Capítulo 21

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Mis músculos se contrajeron y mi cuerpo se puso rígido. "Los Lattier..." Detestaba ese apellido, gracias a las mentiras que me hicieron creer.

Lamí mis labios a la vez que sonreía con frialdad, mientras la miraba con dureza. -¿Y qué hace por aquí oficial?, ¿no tiene alguna otra cosa que investigar?

-En realidad sí, investigaré un secuestro... -Habló con firmeza. -Quizás ya lo haya leído en los periódicos señor Harrison.

-No. En realidad no. Tengo otras cosas en que pensar que preocuparme por personas que desconozco. -Hablé con frialdad.

-Ya veo. -Murmuró con duda mientras me observaba con el ceño fruncido -¿Y que pasó con su ropa señor Harrison?

Reí secamente. -Nada que importe en realidad.

-¿Se la han robado? -Cuestionó.

-Algo así, sólo una chica loca.

La oficial Osborn me observó con duda, y yo aparté la mirada. -¿Ex novia?

-No. Pero ya le dije. No tiene importancia. -Dije cortante para después observarla. -Ahora... si me disculpa oficial, tengo que regresar a mi casa.

Comencé a caminar hasta que escuché su voz a lo lejos. Me giré levemente sólo para observar que ella caminaba en mi dirección. -¿Quiere que lo lleve? -Preguntó con amabilidad.

-Prefiero no. Gracias.

-Me dirigía a mi trabajo, pero si gusta puedo llevarlo, de todos modos, es temprano... es sólo que me gusta ser puntual a donde sea que vaya. No habrá problema.

Asentí entendiendo y ambos comenzamos a caminar hacia un auto color azul, un mazda. La oficial Osborn abrió la puerta del piloto mientras se adentraba en el vehículo al igual que yo.

Al encender el auto todo fue silencio, la oficial conducía tranquilamente, y yo miraba hacia el frente. Había algo en mi interior me decía que debía comentarle a la oficial Osborn de que Anabelle estaba viva.
Después de todo... Ella había investigado la muerte de los Lattier, y eso incluye a Anabelle.

-Me preguntaba que hacía usted por las calles de Macy's, esta muy lejos de casa señor Harrison.

-Debo suponer que sí, ya que no conocía nada en absoluto.

-¿Y qué hacía por estos rumbos? Estamos al otro lado de la ciudad.

-No estoy seguro. -Contesté secamente,a pesar de saber la razón.

No quería hablar.

La oficial no volvió a preguntar nada y conducimos en completo silencio, despues de algunas horas finalmente llegamos a la mansión. Agradecí y me bajé del auto. A punto de abrir la puerta la oficial gritó mi nombre a la vez que se bajaba del vehículo para darme el periódico.

-Por si le interesa.

-Gracias. Por traerme.

-No agradezca, es lo menos que puedo hacer... -Dijo con una ligera sonrisa. Me quedé serio al escuchar eso. Había hablado indirectamente, referente a la muerte de mis padres. Nunca pudo resolver el caso y eso lo sé perfectamente. -Ha crecido bastante, ya no es un niño de 15 años, se parece... mucho a su madre. -Habló con voz apacible y yo la mire con frialdad. Me sentía incómodo y molesto.

-Prefiero que no mencione a mis padres. -Hablé entre dientes observándola con una expresión en blanco.

-Me disculpo. Sé que debe ser difícil todo esto. Pero ya verá como todo se resuelve. Las cosas... salen tarde o temprano a la luz.

La miré extrañado hasta que ella se giró sobre sus talones para dirigirse a su coche. -Cuídese señor Harrison. -Dijo tranquilamente antes de subirse a su vehículo y arrancar hacia la salida.

Al desaparecer el auto de la oficial Orborn de mi vista abrí la puerta, notando que ya se encontraba abierta. Fruncí mis labios con desaprobación. Sé que a Adam le gusta salir de vez en cuando al bosque, pero aún así, pienso que no debería dejar la puerta sin pistilo, y que vaya solo.
Cuando no estoy es cuando sale.

Me adentré a la mansión mientras caminaba con cansancio, miré por el gran ventanal que se encontraba en la cocina. Aparté la mirada posándola en las escaleras. Adam se encontraba sentado en medio de ellas. Traía un libro en las manos y me observaba con tranquilidad.

-Esperaba todo, menos verte a ti llegando tres días después de haber desaparecido... -Dijo con voz apacible para después observarme con el ceño fruncido. -Y en toalla.

Reí con sequedad a la vez que comenzaba a subir las escaleras.

-¿Tuviste una estadía agradable donde quiera que hubieses estado? -Cuestionó a la vez que cerraba su libro de golpe.

No respondí, estaba cansado y sé que a pesar de qué le contase toda la verdad él no lo entendería. No entendería como me siento en realidad, es muy pequeño como para tener que lidiar con mis problemas. Y no tiene por qué.
Pensar eso me ponía colérico. Estoy decepcionado de mi mismo.

-La puerta no tiene seguro Adam, procura cerrar siempre antes de salir de la mansión.

-Dejé la puerta abierta para ti, por si te dignabas a aparecer -Murmuró entre dientes con fastidio. -La policía te ha estado buscando y tu llegas con toda la tranquilidad del mundo, tienes que dejar de ser un idiota.

Lo miré con el ceño fruncido a la vez que detenía mis pasos de golpe. -Ese vocabulario Adam, no tienes edad para hablar así. -Lo reprendí a la vez que le apuntaba con el dedo mirándolo recriminatorimente.

-Eres un egoísta, hay quienes se preocupan por ti y eso a ti te da igual.

-Adam... -Advertí.

-Rossel te buscó infinidad de veces. -Respondió con frialdad a la vez que se ponía de pie. -Te buscó en el lugar donde entrenas, luego en el bosque, y en donde se hacen las carreras de Matt, pero no dabas indicios de aparecer, ella se preocupa por ti, incluso no durmió por estarte buscando.

»Es a ella a quien realmente le importas, y tú no pareces valorar eso, cualquier otro chico sería digno de ella, cualquier otro hombre podría tenerla, pero al parecer ella te eligió a ti. ¡Y yo sé que a ti también te gusta, lo supe desde que la trajiste!

Mis músculos se contrajeron a la vez que me ponía rígido sobre mi lugar. Entreabrí mis labios mientras lo observaba con una expresión de frialdad.

Sé que no merezco a Rossel, sé que merece algo mejor... yo no soy para ella, no soy lo que busca... y mucho menos soy lo que necesita...

-Adam, eso no te incumbe, realmente no es tu problema. -Dije entre dientes.

Vi como Adam cerraba con fuerza sus puños a la vez que me fulminaba con la mirada. -¡Es mi problema! ¡Porque tiene que ver con mi hermano! -Gritó para después comenzar a subir el resto de las escaleras.

Me quedé quieto hasta que escuché el azotar de una puerta. Miré absorto los escalones que se encontraban frente a mi, el libro de Adam estaba sobre ellos. Tomé el objeto entre mis manos a la vez que observaba la portada. "Los Miserables" una novela del político, poeta y escritor francés Victor Hugo. Sonreí débilmente al recordar yo lo leía siempre con mi padre. Es uno de mis favoritos sin duda.

-¿Jordan? -Dijo una voz a mis espaldas. Me quedé inmóvil a la vez que apretaba inconsientemente con fuerza el libro que yacía en mis manos. Giré con lentitud hasta finalmente poder ver a Rossel, y al hacerlo sentí como mi corazón comenzó a latir rápidamente.












EL BØXEADØR ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora