32: Polos opuestos

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Narra Lucy:

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Narra Lucy:

Detuve el vídeo, esa fue la conversación más profunda e increíble que había tenido en mi vida, me sentía satisfecha por el resultado de la entrevista.

—Muchas gracias por todo, señor Robinson, mañana en la noche traeré a Frank para que pueda reencontrarse con él— dije mientras guardaba mis cosas, él sacaba dinero para pagar la cuenta

—Muchas gracias a ti, Lucy, ojalá mi compañero Sam estuviera vivo aún para presenciar esto, él siempre se preocupó mucho por el chico, siempre quería saber de él— comentó con tristeza

—¿Murió hace mucho?— cuestioné mirándolo con desánimo

—Sí... creo que hace cinco o seis años, en este trabajo siempre nos ganamos enemigos, en especial cuando no estamos de acuerdo con la corrupción— afirmó, esa era la realidad

—Lo entiendo, vivir cada día en riesgo por nuestra profesión, lo importante es no parar, no detenernos, porque esto es lo nuestro— me levanté de la silla, el señor Robinson me seguía con la mirada

—Muchas gracias por todo, me alegra que alguien me escuché de vez en cuando, espero ayudarte mucho con este testimonio— dijo finalmente

—Más bien, muchas gracias a usted, fue un testimonio maravilloso, estoy segura que cuando todos lo vean comprenderán lo complejo de la situación de Isabella y Franklin Murphy, no fue fácil salir adelante para ellos, sin embargo, lo están logrando, espero que Isabella también quiera verlo mañana en la noche— le extendí la mano, él me dio un suave apretón

—Hasta luego Lucy— se despidió, sonreí agradecida

—Nos vemos señor Robinson— solté su mano, me dirigí hacia la salida de la cafetería.

Me acerqué a la orilla de la acera, extendí mi mano al ver que se aproximaba un taxi, este se detuvo frente a mí, ingresé a los asientos traseros y le indiqué a donde ir.

Miraba por la ventana, pensaba en todo lo que me había confesado el señor Robinson, era impresionante lo pequeño que era el mundo, seguramente hay muchos así que pudieron haber conocido a Isabella y a Frank en esos tiempos tan difíciles.

◇ ◇ ◇ ◇

Toqué la puerta de la oficina de Rosemarie, acababa de llegar a la revista, ella me indicó que pasara, entré con un poco de vergüenza, después de nuestra conversación por la noche, ella de verdad se oía decepcionada.

—¡Lucy!— Selene corrió hacia mí, me dio un gran abrazo, estaba tan feliz de verme—. Me alegra que volvieras antes de tiempo, quiero hablar tantas cosas contigo

—Selene, déjanos solas— le ordenó Rosemarie

—Oh...— se separó rápidamente de mí—. Lo siento

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