01: Una chica sencilla

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Narra Lucy:

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Narra Lucy:

Amaneció lloviendo aquel lunes, sin embargo, eso no me arruinó el día de ninguna manera, me encantaba mantenerme positiva, no dejar de sonreír por nada del mundo. Terminé de beber mi café sin azúcar, acompañado por una rebanada de pan integral, leía la revista: "For everybody", allí trabajaba yo, así que, recibía mi ejemplar gratis todos los domingos muy temprano; no sólo disfrutaba leer mis propios artículos, sino que también amaba leer los artículos de mis compañeros que se esforzaban cada día por redactarlos, aún más el de belleza.

Mis artículos eran muy reconocidos en el país, eso debía aceptarlo sin ninguna pizca de soberbia, yo amaba escribir poemas de vez en cuando, había hecho una que otra reseña de películas que veía, libros que leía e inclusive de personas famosas; estos artículos eran los que más me pedían los lectores de la revista por medio de las redes sociales. La mayoría, hasta ahora, habían sido positivas, la minoría eran críticas llenas de verdad y demasiada sinceridad.

De hecho, en una ocasión critiqué fuertemente un artículo de una revista, la reportera era feminista, lo cual no me parecía malo en lo absoluto, malo era que el artículo era dirigido hacia los hombres en general, lo cuál no era profesional, ella no conocía a todos los hombres del mundo y definitivamente no podía juzgarlos por tan sólo una mala experiencia que había sufrido con uno nada más. La escritora de aquel artículo, como era de esperarse, me mandó al diablo por todas mis redes sociales, por mensajes privados, por supuesto decidí exponerla para que le diera vergüenza, aunque el apoyo de mis lectores y de mis superiores en la revista me inspiró a no retirar mi opinión.

También tenía un pequeño blog en la web, donde aconsejaba a los jóvenes escritores que quizá aún no se atrevían a enseñar sus obras por miedo a eso, que las críticas fueran tan fuertes que no volvieran a escribir jamás; lo actualizaba todas la noches a las 7:30 p.m., respondía todas las preguntas que me hacían por todas partes, a veces sentía que colapsaba por tantas personas interesadas en lo que yo hacía.

Los domingos a mediodía grababa vídeos En Vivo para hablar sobre mis actuales reseñas, lo que me inspiró a escribirlas, que sentí mientras escribía aquello e incluso un poquito de mi vida personal; compartía mucho con mis lectores, los consideraba una parte importante de mi carrera, ¿qué sería de una escritora sin sus lectores? Nada, no sería nada. En fin, me gustaba ser de esas escritoras que interactuaban mucho con sus fanáticos.

Después de desayunar por fin, terminé de asearme, me coloqué el abrigo, la bufanda, tomé mi paraguas, mi mochila y salí del departamento casi corriendo. Presioné el botón para llamar el ascensor, ya venía bajando, así que, simplemente me relajé; las dos grandes puertas se abrieron, en este ya estaba Neil Robinson, vivía dos pisos arriba de mí y nos encontrábamos todas las mañanas en el ascensor.

Ya era la rutina de todos los días.

—Buenos días señorita Lucy— me saludó moviéndose hacia un lado para que yo pudiera entrar— ¿Qué tal se encuentra esta mañana?

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