Nos han enseñado toda la vida que no debemos juzgar a un libro por su portada y para poder dar una crítica verdadera lo mejor es aventurarse a leerlo, analizarlo, interpretarlo de la manera correcta, no a nuestra conveniencia, por supuesto.
Pero, c...
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◇ ◇ ◇ ◇
Narra Lucy:
—Ya lo sabes Frank, todo esto lo superaremos juntos, no tienes que preocuparte por nada, te espero el próximo viernes aquí— le decía la señora Hamilton, el rubio muy conmovido le dio un gran abrazo
—Muchas gracias por sus palabras, le prometo que no voy a fallarle en nada, ni a mis amigos que tanto se están esforzando por mí— agregó sonriente, se separó de la mujer, nos miró a todos, se veía tan bien así, dispuesto a superarse
—Gracias por recibirnos tan tarde señora Hamilton— agradeció Hunter dándole la mano, ellos hablaron un poco más, los demás salimos de la oficina
—¿Cómo te sientes, Frankye?— le pregunté mientras apoyaba mi mano en su hombro, él me miró fijo, sus ojos brillaban, sólo quería que se mantuviera así por mucho tiempo
—Me siento tan bien, todo esto que estoy logrando, me hace sentir fuerte, es como si me quitara un peso grande de encima, pero, que se va poco a poco— respondió el chico
—Creo que es lo más sano, dejar ir el dolor poco a poco, lo más importante es no retroceder ni un segundo, cada paso que estás dando debes darlo con determinación, pronto estarás tan tranquilo que ni recordarás los malos momentos que viviste alguna vez— expresé, él me apoyó
—Estoy de acuerdo, el no retroceder es principalmente por ustedes, mis amigos que tanto se están esforzando en ayudarme, nunca dejaré de agradecerte todo lo que haces por mí, es imposible, no me alcanza para agradecerte— decía emocionado, estaba por abrazarlo, sin embargo, Selene nos alcanzó
—¡Chicos! ¿Ahora a dónde vamos? Aún son las diez de la noche, ¿vamos a cenar? Yo invito— sugirió, él y yo nos miramos, no estaba muy convencida, no quería exponerlo a grandes cantidades de gente tampoco—. Hay un lugar que no es tan concurrido ahora, es una cafetería cerca del edificio de la revista, sabes que es muy solitario por allá
—Está bien, podemos ir un rato— contestó Frank—. La verdad es que tengo hambre
—Bien, entonces vamos— repliqué, Hunter salió por fin, se veía animado
—¿Cuál es el plan ahora?— preguntó interesado
—Vamos a cenar— contestó el rubio, él sonrió emocionado, al parecer todos teníamos hambre
—Adelante, vayamos pronto, allá sirven el mejor filete de res con una salsa espectacular— comentó ella con alegría, caminamos hacia la salida del edificio.
Subimos a la camioneta de la pelinegra, ella condujo algo apresurada, aunque las calles estaban algo llenas de gente, fuimos de regreso a la cafetería que Selene mencionaba, estaba abierta las veinticuatro horas del día, así que, no temíamos que cerraran pronto, en el camino hablábamos un poco de todo, la señora Hamilton nos sugirió ser el grupo de apoyo de Frank, ya que éramos los únicos que conocíamos lo que le sucedía, en aquél instante él necesitaba comunicarse, decir como se sentía con cada terapia, afirmar en que se ha superado, cuando comience la abstinencia tener unos brazos en los cuales refugiarse y que sobre todo comprenda porqué está en ese estado.
