X: Visita al Veterinario

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Sigo a Steve hacia la puerta principal de la mansión, la curiosidad y el nerviosismo retumban en cada paso que doy sobre el elegante suelo de mármol. -¿Firmo el contrato antes de que nos vayamos, o cómo?-, pregunto, tratando de ocultar la inquietud en mi voz.

-Sí, vamos a formalizarlo ahora. Es lo único que falta,- responde Steve mientras alcanzamos la entrada.

Espero pacientemente a que abra la puerta y entramos juntos. Nos sentamos en el living, donde saca el contrato con una sonrisa expectante. Él firma primero y luego me pasa la pluma. Este momento se siente trascendental, y me tomo mi tiempo para leer una última vez cada cláusula antes de dejar mi firma al final del documento.

En ese instante, una oleada de emoción pura atraviesa el rostro de Steve. Es un punto de no retorno; mi vida ha cambiado para siempre con esa firma, y oficialmente he adoptado mi nuevo rol como su mascota.

Steve me mira a los ojos, su sonrisa es cálida y genuina. -Bien hecho, Canela. Ahora, solo una cosa más: ¿estás de acuerdo con que te coloque un microchip cuando lleguemos al veterinario?-

Asiento con determinación, aceptando por completo el camino que he elegido.

-Perfecto. Desde este momento, eres completamente mi mascota. El veterinario, aunque muy profesional y respetuoso, se asegurará de tratarte adecuadamente. ¿Estás lista para lo que se viene?-, pregunta, su tono serio pero lleno de cariño.

-¿Qué exactamente debo esperar?-, pregunto, aún con un ligero temblor en la voz.

-Tu primer examen. Te examinará y te implantará un microchip. Desde ese momento, serás totalmente mía. Tu vida cambiará para siempre y serás la mascota de tu amo,- explica con una suavidad que me calma.

Sonrío y asiento, sintiendo una mezcla de miedo y excitación. -Es difícil de creer que haya tomado esta decisión, pero aquí vamos.-

Steve me toca la cara casi amorosamente y habla con una calma reconfortante. -Estoy muy orgulloso de ti, y es completamente natural sentir algo de miedo o curiosidad sobre lo que va a suceder. Recuerda, desde ahora eres mi mascota, y yo me encargaré de cuidarte, protegerte y amarte por sobre todas las cosas.-

Con una resolución renovada, comienzo a despojarme de mi ropa, dejándola caer al suelo sin delicadeza alguna. -Ya se sentía extraño después de todo el día...-

Steve me observa con una mezcla de admiración y alegría. -Exactamente, tu vida como humano termina aquí. A partir de ahora, serás una perra en todos los sentidos, y yo seré tu amo, tu maestro y tu dueño.-

Me coloco en cuatro patas, asumiendo completamente lo que para mi ya se ha convertido en mi posición natural. -¿Nos vamos?-

Steve, derritiéndose ante mi sumisión, sonríe ampliamente y me toma de la mano para levantarme. -Por supuesto, Canela. ¿Lista?

-Bueno... ¡lista! ¡Vamos cuando quieras!

Riendo por mi buen humor y claramente emocionado por el momento, Steve exclama, -¡Por supuesto! ¡Vamos, perrita! ¡Nos vamos a conocer al veterinario!

Nos dirigimos al auto, y durante el trayecto, sostengo la correa mientras Steve me guía. Una vez en el auto, me sube a la puerta trasera y nos acomodamos, él en el volante y yo en la parte trasera, listos para comenzar la primera parte de mi nueva vida como mascota.

Me levanto con incertidumbre y camino hacia el coche, preguntando a Steve con cierta ansiedad: -¿Tomo asiento normal? ¿En plan humano?- mientras entro en el vehículo, tratando de mantener un toque de humor en mi voz.

Mi vida como una mascotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora