basado en una historia de fantasía y ficción del siglo XIX.
creado por mí.
El aroma a flores y velas perfumadas impregnaba el aire mientras la elegante mansión se iluminaba con la luz de las antorchas. Daniel Fairchild, con su mirada penetrante y su...
(Daniel y Salomón se encuentran en un paisaje idílico, rodeados de un mar de flores coloridas y la serenidad del campo)
Daniel: Salomón, el destino nos vuelve a unir en este escenario de belleza y melancolía. Cada flor que florece a nuestro alrededor parece susurrar nuestros secretos más profundos, recordándonos el amor prohibido que compartimos en silencio.
Salomón: Daniel, el aire está lleno de la fragancia de los recuerdos que creíamos enterrados en lo más profundo de nuestra alma. Cada paso que damos juntos es un eco de lo que una vez fue, y lo que nunca podrá ser.
Daniel: En nuestros corazones arde una llama que la razón no puede sofocar, una mezcla de anhelo y resignación ante un amor que desafía las normas de nuestro tiempo y lugar. ¿Cómo podemos seguir adelante, sabiendo que nuestros caminos están destinados a permanecer separados?
Salomón: Es un tormento silencioso que llevamos con nosotros, Daniel. El peso de un amor imposible que nos consume desde el interior, dejando cicatrices invisibles en nuestra piel y un vacío en nuestros corazones. Debemos contener nuestros sentimientos, aunque duelan profundamente, por el bien de ambos y de aquellos que nos rodean.
(Daniel y Salomón se sumergen en un silencio cargado de emotividad y una mirada compartida que refleja la mezcla de deseo y dolor en sus almas, aceptando la inevitable separación que les espera en su amor imposible)
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(Daniel, con una expresión serena pero cargada de pesar, se aparta de Salomón mientras en su mente sus pensamientos reflejan su dolor y resignación)
Daniel (pensamiento interno): Salomón, mi amor imposible, mi corazón late en sintonía con el tuyo, pero nuestras almas están condenadas a seguir caminos separados. Has sido el único hombre que he amado, el único que ha logrado tocar mi alma de forma tan profunda.
(Daniel se aleja lentamente, sabiendo en lo más profundo de su ser que no puede desafiar las barreras que separan sus destinos)
Daniel (pensamiento interno): Mi deber como hijo legítimo de la familia, mi lealtad al imperio y a mis seres queridos, pesa más que mis propios deseos y anhelos. Aunque mi corazón se rompa en pedazos, debo renunciar a la felicidad que podría haber sido con tú, Salomón.
(Daniel mira una última vez a Salomón con ojos llenos de un amor silencioso y una tristeza profunda, antes de desaparecer en la distancia, llevando consigo el peso de un amor perdido en las sombras del destino)
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