Capítulo 26

6.2K 282 42
                                    

JORDAN

Miraba fijamente el pizarrón, la clase de Italiano me estaba aburriendo, no era nada que no supiese ya. Suspiré cansado y entonces me puse de pie, llamando la atención de todos. El profesor Boselli detuvó su explicación para mirarme.

-¿Si, joven Harrison?

-Con su permiso, me retiro, no me siento bien. -Respondí con voz gélida.

-No me diga... le duele la cabeza, o no, déjeme adivinar.... seguramente le duele el estomago. -Habló con sarcasmo. -Salga ya, si no quiere estar en mi clase. Pero no me diga que se siente enfermo porque sé que no es así.

Al salir por completo del salón me detuve. Me giré hacia el profesor, y éste me miró con una ceja alzada.

-Para su información, tengo leucemia. Antes de hablar, piense en sus palabras. -Hablé con seriedad antes de cerrar la puerta y dejarlo con la palabra en la boca.

Comencé a caminar hacia la cafetería. No tenía hambre, pero por el momento se encontraba solo aquél lugar. Me senté en una de las muchas mesas y saqué mi celular. Revisé las notificaciones antes de que la cafetería se comenzara a llenar. Mientras checaba facebook titubee entre buscar a Rossel. Hasta que finalmente lo hice.

Su foto de perfil apareció en mi pantalla al seleccionar su nombre. Su rostro se encontraba sonriente, su cabello castaño se encontraba de lado dejando ver su cuello al igual que su piel almendrada. Vestía de gris y se veía atractiva.

Suspiré al mismo tiempo que pasaba una mano por mi cabello. Me le quedé viendo un buen rato. Observando cada detalle de su rostro.

Fruncí mi ceño. No debo pensar en ella, ni buscarla.

«Pero lo haces.» Me recriminé a mi mismo.

Una voz me sacó de mis pensamientos e inmediatamente bajé mi celular.

-Tenía mucho que no te veía, se nota que te gusta tu soledad. -Dijo con sarcasmo al mismo tiempo que se sentaba.

Lo miré unos segundos con recelo hasta que me recargué sobre la silla. -No me molesta estar solo. -Respondí.

-Estas mal, nadie en esta vida quiere estar solo. -Se mofó de mi, mientras ponía los ojos en blanco.

-Yo no dije que quería, dije que no me molestaba.

Matt me observó con diversión y levantó sus manos en señal de que me entendía.

-¿Dónde has estado? Claro, si se puede saber.

-Solamente he estado ocupado.

Matt no parecía creerme pero no insistió. Las chicas y los chicos comenzaron a llegar a la cafetería y maldición, de sólo verlos y verlas me quería ir. Algunas miraban en dirección a nuestra mesa y trataban de llamar la atención inútilmente. Hasta que unas tres se nos acercaron.

-Escuchamos lo de tu enfermedad... -Murmuró la primera con "pesar". Matt alzó una ceja mientras miraba en mi dirección. -Lo sentimos mucho, y de verdad esperamos que te mejores.

-Gracias. -Respondí serio, mirándolas sólo un segundo para después apartar la mirada.

-Eh... n-no sé si quieran... pero este viernes tenemos una fiesta en mi casa... -Dijo con nerviosismo la segunda chica, mientras nos miraba a ambos. -Por si se animan, será en la calle Seventh Street #455 empieza a las diez...

Matt se me quedó mirando y al ver que no iba a responder se giró hacia las chicas.

-Lo tendremos en cuenta. -Dijo con voz neutra.

Las chicas se sonrojaron y se fueron. No sin antes decir de nuevo, que me mejorase.

-¿Así que tienes una enfermedad?

-No... Pero de todos modos no es mi culpa que ellas se crean todo lo que escuchan.- Hablé con sarcasmo.

-Y de qué les dijiste que estabas "enfermo".

