12. Departamento.

17 4 0
                                    

El señor del taxi conduce por una calle con casas lujosas y un par de edificios, todo muy lujoso, demasiado, tanto que estoy a punto de preguntar si esta es la dirección, pero no lo hago cuando veo que gira a la izquierda y se detiene frente a un edificio, le pago y me bajo del taxi, me encamino hacia la entrada y en la recepción pregunto por Megan.

-¿Señorita Julie Green? -pregunta el encargado y asiento.

-Claro que sí la señorita Clark la espera, es en el tercer piso -sólo vuelvo a asentir y voy hacia la puerta del ascensor, donde presiono el botón y espero.

Mientras tanto observo el lugar, con sus pisos blancos, sus paredes grises, sus plantas bien cuidadas e incluso el encargado tiene un uniforme, ¿en serio Megan paga esto sola? El ascensor abre sus puertas, subo a este y presiono el botón para el tercer piso. Esta vez Megan no pudo ir por mí, así que decidí pedirle su dirección y venir yo por ella para llevar al gatito al veterinario, la puerta del ascensor se abre y me quedo con la boca abierta, en un pequeño pasillo y sólo hay una puerta ¡¿Megan tiene todo un piso para ella?! Me acerco a la única puerta y está abierta, así que entro

-¿Megan? -pregunto. Mientras observo todo, el lugar es tan moderno, tan elegante y espacioso, aunque poco colorido, todo está en colores neutros como blanco, negro y gris, aunque eso le da un gran toque elegante.

Veo la cocina y todo se ve tan nuevo, tan cuidado y... me acerco y veo en la isla un montón de medicamentos, son anti alérgicos, ¿por qué tiene tantos...?

-Hola -me giro y ahí está con la nariz roja y los ojos llenos de lágrimas.

-Megan, ¿eres alérgica a los gatos? -niega y levanto la caja del anti alérgico en mi mano-. ¿Ya te viste en un espejo?

-Estoy bien -cierra los ojos y noto que respira por la boca.

-Megan, debiste decírmelo -me acerco, la tomo de la mano y la siento en el elegante sillón gris-. Te ves mal.

-Ya te dije que estoy bien, sólo es una pequeña alergia, ahorita se me pasa, ya me tomé el medicamento -sigue respirando por la boca y no sé si lo hace para evitar respirar lo que sea que le provoqué alergia del gato o porque tiene la nariz tapada.

-De verdad agradezco el gesto, pero no puedes seguir así -saco el celular de mi chaqueta y le marco a Anna, timbra dos veces y me responde.

-¿No piensas venir a clases? -es lo primero que pregunta.

-No, no podré ir, pero no te llamo por eso, ¿de casualidad puedes adoptar a un gatito o sabes de alguien a quien le gustaría hacerlo?

No escucho que dice, porque Megan me quita el celular de la mano, me giro y tiene el ceño fruncido.

-¿Qué haces? -pregunta como si no fuera obvio.

-No puedo quedármelo y tú tampoco.

-Yo puedo, claro que sí, sólo debo acostumbrarme, déjalo es lindo -me cruzo de brazos y la veo seria.

-Megan no.

-Julie, por una vez créeme, estoy bien, yo puedo con esto -la seriedad y seguridad con la que me dice las cosas me dejan sin palabras. Termina la llamada y me devuelve mi celular-. Creo que si lo encontraste fue por algo, así que vas a quedártelo.

-Pero...

-Sin peros, ya se me está pasando, lo que pasa es que no tenía el medicamento y los de la farmacia se tardaron siglos -se pone de pie y va hacia la cocina-. ¿Quieres un café? Uno de verdad -ruedo los ojos.

-Bien -busco con la mirada al gatito y no lo encuentro-. Oye, ¿dónde está?

-Durmiendo, creo que tomar leche lo dejó cansado -la veo tomar un cilindro negro y girar una manivela.

-¿Qué es eso? -me pongo de pie y me acerco.

-Es para moler los granos de café.

-¿Es en serio? ¿Tanto trabajo por un café? -me ve indignada.

-Es lo primero que se toma en el día, merece trabajo y dedicación, aparte, voy a usar mi cafetera italiana y debe estar bien molido y sinceramente me gusta hacerlo yo misma -toma la cafetera, le pone agua y luego la pone en la moderna hornilla de su estufa.

-Oye, ¿estás segura que no tienes un Onlyfans? -me ve confundida-. Tienes un piso completo para ti sola.

-No es tan grande como suena el hecho de tener un piso completo, debo aceptar que tiene todo y un buen uso de cada espacio, pero no es la gran cosa -abro mi boca sorprendida e indignada porque vivo en una caja de zapatos y eso no es la gran cosa-. Mira tengo cocina, sala y comedor, el concepto hace que se vea espacioso, pero si hubieran paredes, no cabría nada, luego están las escaleras, ahí está mi habitación, sólo hay una, pero tengo un baño y un clóset, no me quejo de ninguno, esta puerta de acá -se gira y señala una puerta corrediza en el rincón-, es el cuarto de lavado, allá por las escaleras, está mi oficina o set up más que nada, está el balcón, es espacioso, ahí hago ejercicio cuando no tengo ganas de ir al gimnasio.

-Megan, me acabas de gritar pobre con sólo el hecho de describir el lugar, como si verlo no fuera suficiente.

-No es cierto, aparte, mi hermano me ayudó a conseguirlo y no es tan caro -pone el café en la cafetera, cierra esta y la deja de nuevo en la cocina-. Bueno, luego te muestro el lugar.

-No te bastó la humillada descriptiva quieres más -lanza una carcajada y luego comienza a toser-. ¿Estás bien? -asiente.

-Sí, estoy bien.

-Has de traer a muchas chicas aquí, fijo se quedan impresionadas con el lugar -digo viendo los cuadros minimalistas en color dorado y negro en la pared.

-No, prefiero ir a sus casas, la mía es sagrada, nunca he traído a una chica, bueno, no en ese sentido, porque mis amigas y amigos si han venido -elevo ambas cejas.

Realmente creí que diría: no, en realidad no salgo con nadie. No: prefiero ir a sus casas... o sea, ¿casas? ¿plural?

-Mira, mira que hermoso -me acerco a ver lo que ella está viendo y con lo que me encuentro es con el café saliendo de lo que sea que tenga esa cafetera italiana. La veo y ella está tan emocionada por ese simple hecho-. Como amo el café -suspira como enamorada, aunque creo que lo está.

Luego de un momento me sirve una taza, le pongo azúcar y espero a que enfríe un poco para probarlo, al hacerlo, veo a Megan y me encuentro con su cara de satisfacción.

-¿Ves la diferencia ahora? -aparto la mirada y sólo ríe. No voy a darle la razón.

Luego de tomar el café, Megan va por el gatito, ambas salimos de su departamento y vamos al garaje en donde subimos a su auto para ir al veterinario. Al llegar lo revisan y nos dicen que está bien, que tiene tres meses pero debemos darle una leche especial en biberón porque necesita nutrientes y muy pequeño para su edad. Megan decide comprarle una cama, un par de juguetes, el biberón y la leche en polvo. Todo es bastante costoso, pero al parecer ella no lo ve así, porque ni siquiera se fija en los precios y al llegar a la caja sólo pasa su tarjeta y listo.

La familia de Megan es bastante acomodada, no son millonarios, pero tienen negocios, su padre es ingeniero civil y su madre es abogada, pero se dedican muy poco a lo que estudiaron y se enfocan más en la ferreteria que tienen, la misma que tiene dos sucursales desde hace dos años porque es una especie de Walmart para constructores, ambos han sabido manejar su negocio y les va muy bien, por otro lado, su hermano es el contador de una importante empresa de bienes raíces, pero Megan tiene una buena vida para no recibir ayuda de sus padres. Me encantaría tanto ser como ella, es realmente alguien de admirar.

Después de todo eso pasamos la tarde en su departamento, Megan pidió comida, vimos películas, se tomó su medicamento y juntas cuidamos a Aslan, sí, ese será su nombre, por el león de Narnia.

Descubriendo El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora