Capítulo 17

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Miraba fijamente mis botas, me encontraba en una banca del parque, estaba amaneciendo y las personas ya comenzaban a llegar, paseando a sus perros o haciendo ejercicio.

Por más que intentaba no podía sacar a Rossel de mis pensamientos, ¿cómo olvidas a alguien? si supiera la respuesta todo sería tan fácil para mi, podría olvidar a Sonia y Anabelle... la muerte de mis padre.

Tallé con frustración mi rostro
La vida es tan inoportuna a veces, hay momentos buenos tanto como malos. Si nadie tuviese corazón sería más fácil. Las relaciones serían tan simples.

Pero. A pesar de que no podemos olvidar a aquella persona que entró en nuestra vida debemos aprender de la experiencia, recordar:
"Quien nos hizo daño. Quien estuvo contigo en los momentos difíciles. Quién no se quedó contigo cuando más lo necesitabas. Y finalmente quien nos dio aquellos momentos."

Sonreí melancólicamente al darme cuenta de que mis padres nunca estuvieron conmigo en los momentos más difíciles de mi vida, ellos tanto Rossel como Anabelle me hicieron daño, mis padres no se quedaron conmigo cuando más los necesitaba. Cerré mis ojos y levanté levemente mi cabeza en dirección al cielo. Tratando de sentir la cálidez del sol en mi frío cuerpo.

-¿Jordan?

Mi cuerpo se estremeció al escuchar esa voz. Abrí los ojos para ver aquella mirada azulada.

-¿Qué haces aquí? -Le pregunté secamente esquivando su mirada.

Anabelle sonrió con obviedad pero al darse cuenta de que no me divertía en lo absoluto, borró la sonrisa de su rostro. Carraspeó un poco y señaló la banca en la que me encontraba sentado. Miré el espacio vacío a mi lado y gruñí en respuesta. No deseo que me haga compañía.

-Um, ¿puedo sentarme... por favor? -Preguntó tímidamente.

No dí respuesta pero tampoco negué el que se sentara. Ella al ver que no decía nada se acercó cautelosamente para después sentarse a mi lado. No la miraba, porque sabía que si lo hacía me encontraría con muchos recuerdos que no me interesa recapitular por nada en el mundo.

-¿Cómo has estado?

Ando de puta madre. Claro.

-¿Te importa? -Le pregunté duramente para después fulminarla con la mirada.

Anabelle agachó la cabeza nerviosa. Y yo aparté mi mirada de ella para posarla nuevamente en mis botas. Cualquier cosa era mas interesante que ésta conversación. Que éste momento.

No volvió a hablar y yo tampoco, éste era un maldito silencio incómodo, no soportaba estar cerca de ella. La odio en realidad, ¿pero una pequeña parte de mi piensa lo contrario? No. Ahora estoy seguro de eso.

No puedes querer o amar algo que te hizo mucho daño a tal punto de que te culpes, sería estúpido de mi parte si yo hiciera eso. Me puse a pensar en todas las chicas que han tenido un novio que las trata como mierda, un chico que no las valora y se aprovecha de ellas, y que nada más cuando le conviene hace hasta lo imposible para no perder su colchón, que en el caso, sería la chica. Es tan masoquista estar en una relación como esa. ¿Por qué buscan las chicas un tipo de hombre así? ¿Por qué no eligen al chico amoroso, caballeroso y responsable? Respuesta.

Buscan un hombre que las trate mal por que tal vez ese es el tipo de afecto que creen merecer, suelen irse por el chico malo y no por el bueno. Buscan el chico malo para tener aventuras, darle ésa emoción a su vida, experiencias, si el chico es guapo buscan pasión en su relación, una pasión que dudan que el chico lindo les dará en su vida, ¿quieren ser tratadas así? o simplemente piensan soportar mucho por él por que quizás les gusta que sea un hombre difícil. Si les das lo que quieren se aburren, pero si la mujer sigue con un hombre que le hace daño porque lo ama esta más que equivocada.

