Capítulo 39

4.2K 148 11
                                    

4 semanas después

ROSSEL

Sentí una mano acariciar lentamente mi espalda, al percibir el calor de su tacto mi piel se erizó, escuché como suspiraba complacido cuando su mano se dirigió más abajo por mis caderas hasta llegar a...

Y gemí bajito. Estaba dormida pero su sola cercanía me dejaba ansiosa, más que eso, disfrutaba tener esto con él. Sabía lo que hacía, eso estaba muy claro. No tengo idea de con cuantas mujeres ha estado, si las llegó a amar, si las llegó a adorar. Incluso odiar.
Pero no importaba, porque no le veía caso, estar sufriendo por cosas del pasado, precisamente por eso: porque ya acabaron o tal vez ni siquiera iniciaron. Sólo me centraba en el ahora.
Estrujé con fuerza las sábanas al sentirlo dentro, jadee al sentirlo entero. Algo que pasaba cada vez que tenía relaciones sexuales, era que uno de mis sentidos, el oído, se agudizaba. Podía estar centrada únicamente en mi pareja, en su respiración agitada, sus jadeos o sus gruñidos cada vez que me embestía. Eran hipnotizantes los sonidos y el como te podían hacer sentir.

Llevabamos tres meses saliendo, nada serio, sólo salíamos, follabamos, y platicabamos con "normalidad", por decirlo así...

No había visto a Jordan en todo ese tiempo, al menos no seguido. De repente lo veía fumando con Matt, o me lo topaba en un par de clases, pero eso había sido todo. Desapareció y nadie sabía nada, no tenía idea de que planeaba, no lo comprendía. Y poco a poco su imagen en mi mente dejó de ser frecuente, aunque de repente me acordaba de él.

Damon no era tan expresivo, pero sí más que Jordan. Con él no tenía que estar explotándome el cerebro tratando de entenderlo, porque lo que Jordan cree (aún sin expresarlo), es que las cosas no se dicen con palabras.
Pero ni así lo entendía, yo había hecho de todo para tratar de que él confiara en mi, y no creo que haya sido en vano, pero si estaba decepcionada. El hecho de que fuese a mi casa y me dijera que ahora estaría dispuesto a todo, me costaba digerirlo. Me indignaba.

Al verme con Damon fue consciente de que yo le gustaba y en cuanto me dispuse a olvidarle fue tras de mi, cuando desde un inicio debió ser así.

Me di cuenta en las veces que nos topamos en la universidad que Jordan me observaba, pero a pesar de que su mirada no decía nada sabía que él pensaba en mi, gracias a lo que me había confesado aquella noche en mi casa... Todavía no lo creía, el hecho de que él pudiese estar enamorado de mi.
Porque su rostro era imperturbable, frío, inexpresivo. Ni siquiera sus bellos ojos grises podían decirme como realmente se sentía.

Aquél muro que construyó parecía indestructible para quien se acercase, parecía irromplible incluso para él mismo.

Lo único que parecía causar verdadera reacción en Jordan, era Damon, el odio era palpable entre ambos, la rivalidad. Pero a la vez yo lo veía normal, porque... ¿No fue así desde el primer día que llegó? Causó temor en los estudiantes para encerrarse nuevamente en su soledad. La ira, el desprecio y el desinterés era lo único transparente en Jordan.

Antes de que se fuera de la universidad, recuerdo que algo se removió dentro de mi, al verlo sentado a lo lejos, fumaba solo, y cuando sus ojos conectaron con los míos se me aceleró el pulso.
Yo estaba caminando al lado de Damon, su mano izquierda estaba puesta sobre mi cintura. Él no había reparado en la presencia de Jordan, pero yo sí. Y ver la mirada que le dirigió a éste, me dejó helada, a pesar de que no sabía que podría estar pensando supuse que no era algo agradable.

Quizás él no confiaba en el hombre con quien yo salía. O quizás lo odiaba tanto que podría estar planeando algo.
Había eliminado esos estúpidos pensamientos de mi cabeza, conocía a Jordan lo suficiente como para saber que él no estaba loco. Estaba siendo una idiota, él se había abierto conmigo... y a pesar de lo que todos piensan él es todo lo contrario a lo que creen.

Seguía queriéndolo y dudaba que eso pudiese cambiar con el tiempo. Ya lo había aceptado y al parecer él igual...
Pero yo quería estar bien, sin estrés, ni drama, quería tranquilidad, quería normalidad, nunca pude tener algo así, lo deseaba.

—Sonia... —La voz de Damon me sacó de mis pensamientos y me giré para verle. Aún estabamos en la cama con las sábanas cubriéndonos

Estaba radiante, sus cabellos negrísimos estaban despeinados y sus apetitosos labios carmín dejaban ver un poco sus colmillos, y esos ojos azules... con la luz parecían irreales. La verdad es que él era tan bello.

Una leve sonrisa comenzaba a asomarse en su boca, sin embargo se mantuvo tranquilo.

—La manera en que me me miras te delata.

—Bueno ya, no tienes que ser un engreído tampoco. A nadie le gusta un egocéntrico.

—No tiene nada de malo. Yo te miro todo el tiempo, y en serio disfruto hacerlo, no te imaginas siquiera, lo afortunado que me siento de poder ser yo quien te tenga.

Su mano tomó mi barbilla con firmeza y acercó su boca a la mía para darme un beso apasionado, reclamándome.
Cerré los ojos complacida y pasé mis manos por su cuello y los músculos de su espalda.
Jadee cuando mordió con suavidad mi labio inferior, al mismo tiempo que se colocaba entre mis piernas. Me aferré a su cuerpo cuando me penetró con fuerza y gemí con cada embestida, sus manos recorrían mis muslos, mi cintura, mis pechos.

Su boca lamía, besaba, mordía y succionaba. Y ahí estaban de nuevo, aquellos sonidos tan estimulantes e hipnotizantes que hacían que perdiera la noción del tiempo. Me gustaba ver a Damon mientras teníamos sexo, su piel clara, el sudor en su frente y en todo su cuerpo. Escuchaba nuestros cuerpos chocar, observaba sus brazos fuertes al igual que sus hombros tensos, la curva de su cuello, lo bien que se marcaba su clavícula... su cabello oscuro y ligeramente largo, el cual le cubría casi sus preciosos ojos cuando el se encontraba mirando hacia abajo...
Mi mirada recorría su boca entre abierta... o la mirada cargada de deseo que me lanzaba cada vez que me hacía suya.

Damon parecía de esos dioses sacados de la mitología griega. Todo en él era bello, cada parte de sí, y su manera de pensar, de ser, de expresarse, sus movimientos elegantes, su fuerza y seguridad, todo era complemento de su increíble atractivo. Parecía irreal y más con las miradas que te daba...

Sublime...

Y desde ese momento... Damon se apoderó de mis pensamientos y sentir.

No volví a pensar en Jordan, se había ido.








EL BØXEADØR ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora