👑Capitulo 43👑

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👑Capitulo 43:Ambición y Manipulación👑

Las sombras de la noche se extendían sobre la mansión Zac, un edificio de gran tamaño, con una belleza fina y elegante. Un jardín gigantesco y precioso se extendía a sus espaldas, un lugar de paz y tranquilidad en contraste con la tormenta de emociones que hervían dentro de sus muros.

Dentro de la habitación de la Duquesa Zafiro Zac, una mujer de cabello largo marrón y ojos marrones oscuros, se desarrollaba una conversación cargada de ambición y manipulación. Su hijo, el Pequeño Duque Arturo Zac, un joven de cabello corto rojo oscuro y ojos marrones medio oscuros, la escuchaba con una mezcla de obediencia y desasosiego.

"Arturo," comenzó la Duquesa, su voz firme y autoritaria, "debes acercarte al Príncipe Heredero Cielo Servil Fairchild. Debes ser su aliado, un hombre completamente devoto a él."

Arturo asintió con la cabeza, su rostro reflejando una mezcla de incertidumbre y resignación. Él no compartía la ambición de su madre, pero la complacía con una fidelidad inquebrantable.

"El Rey Daniel Fairchild," siguió la Duquesa, su voz cargada de resentimiento, "fue la causa de mi infelicidad. Me rechazó cuando éramos jóvenes. Yo estaba enamorada de él, Arturo. Obsesionada."

Las palabras de su madre resonaron en la mente de Arturo. Él sabía que el Rey Daniel Fairchild, con su cabello blanco largo y ojos rojos, era un hombre de gran poder, un político hábil y un guerrero despiadado. También sabía que su madre siempre había albergado un profundo rencor hacia él.

"Pero tú puedes lograr lo que yo no pude, Arturo," continuó la Duquesa, con un brillo de determinación en sus ojos. "Puedes convertirte en el más cercano al Príncipe Heredero Cielo Servil Fairchild. Puedes ganarte su confianza, su amistad, su amor... Y cuando llegue la mayoría de edad del Príncipe, tu plan comenzará."

Arturo sintió un nudo en el estómago. Su madre hablaba de ambición, de poder, de manipulación. Y él, en su profunda devoción hacia ella, estaba dispuesto a cumplir sus deseos.

"Siempre estaré al pendiente de los deseos del Príncipe Heredero," dijo Arturo, con una voz baja y sumisa. "Siempre me llevaré bien con la Familia Real Servil Fairchild."

"Así es, Arturo," dijo la Duquesa, con una sonrisa de satisfacción. "Eres un buen hijo, Arturo. Un hijo que cumple las expectativas de su madre."

Arturo sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Su madre lo amaba, sí, pero también lo veía como una herramienta para alcanzar sus propios objetivos. Y él, a pesar de su corazón lleno de dudas, estaba dispuesto a cumplir con sus deseos.

El pensamiento del Príncipe Heredero Cielo Servil Fairchild, con su cabello marrón corto y ojos rojos, se cruzó por su mente. Arturo recordó la primera vez que lo vio, el encanto, la inteligencia, la irresistible atracción que sentía por él. Y en ese momento, sintió una punzada de culpa.

¿Cómo podía cumplir con el plan de su madre si estaba empezando a sentir algo por el Príncipe Heredero?

 ¿Cómo  podía  cumplir  con  el  plan  de  su  madre  si  estaba  empezando  a  sentir  algo  por  el  Príncipe  Heredero?

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Pero la obligación hacia su madre era más fuerte que sus sentimientos románticos. Arturo sabía que su deber era complacer a la Duquesa Zafiro Zac, la mujer que lo había criado y que siempre había estado ahí para él.

"Sé que puedes hacerlo, Arturo," dijo la Duquesa, con una sonrisa llena de confianza. "Eres inteligente, hábil y encantador. El Príncipe Heredero te apreciará. Te convertirás en su confidente, su amigo, su... todo."

La sonrisa de la Duquesa se ensanchó, revelando un brillo de ambición en sus ojos. "Y cuando llegues a ese punto, Arturo, me aseguraré de que tengas todo el poder que siempre has deseado. Y juntos, destruiremos a Daniel Fairchild."

Las palabras de su madre resonaron en la mente de Arturo, llenándolo de una mezcla de miedo y determinación. El camino que le había trazado su madre era peligroso, pero él estaba dispuesto a recorrerlo.

En ese momento, el Príncipe Heredero Cielo Servil Fairchild, con su cabello marrón corto y ojos rojos, se le presentó en la mente de Arturo. Se imaginó al príncipe, a su lado, confiando en él, amándolo. Y una nueva incertidumbre se apoderó de él.

¿Podría realmente manipular al Príncipe Heredero si en realidad estaba empezando a enamorarse de él? ¿Podría cumplir con el plan de su madre si sus propios sentimientos lo estaban traicionando?

Arturo suspiró profundamente, sintiendo un peso inmenso sobre sus hombros. El futuro se presentaba incierto, lleno de peligros y posibilidades. Y en el centro de ese torbellino de emociones, él se encontraba atrapado entre el amor y la obligación.

La noche se extendía sobre la mansión Zac, y en su interior, el Pequeño Duque Arturo Zac, completamente consciente de la tormenta que se acercaba, se preparaba para la batalla que le esperaba.

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