---No olvides nuestro amor Nicolas---. Susurro mi amada a mi oído, la noche fría helaba mis huesos , y sus manos calentaban mi alma....
¿Quién era esa dama?.
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Amara.
Primer campamento a las afuera de Rusia.
11:32
---Ya no abra compasión.---Grite, tratando de que el me escuchar.
Eso fue lo ultimo que dije antes de que todo se saliera de control, aun mas.
Los vampiros empezaron a salir de detrás de los arboles, asomando sus filosos colmillos, y yo, yo solo le abrazaba.
Nicolas gritaba mi nombre y León trataba de mover mi cuerpo en mi contra.
Pero fue en vano.
Yo no estaba.
O por lo menos no de la manera en que debía.
Yo sostenía el cuerpo frio y sin vida de mi padre.
Su rostro intacto aun me miraba.
No lloro.
No sufro.
No siento.
Los vampiros nos terminan de rodear, no hay escapatoria.
Algunos han escapado, menos Nicolas y León que trataron de ayudarme y por ultimo decidieron no abandonarme a mi suerte.
Condenándose así.
Aun que debieron a verlo hecho, debieron haberme dejado, solo soy un lastre ahora.
Estos vampiros no tendrán compasión.
Y quizás eso sea lo mejor.
Eso es lo divertido.
Nos mataran.
Siento los pasos de uno acercarse a mi, unos grande, y al instante, como si pudiera olerlo, siento su maldad.
Es el.
El rey.
---Hola loba.---Habla imponente.
---Hola hijo de puta.---Saludo amablemente, una sonrisa tierna que se dibuja en mi cara al levantar mi cabeza para mirarlo a los ojos.
Esos ojos rojos, imponentes, y llenos de locura.
Al ver este gesto el enmarca una sonrisa malvada, el siente la victoria en su sangre, el ya siente mi sangre en sus manos y yo siento la de mi padre.
Aun debajo mía, aun tumbando sobre mis piernas, mi cuerpo se llena de rabia.
Si alguna vez sentí tristeza, esta a desaparecido, llenándome de ira, cada vena de mi cuerpo, cada roce, se siente feroz.
Y la imagen de su cabeza en mis manos aparece de la nada, deseosa de ser realidad.
Pero se que eso no pasara, estoy rodeada de por lo menos una docena de ellos, y por muy fuertes que seamos yo y León es imposible ganar ahora...., mi rostro se descoloca y el miedo me inunda.
