16. Fallo

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Izuku caminaba muy feliz rumbo a la casa de su alfa, el meneo constante de su cola demostraba lo contento que estaba, además de ir tarareando una melodía que acababa de inventar.

Las cosas parecían mejorar, y su pasado se estaba quedando donde estaba, aunque el dolor por la pérdida de su manada aun y cuando no recordara mucho estaba feliz pues ahora viva con su Alfa y todo se estaba acomodando.

Antes de llegar a tocar la puerta de la casa, alguien llego por atrás y le taparon la boca y los ojos, el omega intento forcejear sin mucho éxito, Izuku no entendía que pasaba se supone que estaban en un lugar seguro.

No sabía quiénes fueron los que lo agarraron, pero su aroma se comenzó a extender conforme avanzaron al bosque.

-¡Maldición – escucho la voz de uno de sus captores al percatarse que el aroma del peliverde se extendía – Ponle el parche de una vez para que su aroma no nos delate – le ordeno a quien lo tenía sostenido

-¿Cómo pretendes que lo haga si lo tengo sujetado y si se mueve mucho? – gruño el otro.

Su compañero se acercó a ellos y busco en uno de los bolsillos un parche y se lo coloco con brusquedad al omega. Con rudeza también fue sometido en el piso donde lo amordazaron y lo amarraron de pies y manos.

Tal vez no había marca de por medio, pero la fuerte conexión que tenía por Izuku lo hacía sentirse incomodo en ese momento, su alfa rasgaba su interior intentaba comprender que es lo que estaba sintiendo, salió de la casa de sus padres y se dirigió a la suya, el aroma de su omega estaba ahí, pero también el miedo mezclado, soltó un gruñido gutural que fue escuchado por muchos miembros de la manada en ese instante.

Un grupo de Alfas de la manada se acercaron a su futuro líder

-¿Señor? – pregunto con miedo pues bien conocían la fuerza brutal del alfa, y peor el ambiente se comenzó a sentir frio, Katsuki está perdiendo el control

-Encuentren a mi omega – ordeno con voz gélida.

Los hombres no esperaron otra indicación y se dispersaron, aun así, él no se quedó atrás y corrió hacia el bosque seguido por el aroma que aún se sentía presente en la zona, tras él corrieron Shoto, Hitoshi y Denki quien al escuchar el rugido salió para averiguar qué pasaba.

Una especie de caza había comenzado, Katsuki estaba siendo consumido por la irá y la incertidumbre, llegaron hasta donde el aroma del omega terminaba, notaron las ramas rotas y el forcejeo, así como el empaque del parche anti-aroma.

Denki se acercó para olfatear mejor esa zona – No están muy lejos el parche aún tiene el aroma del pegamento, el problema es saber que camino tomaron.

-Toshi, y yo iremos por aquel lado – hablo Shoto – Kats tu y Denki sigan aquel camino, si encuentran algo avisen de inmediato.

Se separaron y siguieron sus caminos, Denki avanzaba a la par que Katsuki, llegaron cerca del rio estaban cerca de la cascada, cuando escucharon voces, Denki le hizo una seña al cenizo para que se detuviera y prestara atención.

Las orejas de Katsuki comenzaron a detectar el murmullo de voces, eran dos personas y algo parecido a sollozos amortiguados, se comenzaron a acercar con sigilo y a lo lejos vieron lo que parecían ser dos alfas y uno de ellos cargaba al omega, notaron que lo tenían atado y amordazado.

-Esos bastardos – mascullo Katsuki estaba a punto de lanzarse sobre ellos cuando Denki lo detuvo

-No hagas nada impulsivo, podemos lastimar a Izuku y solo alertamos el que tiene a Zu puede escapar en lo que el otro gana tiempo.

- Bien. Tú ve por la izquierda, yo iré por la derecha, atacaremos al mismo tiempo

Denki asintió y ambos se separaron, ambos se movieron con sigilo, cuando estuvieron cerca, escucharon la plática que tenían.

-¿Falta mucho? – hablo con voz baja el que sostenía a Izuku

-No, las indicaciones eran llegar a una cueva que está a veinte minutos a pie, démonos prisa, si no llegamos antes nos pueden descubrir y estaremos en problemas.

En ese momento la mirada de Denki conecto con la de Katsuki y ambos se lanzaron hacia los alfas, Denki se fue sobre el que estaba libre y Katsuki sobre el que tenía a Izuku, quien al ser atacado soltó al peliverde dejándolo caer con un ruido sordo.

Se desató una pelea, los gruñidos, arañazos y los golpes hacían eco en el aire, Izuku miraba con terror sin poder moverse del sitio que había caído mientras veía como su Alfa y su hermano peleaban.

Escucho pasos alguien se acercó a él y el otro paso de largo para ayudar a su futuro líder.

-Tranquilo Izuku – susurro Shinso mientras le quitaba la mordaza y veía como Shoto se unió al combate.

-¿Estas bien?, ¿te lastimaron? – pregunto mientras comenzaba a desatar sus manos, el nudo estaba demasiado apretado que tenía miedo de lastimar de más al omega.

Izuku solo asintió a la primera pregunta, estaba muy asustado, su cola y sus orejas delataban lo mal que estaba en ese momento contraídas y su cuerpo temblaba, Hitoshi intentaba relajarlo hablándole, pero no estaba resultando del todo.

Katsuki le soltó un fuerte golpe al alfa que lo dejo inconsciente, mientras que Shoto y Denki sometieron al otro alfa, y el rubio lo golpeo en el cuello para dejarlo inconsciente también.

Katsuki corrió hacia su omega y lo abrazo con fuerza, Izuku se aferró a su alfa, dejando que las lágrimas volvieran a salir descontroladamente, el cenizo lo cargo y dejo salir su aroma para tranquilizarlo, el también necesitaba tranquilizarse y tener de esa forma a Izuku le daba paz.

-llévense a ese par a las celdas e interróguelos, quiero saber todo lo que planeaban con mi omega – les ordenó a los demás quienes asintieron y con las mismas cuerdas ataron al par de alfas y sin ninguna delicadeza los arrastraron de vuelta a la manada.

Un tiempo después conforme caminaban de regreso, Izuku ya un poco más tranquilo se disculpó con su alfa - Lo siento, Katsuki. Intenté luchar, pero eran demasiado fuertes - murmuró Izuku entre lágrimas.

-No tienes que disculparte, amor. Lo importante es que estás a salvo – respondió Katsuki, acariciando su espalda mientras avanzaba. – perdóname a mí por confiarme y pensar que no pasaría nada dentro de la manada, era mi deber asegurar que estuvieras a salvo.

Llegaron a la manada, Katsuki no dijo nada simplemente llego a su hogar y se llevó a Izuku hasta su nido, donde lo recostó con suavidad. El peliverde se había quedado dormido a mitad del camino, el Alfa dejo salir su aroma cargado para que se impregnara más en el omega y le ayudara a descansar, una vez que se aseguró salió para encontrar a Eri, y sus padres en la puerta.

-¿Cómo esta? – pregunto la peliblanca

-Asustado y con marcas en sus manos y pies por las ataduras que le pusieron, pero está bien, ¿pueden quedarse con él por si despierta? – pregunto dirigiendo su mirada a Eri y a su madre.

Masaru y Eri asintieron y entraron a la casa, mientras que Mitsuki y su hijo avanzaban a la prisión de la manada, tenían ¿que saber cómo entraron?, ¿cómo es que pasaron desapercibidos?, y sobre todo ¿Qué pensaban hacer con Izuku?

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El ultimo lobo blanco (Bakudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora