---No olvides nuestro amor Nicolas---. Susurro mi amada a mi oído, la noche fría helaba mis huesos , y sus manos calentaban mi alma....
¿Quién era esa dama?.
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Centro ciudad, Moscú, Rusia.
Amara.
00:20 pm.
El esta en mi coche, mirando por la ventanilla, su mentón afilado y bien marcado esta repollado sobre su mano, sujeta con el fino reposa manos del vehículo.
Sus ojos fijos en la carretera.
El me embriaga el olfato, me enloquece su presencia.
Eso es lo único en lo que puedo pensar.
El, el y el.
Lo deseo.
Mi mundo se para al observarlo, quieto, tan natural y a gusto en mi presencia.
¿ Que pensara el de mi?.
Supongo que algo le atraigo, por el casi beso anterior, en mi habitación.
Pero..., ¿ por que se retiro?.
¿Se arrepentiría?.
Siempre e sido una chica muy directa, sin miedos ni vergüenzas, pero..., con el todo es diferente, me avergüenzo fácilmente y mis nervios se descontrolan rápidamente.
Es como si con el fuera alguien diferente, como si todos mis miedos salieran a la superficie, y me quedara totalmente vulnerable.
Sus ojos azules me miraron, intrigado pregunto.
---¿Donde vamos a comer?.---
Pues la verdad no se donde lo llevo.
---Eh pensado ir a un restaurante de sushi, ¿te gusta?.---Conteste con simpleza mientras mis ojos se encontraban con los suyos.
---Me parece perfecto.---Hablo, giro su rostro hacia la luna, volviendo a apoyarse en el reposa brazos del coche.
Al ver la luna casi llena volví a recordar lo que soy.
¿ Como se le dice a un humano algo así?.
Un escalo frio de miedo se apodera de mi, miedo a ser rechazada por el, por lo que soy, miedo a perderlo.
Por un instante olvide ese problema, me aterro.
El detalle que le puede hacer temerme.
---Antes.., ¿querías besarme?.---Rompió el silencio que se había formado, aun mirando la noche estrellada que hacia, sin apartar la vista.
Totalmente sorprendida, mis pómulos empezaron a enrojecerse y mis labios a secarse.
Se hizo un silencio, un tanto incomodo, abrumador a mi parecer.
Antes fui a besarlo totalmente inconsciente, sin pensar, en un acto de valentía y deseo. Pero ahora, no soy capaz de contestar su pregunta.
Mi garganta se hace un nudo mas grande a cada segundo que pasa. Jamás me había hecho falta ser tan tímida, jamás me había avergonzado nada. Pero ahora con el hay..., mi vergüenza mas inoportuna había salido a la luz. ¿Qué le digo?.
