15 - Encantó

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Este capitulo contiene escenas sexuales explicitas, +18, no lo lean si no quieren.





Charles comenzó besando lo poco del cuello que el collar de Carlos dejaba ver, a penas unos centímetros debajo de su mandíbula, hasta perder un poco su nerviosismo, comenzando a succionar y lamer, acercó más el cuerpo de Carlos al suyo, el omega ajustó más el agarre de sus piernas, jadeando, permitiendo que el mayor recorriera más los muslos de Carlos con sus manos, yendo hacia la parte interna, subiendo por estas, rozando un poco la hombría del omega, para luego seguir subiendo, acariciando sus glúteos.

Charles dejó un brazo sosteniendo el cuerpo de Carlos, mientras el otro subía por debajo de la remera del omega, volteándose mientras lo llevaba hacia la cama.

Dejó al omega sobre esta con cuidado separándose de él para quitarle la remera (su remera), para seguir con los besos por sus clavículas, dejando marcas hasta llegar a uno de los pezones de Carlos, que también beso, lamió y succionó para placer del omega.

Al continuar con el otro, Charles alzó la vista un poco para ver el rostro de Carlos, totalmente ruborizado, con los ojos cerrados y los labios entre abiertos, con el pelo revuelto y una expresión algo desesperada, necesitada, su lobo interior estaba contento y sentía al lobo del otro de la misma manera.

Con sus manos, Charles delineó el cuerpo de Carlos, enganchando sus dedos bajo el elástico de los pantalones y ropa interior, tirando hacia abajo, deshaciéndose de ambas prendas, dejando a Carlos desnudo sobre las sábanas.

Su lobo pedía reclamarlo, aunque la parte humana de Charles decía que era muy pronto, pero concordaba con sus sentimientos, en ese momento sintió que Carlos era suyo, que le pertenecía, que era su omega.

Al ver que Charles se había detenido, Carlos abrió los ojos para mirarlo, haciendo contacto visual con el mayor automáticamente, sonrió al ver el brillo con el que el otro lo miraba.

-No es justo que yo no pueda verte de esa misma manera- dijo, irguiéndose para quitarle la ropa a Charles, aprovechando para tocar todo el abdomen, apenas marcado, para luego seguir por su pecho, hasta pasar la prenda sobre su cabeza.

Se acercó a Charles, oliendo su cuello, inhalando su aroma a café y pino, más fuerte que antes, lo embriagaba, frotó su rostro contra el mismo, dejando algunos besos rápidos, mientras bajaba su ropa interior.

Al quedar ambos desnudos, Carlos pasó sus manos por los hombros de Charles, subiendo por su cuello hasta tomar sus mejillas, sintió la temperatura de estas y sonrió, mirando directamente a los ojos de Charles.

Sin dejar de mirarlo, Carlos subió sus caderas, rozando su miembro con el de Charles, intentando ahogar sus gemidos para escuchar los bajos, casi vergonzosos, de Charles.

-Entra – pidió, necesitado.

Charles pareció quedarse en blanco, Carlos comprendió y soltó una risita.

-Nunca lo has hecho con un hombre- afirmó, y el otro asintió con algo de vergüenza.

Carlos pudo ver lo tierno que era el mayor, normalmente lo veía como un malhumorado, pero tenía su encanto.

Separó una mano de la mejilla de Charles para apoyarse sobre una de las que el otro tenía sobre sus caderas, guiándola hacia su espalda, bajando por sus glúteos hasta llegar junto a su entrada que estaba goteando de su lubricante natural. Separando dos dedos de la mano de Charles, y acercándolos más a su interior.

-Entra- pidió de nuevo.

Introdujo dos dedos en Carlos con lentitud, la entrada se estrechó alrededor de estos, Charles comenzó a retirarlos y volver a meterlos, varias veces, recibiendo gemidos bajos por parte del omega, el movimiento fue cada vez más rápido.

-Hum… Si- habló Carlos, son una sonrisa, asintiendo-, m-mas fuerte…

Al sentir la entrada del omega ya acostumbrada, Charles agregó otro dedo para continuar, sintiéndose más seguro, y excitado por lo necesitado que estaba Carlos, y con ganas de hacerlo sufrir un poco más, metió sus dedos más profunda y rápido dentro de él.

Un gemido raspó la garganta de Carlos, sin poder retenerlo escapó por sus labios, más agudo que los anteriores, Charles no pudo evitar sonreír ante su logro, comenzó a hacerlo de forma lenta, disfrutando de la desesperación del menor, que pedía más.

-C~Charles~~

Sintió su miembro endurecerse más ante el omega pidiendo por él, al punto de ser casi doloroso.

Vio a Carlos llevar una mano hacia su miembro, pero Charles la apartó, deteniendo el movimiento de sus dedos, ocasionando que el chico abriera un poco sus ojos para mirarlo.

