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Al abrir los ojos lo primero que notó es que no estaba en su habitación, ni en el bar, ni en una esquina de la calle. Era una habitación desconocida pero que se le hacía bastante familiar.

Otra cosa que notó fue el fuerte brazo que le rodeaba la cintura. Stan se asustó en esos momentos. Volteó suavemente la cabeza para notar unos rizos rojos a su espalda.

Lo único que atinó a hacer fue gritar y moverse bruscamente, haciendo que se cayera de la cama y Kyle se despertara.

—¿Por qué demonios gritas?— preguntó el pelirrojo aún adormecido.

—¡Tú!..—

Stan se quedó sin palabras al estar un poco más consciente de la situación. Ambos estaban si camisa, en la habitación del pelirrojo seguramente. No habían rastros de sexo, pero aún así la situación era medio rara.

—Tu te... ¡Aprovechaste de mi!—

—Creeme. No lo hice— rió Kyle

—Si, claro. ¿Y como explicas esto?— se señaló a sí mismo.

Kyle sonrió orgulloso al ver un chupón en el cuello del pelinegro. Se sentó en la cama y observó el rostro del ojiazul.

—¿Y bien?—

—¿Qué? Te traje aquí para follar. Estuviste de acuerdo— se defendió el ojiverde.

—¡Estaba borracho!—

—Yo también. Y baja la voz, los vecinos se molestarán— llevó su dedo índice a sus labios, indicándole a Stan que se callara.

—¿En serio es lo único que te importa? Trataste de violarme— se quejó Stan.

—Tecnicamente no es violación si estás de acuerdo—

—¡Que estaba borracho joder! Te voy a denunciar— amenazó.

—Oh, créeme. Eso no funciona conmigo. Mi padre es abogado— se defendió mientras sonreía. —Además, no hay que ser un diablo para entender que si alguien en un bar te coquetea y te pide ir a otro lugar, es para tener sexo—

El pelirrojo se acercó peligrosamente a Stan y susurró en su oreja lo último, provocando un escalofrío en Stan.

—En mi pueblo no era así—

—Bienvenido a Jersey—

Stan se quedó sin argumentos. Solo pudo cerrar sus ojos con impotencia y apretar su puño. Kyle tenía razón, él mismo se lo había buscado. Además, no tuvieron sexo, por lo cual no puede demandarlo.

—Te estoy odiando ahora mismo—

—Odiame si quieres. Me debes un polvo— Kyle acarició su espalda.

—No te debo nada, idiota— Stan se separó.

—Vale, vale. Ya no bromeo. ¿Te llevo a tu casa?—

Stan comenzó a recoger su ropa, la cual estaba regada entre la habitación y la sala. Cuando estuvo completamente vestido notó que Kyle estaba totalmente cambiado.

Ahora no traía su estilo de Playboy, tenía puesto un abrigo verde opaco sobre una playera blanca. Unos pantalones cómodos y zapatos deportivos. Y los cambios más grandes si duda eran su cabello, que ahora estaba más despeinado, y que llevaba lentes. Stan debía admitirlo, está nueva versión de Kyle también le gustaba.

Espera... ¿le gustaba? No, claro que no. Solo le sorprendió verlo así.

No dijo nada cuando salieron del departamento. Fue hasta estar montado en el auto de Kyle camino a su casa cuando habló.

Love is a Jersey Thing Donde viven las historias. Descúbrelo ahora