-Leucemia. Y no fue a ellas sino a mi profesor de Italiano. Sé que no debí decirle eso ya que obviamente no tengo leucemia, pero él tampoco debe tomar las enfermedades a la ligera, no sabes por lo que puede estar pasando una persona.- Dije con voz gélida antes de sacar mi celular ya que me habían llegado más notificaciones.

-Si tú dices. -Se encogió de hombros al mismo tiempo que sacaba su celular.
-Entonces... iremos a esa fiesta? -Dijo viendo la pantalla de su móvil con el ceño fruncido.

Levanté la mirada -No sé. ¿Tú quieres ir?

Nos habían enviado la dirección a nuestros correos. ¿Pero para qué ir a una fiesta? Si termina siendo lo mismo. Alcohol. Música. Baile. Mujeres. Sexo. Drogas. La policía. Ebrios. Drogados. Realmente se me hace una vida tan vacía. Muchos se emocionan, y puede que sea un poco divertido, pero finalmente no te llena.

Matt lo pensó un momento, para después apartar la mirada. -Me da igual. -Dijo distraído.

Miré hacía donde estaba mirando Matt y me puse tenso al ver que era Sonia quien había captado su atención. Estaba de pie saludando a un grupo de amigos de medicina (si no me equivoco). Entonces veo que un chico alto de cabello castaño colocó su brazo sobre los hombros de ella, al parecer se conocían de hace mucho, por la familiaridad en que se miraban, o por la confianza en que se hablaban. Ella estaba sonriendo...

Fruncí levemente mi ceño y me giré hacia Matt al ver que el chico que estaba con Rossel, miró en nuestra dirección.

-¿Todo bien? -Preguntó Matt después de un rato. -Has estado muy pensativo.

-Mhm. Si. Estoy bien, en serio. -Hablé por lo bajo mientras tallaba mi rostro con cansancio.

Noté que Matt comenzaba a molestarse. Pero fingí que no me dí cuenta. Si, si, tal vez me estoy comportando distante, pero no creo que sea conveniente decirle que Rossel, Sonia y yo, ya no nos hablamos, o que... Anabelle se ha estado comportando como una psicópata.

-Maldita sea Jordan. -Dijo Matt con enojo. -¿Crees que soy idiota?¿En serio piensas que no veo como te pierdes en tus pensamientos? Me caga que se hagan del rogar las personas.

Me le quedé viendo con una expresión en blanco.

-En primera... No me hablo más con Rossel... -Crucé mis brazos sobre mi torso y aparté la mirada de su rostro ligeramente sorprendido.

-¿En primera dices? -Elevó ambas cejas con ironía -¿Pues qué más ha pasado? que no me has contado ni una mierda.

-Me han ocurrido cosas muy jodidas, realmente no pienso que valga la pena hablar de ellas, debo empezar a dejar las cosas. Los hechos, en el pasado.

-Bueno, haz lo que quieras, es tu decisión a final de cuentas, pero primero dímelo todo. Soy tu mejor amigo, y si puedo hacer algo para ayudarte, lo haré. -Dijo con el ceño fruncido.

Comencé a tener unas ganas inmensas de fumar. Hablaré con él. Sé que quiere que sea más abierto a la hora de expresarme, ya que él siempre me ha contado todo. Me tiene confianza y parece que le disgusta que yo no se la tenga. Y supongo que eso es algo que debo cambiar. Después de todo, tiene razón. Somos mejores amigos.

-Vamos a fumar, y en el transcurso te cuento. -Afirmé. Y eso bastó para que ambos nos pusiéramos de pie. Comenzamos a caminar hacia la salida de la cafetería, y por más difícil que fuese, evité mirar hacia la mesa donde se encontraba Rossel. Inconscientemente cerré mis puños.

¿Realmente fue correcto... que ambos saliéramos de nuestras vidas?

«Ella merece... A alguien mejor. Y no eres tú.» Dijo esa voz en mi interior.

Y mi ánimo cayó al saber, que eso, lamentablemente era cierto. Sonia es de esas personas que deberían sonreír más seguido... Y yo no creo causarle muchas sonrisas o siquiera buenos momentos.

















EL BØXEADØR ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora