10. Lo mejor.

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-No entiendo cómo lo haces, está claro que sientes algo muy fuerte por ella, ayer fue más que obvio en como la cuidaste e incluso la cargaste -levanto la mirada y veo a Gio-, yo no podría soportarlo, la estás apoyando en lo que ella necesita, pero qué recibes tú a cambio de eso, nada sólo hacerte más daño. Eres demasiado masoquista, de estar en tu lugar yo estaría a cinco metros de distancia de esa tentación.

-El que sientas algo por una persona, no es obligación para que esa persona deba sentir lo mismo por ti, tú eres libre de sentir lo que quieras por quien quieras, pero esa misma libertad la tiene la otra persona también y mientras no te dé esperanzas o te ilusione, lo que hagas por esa persona, va sobre tu propio riesgo, porque tampoco significa que pagará tus favores, regalos o atenciones con cariño que no siente -levanto la mirada de la pantalla de la computadora-. Eso pasa en esta situación, no recibo nada a cambio, porque yo decidí hacerlo, tuve la opción de negarme, ustedes también la tuvieron, pero no lo hicimos, yo le di mi palabra y mientras ella no gane, yo estaré ahí en todo momento.

-¿Y si al final no gana? ¿Qué harás? ¿Quedarte ahí también? -suspiro-. No me mal entiendas, quiero que ella gane, me agrada, pero ¿qué pasaría contigo?

-Sí ella me deja apoyarla pierda o gane, lo haré, mis sentimientos no son su culpa y antes que nada siempre fuimos amigas y yo siempre la protegí y la cuidé y ahora que volvió a mi vida, quiero seguir haciéndolo, no importa sino siente algo por mí.

-No sé si otorgarte mis respetos por ser tan buena amiga o por ser tan tonta -sólo sonrío y niego-. De verdad espero que no salgas lastimada, eres mi mejor amiga, porque aunque ella llegó primero, yo he estado aquí todos estos años y te adoro con todo mi ser.

-Lo sé, pero te puedo asegurar, que a pesar de todo estoy bien, me siento bien cuando estoy con ella, sólo estoy disfrutando el tiempo a su lado, no estoy esperando nada, sólo quiero estar ahí para ella.

-Entonces te hace feliz.

-Su sola existencia me hace feliz, desde la primera vez que la vi aquí, tuve muchas emociones encontradas, pero te puedo asegurar que la felicidad era una de ellas, aunque no nos habláramos, el sólo verla me hacía feliz, verla sonreír es una de las cosas que más me gusta, por esa razón quiero estar a su lado y asegurarme de que esa hermosa sonrisa nunca se borre.

-Eres una romántica empedernida -ve su reloj-, pero ya vámonos, seremos los últimos en llegar.

-Ya casi termino.

-No sé cómo haces para hacer estos trabajos y los de las páginas, estar al día con los proyectos y mantener notas excelentes.

-Ansiedad quizás -me encojo de hombros.

-¿Tu psicóloga no te ha dicho que haces demasiado y podría afectarte?

-Nop. No hacer nada podría afectarme, pensar mucho lo haría, invertir mi tiempo y atención en otras cosas es lo que me ayuda a estar bien, bueno, en su momento fueron los medicamentos, pero ahora estoy bien ellos y no sé si soy yo que estoy aprendiendo a lidiar con mis emociones y pensamientos o sólo estoy muy ocupada. Supongo que me da miedo descubrir la razón y prefiero estar ocupada.

-¿A qué edad tuviste tu primer ataque de ansiedad?

Me quedo callada, porque recuerdo qué lo causó y fue en la preparatoria después de que pasara una semana en la que Julie me ignoraba y no me hablara, después de lo que pasó. Cuando sucedió no tenía idea de qué era, pensé que sólo había llorado mucho y eso hacía que me faltara el aire, hasta mi madre llegó a mi cuarto, me encontró tirada en el piso, cubierta de sudor y lágrimas, sin poder respirar. Ella me tomó en sus brazos y me ayudó a ralentizar mi respiración, hasta que el aire sí logró llegar a mis pulmones, aún después de eso no pude dejar de llorar, en mi cabeza todo era mi culpa, con mi psicóloga entendí que no fue así, al final yo no tuve la culpa, lo que pasó fue algo de dos y la decisión de Julie fue lo mejor para ella, el cómo me lo tomé yo, tampoco fue su culpa. Al final del día todos lideamos con las cosas de diferentes maneras.

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