👑Capitulo 48👑

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👑Capítulo 48: Las Lecciones de Rosario👑

La mansión Fairchild, un palacio de piedra blanca y columnas imponentes, se elevaba majestuosa sobre el terreno. Los jardines, con sus fuentes danzantes y sus rosas perfumadas, se extendían como un tapiz de colores. Pero dentro de sus muros, se respiraba un aire gélido, un silencio que solo se rompía por el crujido de las maderas antiguas y el eco de los pasos que recorrían los pasillos.

En un salón decorado con tapices bordados y muebles de madera oscura, la Marquesa Rosario Fairchild, una mujer de cabello rubio medio marrón y ojos rojos que brillaban con una inteligencia fría y calculadora, se encontraba sentada en un sillón tapizado en terciopelo rojo. Su vestido blanco, de encaje delicado, resaltaba la palidez de su rostro, una palidez que se mezclaba con una aura de poder y determinación.

Frente a ella,  Daniel Fairchild,  un joven de 13 años con el cabello blanco y los ojos rojos,  se sentaba con una postura erguida,  mirando a su madre con una mezcla de respeto y admiración

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Frente a ella, Daniel Fairchild, un joven de 13 años con el cabello blanco y los ojos rojos, se sentaba con una postura erguida, mirando a su madre con una mezcla de respeto y admiración. Su mente, tan aguda como la de su progenitora, absorbe cada una de sus palabras. Daniel era la imagen de Rosario, heredando su inteligencia, su ambición y su capacidad para manipular a los demás.

"Daniel," dijo Rosario, con una voz suave pero firme, "la historia es un arma. Es un libro que contiene las claves para el poder. Debes aprenderla de memoria. Conocer las estrategias, las traiciones, los momentos de debilidad de cada rey, de cada emperador, de cada noble. Conocer sus puntos débiles, sus miedos, sus anhelos. Esa es la verdadera sabiduría."

Daniel asintió, sus ojos rojos reflejaban un brillo de ambición. "Madre, ¿cómo puedo utilizar la historia para controlar a los demás?"

Rosario sonrió, una sonrisa que no llegaba a sus ojos. "El control no se alcanza con la fuerza bruta, Daniel. El control se obtiene a través de la astucia, la persuasión, la manipulación. Debes aprender a leer entre líneas, a interpretar las palabras, a descubrir los deseos ocultos de los demás. Convierte a las personas en tus herramientas, tus peones. Hazles creer que te necesitan, que eres el único que puede ayudarlos. Pero recuerda: nunca confíes en nadie, y nunca te dejes llevar por la compasión. La compasión es una debilidad, un obstáculo en el camino del poder."

"Madre, ¿cómo puedo ser persuasivo con mis palabras?" preguntó Daniel.

"La persuasión es un arte, Daniel. Un arte que requiere dominio del lenguaje, de la lógica y de la psicología. Debes aprender a hablar con pasión, a despertar la curiosidad de los demás, a sembrar dudas en sus mentes. A través de las palabras, puedes controlar el pensamiento, la acción, el destino de los demás."

Rosario, con un gesto elegante, se levantó de su sillón. "Recuerda estas palabras, Daniel. Recuerda que el poder es un juego que se juega con astucia y ambición. Y recuerda que tu destino es controlar el mundo, como yo te he enseñado."

La mirada de Daniel se encontró con la de su madre, un reflejo de sus propios deseos y ambiciones. En ese instante, el joven Marqués se sintió listo para conquistar el mundo. Pero en el fondo de su corazón, una pequeña chispa de duda apareció. ¿Podría Daniel alcanzar su objetivo sin dejar de ser el hijo amoroso que su madre quería que fuera?

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