas de ambos, luego subió hasta el cuello de Carlos, viendo un poco la mordida por el amplio cuello de su blusa, junto con marcas y chupetones.

Max suspiro, volvió la vista hacia su hermano.

-Quiero hablar contigo-dijo, con la voz cansada del sueño.

-¿Podríamos hablar en otro lado? Quiero irme de aquí...

Max volvió a suspirar, se inclinó para colocarse sus zapatos, para luego levantarse, tomando su saco y su abrigo, para protegerse del frío de la madrugada invernal.

En un momento, el frente de la mansión se había lleno de cámaras y paparazzi, para intentar obtener algo más de información acerca del Lando Norris ya no marcaría a Carlos Sainz, pero se habían rendido horas después, cuando nadie se asomó de la casa, dejando al frente despejado, para irse con tranquilidad.

Caminaron hasta el exterior de la casa, donde el auto de Max estaba estacionado, con la pareja sentándose atrás y el dueño del auto al volante.

-Lo voy a decir una sola vez-Max los miró a ambos con seriedad-. Ya hicieron mellizos en la mansión de Norris. No quiero que hagan trillizos en mi auto.

Ambos lo miraron con algo de confusión.

-¿Que carajo dice, Max?-habló Charles-. Ni salen mellizos o trillizos por la cantidad de veces que-

-¡Ya lo se!-lo cortó el pelinegro-. Pero ya entendieron a lo que me refiero.

Max se volteó arrancando el auto, saliendo del terreno de Norris y comenzando a andar por la calle.

Encendió la pantalla interna del auto, seleccionado GPS, pidió la dirección de hacía dónde querían ir, con lo que Carlos dijo la dirección de su casa.

Pasaron varios minutos en silencio, hasta que Max volvió a hablar.

-Me ofenderé mucho si no me pides ser padrino, Charles.

El otro tardó unos segundos.

-¿Qué?

-Serás padre y yo será el padrino, punto.

Se miraron un momento, preguntándose quién le había dicho, aunque ambos negaron.

-¿Quien te dijo?-preguntó Carlos.

Max se lo pensó un momento, no quería comprometer a Oscar diciendo lo de su espionaje obsesivo, y que posiblemente el chico los podría haber visto.

-Instintos de tío-respondió simplemente.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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