Ella debe buscar lo mejor para su vida, buscar a ese alguien que la trate como merece, todas las mujeres sin excepción de como sean, merecen ser tratadas como debe ser. Con respeto y valoración, las mujeres son la creación más increíble de ésta tierra. Sé que no he sido prácticamente un amor con las chicas de mi universidad o cualquier otro lugar, pero creo que es mi forma de ser con ellas por que la mayoría de las mujeres, son unas ofrecidas. Ellas deberían darse a respetar y no lo hacen. Me disgusta que se me encimen. ¿No es claro que no estoy interesado? ¿Que no quiero que invadan mi espacio personal? Creen que por ser 'guapas' tienen el derecho de hablarte con chulería.

Me puse de pie y saqué un cigarrillo de mi cajetilla, sentía la mirada de Anabelle en todo momento.

Coloqué el cigarro en mis labios y acerqué el encendedor. Bastó con una vez para que le empezara a salir humo. Le di una calada y lentamente liberé el humo que estaba conteniendo, giré mi mirada hacia Anabelle que me veía anonadada. Fruncí el ceño y aparté molesto mi visión de ella.

-No sabía que fumabas... -Dijo tímidamente y levemente avergonzada.

-Pero claro que no sabías. -Puse los ojos en blanco aun sin mirarla.

-Jordan... me gustaría hablar contigo respecto a lo que sucedió en el pasado, hace cinco años. Es importante.

No me giré hacia ella, miraba hacia el frente, pero me había quedado inmóvil por lo que ella dijo. Mis puños automáticamente se cerraron y me puse de pie.

-No pienso hablar nada contigo, además, tú lo has dicho, eso es el maldito pasado. -Dije duramente mientras tiraba la colilla del cigarro al suelo.

Comencé a caminar para alejarme de ella. Pero no pasaron ni diez segundos y ella ya estaba nuevamente a mi lado. Me estaba comenzando a irritar su maldita cercanía.

-Jordan, de verdad que tengo que hablarlo contigo, sé que lo que pasó te lastimó, pero me gustaría que entiendas...

-No.

-¡Jordan no seas necio! -Exclamó, luciendo desesperada.

Me giré para verla con gelidez, todavía me grita la estúpida. -Vuelve a gritarme y será la última vez que lo hagas, aquí no tienes voz ni voto. -Dije fríamente, claramente molesto tomándola del cuello de su blusa con una de mis manos. Sus ojos me miraban aterrados, la solté bruscamente y comencé a alejarme. Ella no volvió a seguirme y eso me calmó un poco. Pero su voz detuvo mi caminar.

-¡Tuve que ser parte de ése maldito plan! ¡No fue mi idea! Me habían obligado a ser parte de ello... -Su voz se quebró. Me giré para verla con el ceño fruncido y los puños cerrados.

-¿De qué rayos hablas? -Le pregunté irritado.

-Y-Yo..

Anabelle suspiró a la vez que bajaba la mirada, claramente intimidada y nerviosa, lo notaba en su forma de actuar, sus dedos se retorcían entre si y su labio inferior temblaba.

-No lo repetiré de nuevo. -Me sentía colérico, mientras me acercaba para estar nuevamente frente a ella. -¿De qué demonios hablas? -Murmuré entre dientes y me fue imposible no fruncir mi ceño. Estaba demasiado irascible por lo de Sonia, que en verdad no tenía ánimos para soportar más mierdas.

¿A qué puto plan se refiere La desconocida frente a mi?

Anabelle me miró con detenimiento para después cerrar sus ojos. Si tan sólo supiera que por mi, que se fuera para siempre como lo hizo la primera vez. Estaría mejor si se va. De repente recordé cuando me dijo Te amo y mi cuerpo se tensó al pensar en esas dos palabras que hace mucho significaban más que cualquier otra cosa. Recuerdo sus labios moviéndose en sincronía con los míos mientras estábamos en el suelo. De verdad la quería.

Eliminé esos estúpidos pensamientos. No tengo por que pensar en eso siquiera. No tengo por qué.

-Te lo diré todo... -Dijo lentamente con la voz rota mientras abría sus ojos llenos de lagrimas.

Aparté la mirada de ella muy molesto y demasiado incómodo, no me gusta ver llorar a alguien, porque no sé como ayudarlo o ayudarla para que se calme. Simplemente no sé como reaccionar. Y a ella mucho menos quiero ayudar.

Ésto será más difícil de lo que pensé.
Apenas si tolero su cercanía, no creo que pueda ser fácil para mi saber todo lo que tiene que decirme. Pero acabaré con ésto de una vez por todas.

EL BØXEADØR ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora