Capítulo 6

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Cuándo por fin salí de la universidad me dirigí hacia el cuadrilat.

Estaba más que furioso. Y tenía que desahogarme con algo y que mejor que golpear fuertemente el saco o a una persona que quisiera practicar conmigo. Claro, si es que tiene las suficientes pelotas como para hacerlo.

Abrí de golpe las puertas haciendo que todos me mirasen algo extrañados por mi actitud.
No me importa. Que se metan en sus putos asuntos. Me quité la playera y la lancé al suelo a la vez que me ponía unos guantes de boxeo. Miré fijamente el saco y comencé a golpearlo. Mi mente estaba ida y solo podía pensar en Anabelle.

Sólo podía pensar en su cara triste y sus hermosos ojos azules apagándose por mi rechazo. Gruñí exasperado y seguí golpeando el saco rápidamente mientras sentía una ligera capa de sudor por todo mi cuerpo.

¿Cómo es que sigue viva?

Ella no puede seguir viviendo. Todo es producto de mi imaginación. Tiene que serlo.
La única chica de la cuál estuve enamorado terminó rompiéndome el corazón. Y se marchó con él cuándo ocurrió el incendio.

Fue demasiado para mi, tener que soportar perder a las tres personas que quería.
No pude y simplemente intenté olvidar. Pero me di cuenta de que mi pasado siempre me atormentará, no importa a donde vaya siempre estará ahí. No puedes enterrarlo sólo así... No es tan fácil.

Detuve mis golpes y recargué mi frente en el saco, sintiendo el cuero frío. Suspiré pesadamente y cerré mis ojos. Esto tiene que ser una broma.

¿Por qué? ¿Por qué siempre la vida termina por joderme más de lo que ya estoy? Inhalé profundo a la vez que abría mis ojos, mientras intentaba regularizar mi respiración.

Sentí el tacto de alguien sobre mi piel haciendo que me tense. Giré mi cabeza para encontrarme con la mirada de Rossel.

¿Me siguió?

-Qué rayos haces aquí.-Escupí con frialdad.

-Te seguí...-Dijo tímidamente.

-De eso estoy más que consciente. Te estoy preguntando la razón por la que estás aquí.

Ella me miró con los ojos muy abiertos y pude notar el arrepentimiento en su mirada.

-...Yo tenía que hacerlo. Simplemente tuve el impulso y sentí que tenía que hacerlo.

La miré a la vez que me alejaba y me sentaba con pesadez en la banca lanzando los guantes a mi costado. Ella dudó unos segundos y finalmente se sentó a mi lado.

-Me odias -Señalé. -No tenías que seguirme. -Bufé -Como si eso llegase a lograr que nos llevemos bien.-dije fríamente. Aun así me sentí intrigado. Había algo más pero no sabría decir bien qué.

Ella apartó la mirada hacia el par de chicos que se encontraban en el ring.
Rossel los miraba atentamente. Cómo si fuesen lo más interesante del mundo.
Mi paciencia se agota y ella sólo miraba a los chicos. Al no obtener respuesta, me dispuse a ponerme de pie y estaba más que decidido a irme pero su mano rápidamente alcanzó la mía.

Miré nuestras manos entrelazadas y entonces, sentí algo... una especie de electricidad. E inmediatamente me solté de su agarre.

Cuándo decidí ver su rostro me encontré con su mirada grisácea. Sus ojos eran intensos y cautivadores, debía aceptarlo... me atraía. Pero no estaba del todo seguro si debía confiar en alguien más joder. Todo esto es una mierda.

Rossel tomó nuevamente mi mano invitándome a sentarme junto a ella. Pero al ver que me incomodó aquello, se sonrojó levemente y me soltó rápidamente.
Después de unos segundos alzó la mirada para verme con decisión.

EL BØXEADØR ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora