Capítulo 4

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La noche es húmeda gracias a la lluvia que hubo esta tarde, así que el clima está bastante frio, tanto que aun con mi pesado abrigo, el frio se cuela por mi piel estremeciéndome mientras camino a la entrada del restaurante de cinco estrellas, porq...

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La noche es húmeda gracias a la lluvia que hubo esta tarde, así que el clima está bastante frio, tanto que aun con mi pesado abrigo, el frio se cuela por mi piel estremeciéndome mientras camino a la entrada del restaurante de cinco estrellas, porque mi padre nunca podría permitirse algo menos que eso.

El chico de la entrada me reconoce y con una sonrisa toma mi abrigo despacio y me indica la mesa en la que mi flamante padre se encuentra. Me golpea la calefacción del lugar de manera agradable.

Le dedico una sonrisa que hace que me sonría devuelta como un idiota y camino con pasos seguros hacia donde me espera mi padre. Desde aquí puedo verlo enfocado en su teléfono, hay una mujer a su lado, supongo que debe ser su nueva amante o novia, quien sabe. Él a pesar de estar rondando los cincuenta piensa que sigue siendo un jovenzuelo de 20, porque casi todas las amantes que le he conocido podrían fácilmente tener mi edad.

Solo una no fue tan joven y rondaba los treinta.

Aun así, papá parece que no quiere envejecer o hacerse la idea de que está envejeciendo. Mis tacones se escuchan contra el suelo cuando llego a la mesa y sin saludar tomo asiento mirando fijamente a mi padre luego de ubicar mi bolso en la silla a mi lado. La mujer al verme abre mucho sus ojos, sonrío con diversión, supongo que mi querido padre no le advirtió que su hija tenía la misma edad que ella probablemente.

—Llegas tarde—es lo primero que me dice luego de tener más de cuatro meses sin vernos. Me encojo de hombros y presto atención a las mangas de azules de mi vestido, me gusta la elección de mi vestuario.

—Supongo que se me perdió el reloj, esta es más joven que la última, ¿eres mayor de edad por lo menos?—cuestiono mirándola fijamente, parece incomoda y eso no es algo que me importe. Papá gruñe como un perro y yo sonrío como un angelito.

—Compórtate Kagome, no viniste a incomodar a mi acompañante—cruzo las piernas y me recargo del respaldo de la silla mirándolo fijamente.

—Si te molestaste en invitarme a esta cena supongo que puedo incomodar a tu acompañante, además, no es tanto molestar. Solo trato de que no te metan preso por follarte a una menor de edad. Quítame al menos esa preocupación papito—veo como mi padre parece que quiere mandarme al demonio, yo sonrío con tranquilidad viéndolo respirar profundo. La chica coloca una mano en el hombro de papá y este se gira dedicándole una sonrisa antes de que ella la aparte. Un chico viene atender nuestra mesa y solo por joder al viejo detestable de mi padre yo me inclino dejando que el escote de mi vestido quede en la vista del chico.

—¿Ya se decidieron?—cuestiona con una sonrisa amigable.

—Yo sí, quiero tomar tu número y una salida contigo—le guiño un ojo y él se sonroja mirando de reojo a papá.

—Kagome—bufo mirando a mi padre.

—Este viejo se le pasó su hora de dormir y está gruñón, sin embargo, puedo aceptar tu número más adelante—él toma nuestros pedidos y con la mirada de papá prácticamente corre lejos de nosotros. Yo me sirvo del vino en la mesa—entonces, ¿cómo dijiste que te llamas?—cuestiono girando la copa para mirarla.

Deseo InmoralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora