Narra Frank:
La alarma comenzó a sonar con aquél ruido que me fastidiaba hasta en mis sueños, pero, que lograba despertarme, mi habitación estaba completamente oscura, todas las ventanas estaban cerradas, el silencio inundaba el lugar; Hope, mi gato de dos años, estaba más dormido que yo en su cómoda hamaca de techo. Me levanté de la cama con mucha pesadez, había estado en una reunión hasta las tres de la madrugada, a pesar de ser aparentemente sencilla me sentía agotado como nunca. Celebrábamos la nueva canción que grabó el mes pasado uno de mis colegas; además de la resaca por beber demasiado, desde hacía algunos meses había empezado a beber mucho alcohol nuevamente.
Encendí la radio, estaba puesta siempre en aquella emisora que tanto amaba: "Veinticuatro jazz"; en ella se sintonizaban las mejores canciones de jazz, de blues y uno que otro instrumental de los mismos géneros. Vi la hora en mi celular, eran las dos de la tarde, tenía muchos mensajes y llamadas de Fred, mi representante, también de mi madre; dejé el celular donde estaba, les contestaría después de una ducha caliente, aunque había parado de llover, el clima se sentía frío y espectacular.
Entré al cuarto de baño, me metí en la tina después de llenarla con agua y burbujas de jabón líquido; un aroma a frutos que me inspiraba a quedarme allí por siempre, también trataba de no quedarme dormido en ella, del mismo cansancio que sentía podría ahogarme y no sería algo tan bonito. Quizá muchos se alegrarían por mi muerte, pero, sólo me importaba mi madre, a ella sí la destrozaría que yo me fuera, era la única que me conocía realmente y la única que me ayudaba a salir del abismo.
◇ ◇ ◇ ◇
En cuanto acabé de ducharme, salí de la habitación, ya tenía ropa de estar en casa, aunque no dejaba de ser abrigada, debía asear muy bien mi departamento después de un buen almuerzo, con todo lo que sucedía en mi vida como Frank Ballad, no confiaba en nadie, no quería que cualquiera trabajara para mí, aún cuando me la recomendaba mi madre. Hope ya estaba recostado en el sofá, le di un gran beso en su cabeza, él se levantó inmediatamente, me siguió hacia la cocina, se sentó frente a su plato.
—Tranquilo precioso, te calentaré tu leche— le dije, a lo que respondió con un suave maullido, me encantaba hablar con Hope, porque cuando maullaba sentía que estaba entendiendo todo lo que yo decía y por lo tanto me respondía.
Después de tibiarle un poco la leche en el microondas, se la serví cuidadosamente, me preparé algo de carne asada con papas fritas para almorzar, también decidí preparar unos vegetales hervidos, era lo que más me encantaba comer, saqué todo lo que necesitaba de la nevera, lo acomodé en el mesón, con cada cosa que hacía disfrutaba más ese silencio, esa armonía que sólo podría brindarme mi vacío departamento. Mientras cortaba algunas zanahorias, pude escuchar mi celular resonar en todo el lugar, arruinando mi preciada paz. Lo saqué y contesté de inmediato para que dejara de fastidiarme.
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También es humano
Teen FictionNos han enseñado toda la vida que no debemos juzgar a un libro por su portada y para poder dar una crítica verdadera lo mejor es aventurarse a leerlo, analizarlo, interpretarlo de la manera correcta, no a nuestra conveniencia, por supuesto. Pero, c...