-Querías que te ayudara, Carlos- dijo, con voz grave y ronca, más de lo normal, intentando retener su voz de alfa, no quería usarla con Carlos, y menos en ese momento, lo que hizo que el omega sintiera un escalofrío. - No puedes tocarte, sólo yo puedo tocarte.

Un gemido desesperado salió de los labios de Carlos, pero este se mordió con fuerza el labio inferior para intentar retenerlo, aunque fue en vano, Charles sonrió.

Comenzó a mover los tres dedos que todavía tenía en su interior, mientras con la otra mano delineó los muslos de Carlos, acariciando la parte interna de sus piernas primero, llegando casi hasta la erección del omega, ocasionando unos gemidos más agudos y desesperados, que eran tapados cada tanto por la acción de Carlos al morderse los labios.

Sin poder aguantar mucho más, y en un movimiento rápido, quitando los dedos del interior del otro, tomó piernas de Carlos para levantarlas de la cama, separándolas un poco más, posicionó su miembro en la su puerta para entrar de una sola embestida en el omega, escuchando esos sonidos que salían de los carnosos labios del menor.

-D-di-ios…- el omega no podía hablar correctamente, arqueando su espalda de éxtasis.

-C-Carlos…- Charles sintió cómo la entrada de Carlos rodear su hombría, sin poder evitar liberar unos gemidos ante esa sensación, más grave y bajo que los del otro.

Los gemidos de Carlos eran música para sus oídos, más que eso, sentía que podía ser droga y que él se volvería adicto sin poder evitarlo.

Comenzó a mover su cadera en círculos, hasta que la entrada de omega se ajustó al miembro de Charles en su interior y este pudo comenzar a jugar un poco más, retirándose del interior del chico para volver a entrar, al principio de forma lenta, sin salir nunca del todo del interior del otro.

Progresivamente, y sonriendo ante las súplicas del omega, fue aumentando el ritmo de sus embestidas, acompañado de los gemidos, cada vez más rápidos y agudos del otro.

Carlos rodeó con sus piernas la cintura de Charles, dejando más paso a la penetración, que estaba golpeando su punto, ocasionando impulsos de placer que llenaban todo su cuerpo.

Carlos de aferraba a las sábanas en un intento inútil para sostenerse del algo, sintiendo cómo si una corriente eléctrica comenzará a recorrer su columna y abdomen, sensación que crecía con cada embestida, ya rápida, errática, acompañada del sonido de Charles golpear sus nalgas, aunque lo que más se escuchaba en ese lugar eran sus gemidos, aún podía notar los de su alfa.

-C-Charles-gimió su nombre al llegar al orgasmo, corriéndose sobre su abdomen.

La entrada de Carlos se reprimió en el mismo momento, aunque para Charles sólo fue necesario que el omega gimiera su nombre de esa forma para venirse, llenando el interior del chico.

Al sentirlo, caliente, completo, Carlos sonrió, recostándose sobre la cama, reconfortante, no se dio cuenta sino hasta un momento después, el nudo del miembro de Charles había aparecido, quedando unido a Carlos, eso hizo sonreír al más rubio, sintiéndose un poco más como el alfa de antes.

Hincándose sobre el cuerpo de Carlos, Charles acercó su rostro al del omega, quien al sentirlo moverse había abierto ligeramente sus ojos, esos ojos oscuros que tanto fascinaban al otro, aún con la respiración agitada.

Charles sonrió de lado, y no pudo evitar llevar sus ojos a los labios de Carlos, hinchados, enrojecidos y algo lastimados de tanto que el omega los había mordido, despacio, con cariño, Charles pasó el pulgar sobre los labios del omega, limpiando la saliva de ellos.

Carlos vio a Charles acercarse a su rostro, la simple idea de que iba a besarlo hizo que cerrara los ojos, listo para recibirlo, acelerando su corazón un poco más y formando una sonrisa, pero sintió los labios del otro sobre su mejilla, presionando sobre esta mientras una mano acariciaba ligeramente su otro moflete.

-Eres… Hermoso, Carlos- dijo, con voz ronca-, en muchos aspectos- la mano de Charles recorrió el costado del omega, para detenerse en su cintura.

Carlos no supo que decir, no sabía si podía estar más sonrojado, por sintió el calor de sus mejillas aumentar.

Charles estaba equivocado si pensaba que hacerlo con un hombre era lo mismo que hacerlo con una mujer, él estaba totalmente equivocado, hacerlo con cualquier otra persona no se comparaba con el poder hacerlo con Carlos Sainz.

Carlos era un encanto.


𝑫𝒆𝒍𝒕𝒂[𝑪𝒉𝒂𝒓𝒍𝒐𝒔] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora