Capítulo 14

221 32 62
                                    

Inuyasha

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Inuyasha

No soy un hombre de perder la cabeza y mucho menos ser impulsivo, de hecho, soy un hombre que sabe controlar todo, hasta las ganas de follar. Sé controlar todo porque me gusta mantener todo bajo mi poder, sin embargo, hay un pequeño gran problema que lleva nombre y apellido. Un problema que sin importarle que sea mucho más mayor que ella se arrodilló frente a mí viéndose como una puta fantasía para cualquier hombre, quizás soy alguien que está muy jodido, pero ver a esa joven sonreírme coqueta, verla con los ojos lagrimosos por no poder contenerme en su boca es un morbo superior al que había sentido antes. Ninguna mujer me había hecho sentir esta clase de obsesión por alguien, quiero romperla, quiero hacerla gritar del placer. Son tantas las idead que hay en mi cabeza cuando la veo que cometo errores.

Como fue el querer tocarla porque su piel parecía demasiada pulcra en clase, o que la oferta de devolverme el favor no se haya ido de mi cabeza durante semanas. Kagome Higurashi es un maldito problema y sé que lo será aún más porque lo poco que he probado de ella me tienen con ganas de seguir descubriendo qué cosas la harán llorar, qué cosas la harán rogar o qué cosas la romperán.

Tenía todo planeado, nada podría salir mal, solo que se jodió cuando me di cuenta de que iba sin bragas, con el coño al aire. Porque cuando en ese salón la vi así de húmeda y necesitada de atención quise posar mi boca en ese lugar y probarla para saber si sabe tan bien como se ve.

Pero, Kagome Higurahsi está totalmente loca y eso es algo que parece que aun no comprendo, pero cuando me llevó al límite no pude ni pensar en que Kikyo, la mujer que llamo esposa, la mujer a la que prometí fidelidad, está del otro lado de la puerta mientras que mi alumna mucho más joven está dándome una mamada que debería ser catalogada como celestial.

Me corro en su boca como una bestia, mi respiración es una mierda porque estoy alterado por lo que acaba de pasar, pero esa maldita escuincla me enseña los restos de lo que solté y sonríe con arrogancia. Se ve perversa y las ganas de volver a meter mi polla en esa boca rojiza está consumiéndome.

—¡Inuyasha!—salgo de mi asombro con la voz de Kikyo y comienzo arreglarme a la velocidad de la luz cuando ella comienza a tocar la puerta de manera frenética—¿qué estás haciendo? Abre esa maldita puerta inmediatamente—me exige mientras yo giro al espejo y de nada vale que me arregle, el baño huele a sexo y mi estudiante solo me está observando sin quitar esa sonrisa triunfante de sus labios.

Sus rodillas están rojas por el tiempo que estuvo de rodillas frente a mí, ella tiene una sonrisa y me pregunto con qué clase de trastornada me viene a involucrar.

—Ni se le ocurra salir—le susurro en el oído, ella sonríe abiertamente—y no estoy bromeando señorita Higurashi, ni un solo ruido—susurro lo más bajo posible porque estoy seguro de que Kikyo puede tener la oreja pegada a la puerta en este momento.

—No quiero que se acabe nuestro juego maestro, alegre a su señora—responde con simplicidad—no queremos que descubran nuestro secreto—es todo lo que me dice.

Deseo InmoralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora