Capítulo 20 parte II

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Inuyasha me observa desde su lugar con atención viendo como lo tomo entre mis manos todavía extasiada por lo que me hizo, pero aún más por lo grande que es entre mis manos

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Inuyasha me observa desde su lugar con atención viendo como lo tomo entre mis manos todavía extasiada por lo que me hizo, pero aún más por lo grande que es entre mis manos. Está tan muy duro y mirándolo fijamente a los ojos, sin perderme una sola de sus expresiones es que le sonrío sacando la lengua y lamiendo la punta, veo como el fuego se enciende en esos ojos que me comen saboreando sus labios, pero disfruto la manera en que los músculos de su abdomen se contraen, veo como aprieta la mandíbula y es por eso que riego besos a lo largo de su miembro y le regalo una sonrisa.

Luego lamo despacio alrededor, no despego mis ojos de sus suyos porque me excita la manera en que se ve, la forma en la que quiere tomarme y hacerme sufrir por la provocación que le estoy dando. La verdad es que en este momento mi cabeza está enfocada en una sola la cosa y es este hombre, en todo lo que él quiere hacerme y lo que quiero hacerle a él, es increíble como puede hacerme sentir tan ansiosa y con ganas de gritar, con ganas de disfrutar al máximo todo lo que él sea capaz de hacerme y darme.

Cubro mis dientes y lo hundo en mi boca disfrutando del sonido que él hace y es por eso que pongo todo mi esfuerzo en llevarlo lo más profundo que puedo. Lo saco y hago lo mismo, me apoyo de sus muslos hundiendo mis uñas en su piel mientras él me toma del cabello levantándome la vista cuando la despego de él.

—No me apartes la mirada—ordena con la voz totalmente afectada, asiento un poco sacándolo, respiro, y lo vuelvo a llevar a mi boca sintiendo bajo mi lengua que está duro, muy duro.

Al principio lo tomo entre mi boca suave, pero conforme su agarre en mi cabello incrementa me hundo más profundo sabiendo que eso es lo que él busca porque Inuyasha llega un punto donde él se hunde profundo en mi boca haciéndome tener una arcada y sentir mis ojos cristalizarse, él niega y vuelve hacer la acción cuando con la cabeza le doy el visto bueno para que me utilice de esta manera, es por eso que me folla la boca sin contemplaciones, usándome a su antojo y como más le gusta.

Veo como todo su rostro se distorsiona del placer y echa la cabeza hacia atrás disfrutando del agarre en mi cabello porque con eso lleva el control de qué tan rápido folla mi boca o qué tan lento lo hace. Es un hombre con un autocontrol del carajo porque la mandíbula comienza a dolerme y él está como si no estuviera poniendo todo mi esfuerzo en hacerlo correrse en mi boca.

Me saca de su boca y siento toda la saliva bajar por mi mandíbula, él observa el desastre que soy con atención, lleva una de sus manos a mis tetas y tira del pezón, siento la sensación recorrerme en todo el cuerpo por lo que muerdo mis labios y echo la cabeza hacia atrás.

—Maestro—susurro y él sonríe.

—Cambio de planes—es todo lo que dice lanzándome hacia atrás, quedo acostada en la cama y él toma mis caderas llevando mi culo a la orilla, abre mis piernas y pasea su miembro por mi entrada, resbalándose por lo húmeda que me encuentro. Es por eso que sin preguntar nada, lleva una mano a mi cuello y con la otra se hunde en mi interior haciéndome gritar fuerte cuando tanto el dolor como el placer me ciegan.

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