Capítulo 19

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No soy de fumar mucho, pero lo hago cuando me siento inestable de alguna manera y la figura de mi padre representa eso en este momento

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No soy de fumar mucho, pero lo hago cuando me siento inestable de alguna manera y la figura de mi padre representa eso en este momento. Casi quiero ir a hacer que su lindo momento termine. De alguna manera mi padre ha conseguido a una chica más joven que la anterior. Pensé que le gustaba Laila, pero viéndolo ahora con otra chica, casi quiero creer que este hombre no sabe sentir nada por nadie.

Con Laila el patrón que papá tenía había cambiado un poco, ahora volvió a ser el mismo: pelinegra, curvilínea, joven y muy hermosas.

No puedo creer que la otra chica me gustó más que esta joven que me observa en cuanto me ve, con aires de ser superior a mí. La veo levantar el trasero y las tetas tocando de manera posesiva a mi padre quien aún no me ha visto.

Es por eso que termino de fumar el cigarro y luego lo tiro al suelo pisándolo. Sé que mi padre odia que fume, pero no es algo que me importe, es por eso que camino hasta ellos haciendo que la chica me lance una mirada desafiante como si quisiera asegurarse de que no le robaré el pedazo de idiota que es papá.

—Buenas noches, pensé que teníamos una cena tú y yo—hablo a mi padre quien frunce el ceño mirándome, mis ojos caen en la chica—largaste, ahora—ella suelta un chillido que me rompe los tímpanos por lo horrible que es—saca a esta idiota de aquí o lo haré yo—papá se da cuenta de que mi humor en este momento no es el más apropiado y por eso la toma de la mano y niega.

—Tienes que irte, luego hablaremos—la chica tiene la decencia de sentirse enojada por ser tratada como lo que es: la chica de turno.

Es por eso que lanzándome una mirada venenosa toma su bolso, acomoda su vestido y se aleja. Entonces enfoco mis ojos en mi padre quien cierra los botones de su camisa observándome con atención, él sabe cuándo no debe comenzar a joder y este es el momento.

—¿Qué te tiene tan cabreada?—esa es su primera pregunta. Me quedo de pie porque me niego a sentarme donde estuvo la mujer con la que él estaba, quien sabe si siquiera es higiénica. Dudo de toda mujer que caiga en las garras de mi padre.

—Tú—él enarca una ceja—necesito un favor urgente y no tengo tiempo para que me digas si es legal o no, quiero saber de los negocios de Naraku—papá toma un tabaco encendiéndolo y llevándolo a sus labios, se queda en silencio un minuto observándome.

—¿Qué te traes de nuevo con ese imbécil?—inquiere observándome—espero que esta vez seas inteligente Kagome, porque te advierto que no toleraré lo que sucedió en el pasado. Si pensaste que mi castigo fue malo, en cuanto vuelvas a caer con ese idiota será peor. Piensa bien tus pasos hija, que soy complaciente, pero hasta un punto—me quedo en silencio mirándolo fijamente.

—Sé perfectamente de lo que eres capaz—susurro, mi voz suena fría y sin una gota de alegría.

Papá se queda en silencio, ambos los estamos y simplemente nos miramos fijamente. Ignoro la sensación opresiva en mi pecho cuando los recuerdos vuelven a mí, mis labios se aprietan y suspiro girando el rostro.

Deseo InmoralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora