12. Rescate

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El plan se puso en marcha, cerca del anochecer todos estaban en sus posiciones, tenían que ser rápidos y precisos para evitar ser detectados, Denki se quedaría en el bosque para provocar el incendio y Kota junto con Tetsu se encargarían de llegar a la casa del líder para liberar al omega.

Kota esperaba pacientemente escondido entre las sombras que daba la noche esperando la señal, el aroma del incendio comenzó a propagarse y las llamaradas se mostraban salvajes.

La manada comenzó a preocuparse y los gritos de terror se escucharon a lo lejos, esa era la señal para comenzar a acercarse, vieron salir a Takeshi de la casa y correr en dirección al incendio.

Tetsu Tetsu y Kota entraron por la puerta trasera, revisaron cada habitación hasta que en el segundo piso entraron a una donde vieron a un omega atado con un grillete.

-¿Tu eres Eijiro Kirishima? – pregunto Kota

El omega tembló de miedo, no conocía a ninguno de esos alfas y el ruido del exterior lo asusto más.

-¿Quiénes son ustedes? – pregunto asustado

Kota fue el primero en reaccionar le hizo una seña a Tetsu para que vigilara, y él se acercó al omega con las manos a la altura de su pecho en señal que venía en paz. Se agacho para quedar a la altura del pelirrojo.

Kota saco de uno bolsillo un pequeño broche en forma de lobo – Mi nombre es Kota Izumi, Izuku nos mandó por ti, como muestra de que no miento me entrego esto, dijo que lo reconocerías.

El omega aun con miedo tomo entre sus manos el pequeño broche que reconoció de inmediato.

-Izuku, ¿de verdad mando por mí? – había duda en sus ojos

Kota le regalo una sonrisa tranquila – Si, mi hermano no deja a nadie atrás, así que vamos, ¿puedes ponerte de pie?

El omega negó – El grillete me ha lastimado tanto que no aguanto mucho tiempo de pie.

Tetsu Tetsu se acercó a la base que sostenía la cadena y la rompió, Kota saco de una bolsita que tenía un frasco, - bebe esto, es una infusión que evitara tu aroma por las próximas veinticuatro horas, así pasaremos desapercibidos.

El omega tomo la infusión que tenía un sabor muy curioso, y notó como su aroma que estaba combinado por el miedo ya no salía, Kota lo cargo le pidió que subiera a su espalda y se sostuviera bien, mientras que Tetsu enredo el resto de la cadena en la mano de Kota, llegando a la manada verían como le quitarían el grillete completo.

-Vamos, nos queda poco tiempo hay que irnos.

Con la misma cautela con la que entraron, bajaron las escaleras pendientes de cualquier ruido, el omega iba fuertemente abrazado a Kota. Una vez a fuera de la casa vieron que toda la atención seguía en el incendio.

-¿Ustedes incendiaron la manada? – pregunto entre sorprendido y preocupado

-Si, pero es un fuego controlado tranquilo no habrá bajas y solo pocos daños materiales – respondió Tetsu mientras seguían avanzando.

Se adentraron en el bosque, y siguieron avanzando por varias horas, finalmente llegaron a su primera parada, que era en un rio, había una cueva que estaba semi oculta, entraron a ella, ya la habían acondicionado con una cama improvisada y algunos suministros.

Kota bajo a Eijiro y comenzó a encender la fogata para calentar un poco de comida para el omega.

-Aquí estaremos a salvo, solo esperaremos la señal para seguir avanzando – comento Tetsu mientras se acercaba al omega para romper el grillete. – Perdona si te lastimo un poco más, pero tengo que intentar romperlo – se disculpó con el omega – no parece ser muy resistente, posiblemente porque tu padre no creía que tu tuvieras la fuerza suficiente para romperlo.

El peli plateado rompió el grillete con su fuerza y el omega hizo una mueca de dolor, cuando por fin su piel se vio expuesta vieron la gravedad de su lesión.

-Toma – Kota le paso un poco de sopa caliente – come para que comiences a recuperar tus fuerzas, yo tratare tus heridas.

Mientras Kota se encargaba de eso Tetsu estaba en la entrada de la cueva vigilando y en espera de la señal para continuar.

-¿Por qué hacen esto? – pregunto Eijiro cuando termino de comer, se sentía con un poco más de energía y tranquilo.

-Si eres importante para Zu, eres importante para nosotros – respondió Kota terminando de vendar con algunas hiervas medicinales la herida.

-Es hora – hablo Tetsu comenzando a recoger un poco.

Unos minutos después Kota volvió a cargar al omega y continuaron avanzando por el bosque, no siguieron una línea recta si no que rodearon una buena parte del territorio para evitar ser detectados.

El amanecer comenzaba a verse en el horizonte, cuando por fin llegaron a la frontera de la manada, donde ya los estaban esperando, se llevaron al omega a con la curandera para que evaluara más el estado de Eijiro.

Mientras Kota y Tetsu le informaron a Katsuki e Izuku quien no había podido dormir de los nervios, sobre el exitoso rescate. Solo esperaban a que los demás llegaran para asegurarse que nadie haya sido detectado.

Izuku quería ir con él, pero su alfa le dijo que esperara a que terminaran de revisarlo, luego de otra media hora donde aún no había noticias de los demás, el peliverde entró a la habitación donde estaba Eijiro

-Izuku – murmuro al ver al omega peliverde, sus orejas estaban decaídas igual que su cola, cuando lo vio no pudo evitar comenzar a llorar, el peliverde al verlo se acercó para abrazarlo – lo siento tanto Izuku enserio lo siento – sollozaba – si hubiera sabido antes lo que mis padres te obligaban a hacer, te hubiera ayudado a escapar.

Izuku se quedó sorprendido por la disculpa de Eijiro no pensó que él se disculparía por lo que había pasado.

-No te preocupes Eiji, nada de lo que paso fue tu culpa – Izuku también comenzó a llorar.

Desde la puerta Katsuki observaba la interacción de ambos omegas, sentía como su ira solo crecía, ¿Cuántas personas más han sufrido a manos de Takeshi?, realmente lo iba a averiguar y lo iba a hacer pagar por todo el daño que había causado.

-¿Por qué me rescataste? – pregunto entre lágrimas nuevamente – yo... ya me había resignado a que mi padre me usara de esa manera, que ese era mi castigo por no darme cuenta antes lo que tu sufrías.

Izuku se separó del abrazo, primero se limpió las lágrimas y luego las de Eijiro

-No tienes la culpa de lo que sucedió, todos fuimos víctimas de las decisiones de tu padre, le pedí a Kacchan que te rescatara porque mereces ser libre, y eres bienvenido a la manada – le sonrió.

-Gracias, Izuku... Gracias por no abandonarme – murmuró entre lágrimas.

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El ultimo lobo blanco (Bakudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora