05

86 9 0
                                    

Habían llegado a un pequeño pueblo, Stan suponía que ahí vivían los padres de Kyle. No quería pasar más tiempo a solas con él, le daría un paro cardíaco.

El mayor estacionó el auto delante de una casa color verde de dos pisos.

—Aquí es. Puedes bajarte— mencionó.

Stan asintió y bajó del auto. Se quedó parado unos segundos a un lado del auto, esperando que Kyle bajara también. Ambos caminaron hacia la puerta principal.

El ojiazul estaba nervioso. ¿Qué clase de personas serían los padres de Kyle? ¿Saben ellos que su hijo es bisexual?

Kyle notó el nerviosismo de Stan y sonrió. Pasó su brazo izquierdo por los hombros del más bajo. Este lo miró curioso.

—No te preocupes, les caerás bien—

Abrió la puerta y unos pasos se oyeron acercándose rápidamente.

—Aquí vamos— mencionó Kyle.

Stan no entendió por qué dijo aquello, hasta que unos brazos lo rodearon de la cintura. Se quedó sorprendido. Había un adolescente pelinegro que lo abrazaba fuertemente.

—Ike, te equivocaste de persona— mencionó Kyle divertido.

El menor de los tres se separó avergonzado. Miró a Stan arrepentido. El pelirrojo acarició el cabello del adolescente.

—¿Te confundiste por la ropa?— preguntó.

—Si— por fin habló el menor.

—Él es Stan, un amigo. Stan, él es mi hermano menor Ike, tiene 15 años— los presentó.

Stan sonrió y extendió su mano hacia Ike. Este la tomó con un poco de nervios. ¿Cómo pudo confundirse así?

—¿Estabas ansioso por verme?—

En las mejillas de Ike se formó un pequeño rubor. Claro que estaba ansioso de ver a su hermano después de meses.

—No vienes desde Janucá— replicó el menor.

—¿Janucá?— preguntó Stan.

—Es una celebración judía. Ustedes celebran navidad, nosotros Janucá— aclaró el pelirrojo.

Stan estaba sorprendido. ¿Kyle era judío? Eso no se lo esperaba.

—Ike, ¿está papá?—

El menor negó.

—Mamá y papá salieron a bailar está noche. Hay casa sola— respondió a su hermano.

—¿Y no hiciste una fiesta?— cuestionó el mayor por lo cual recibió una negativa. —Yo no te eduqué así de correcto— se quejó.

Stan solo pudo reír en voz baja. Ike solo rodó los ojos.

—Bueno, supongo que hablaremos con papá mañana— dirigió sus palabras a Stan esta vez.

—¿Te quedarás a dormir?— curioseó el adolescente.

—Si, espero que mi habitación siga intacta—

—¡Claro!—

—¿Puedes llevar a Stan? Sacaré algunas cosas del auto—

Ike asintió. Tomó el brazo del pelinegro mayor y lo guío por la casa. No era muy amplia pero era acogedora. El pequeño lo llevó a la última habitación en el segundo piso.

—Esta es la habitación de Kyle. Siéntete libre de revisar sus cosas— rió el menor — Aquella puerta es el baño— señaló la que se encontraba a dos puertas de la habitación de Kyle.

Love is a Jersey Thing Donde viven las historias. Descúbrelo ahora