CAPÍTULO 2

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Yuji corría tan rápido como sus pequeños pies y pulmones se lo permitía, quería encontrar la fuente de ese aroma, no sabía el porqué, pero lo necesitaba.

Cruzó por un camino de piedra hasta llegar a lo que parecía un pequeño campo de flores, ahí no estaba el dueño de lo que buscaba. Una nueva ráfaga trajo consigo el aroma a bergamota y geranio más concentrado. Con desesperación y emoción inexplicable buscaba con su vista y olfato.

Detrás del pequeño, la nana y Choso corrían intentando alcanzarlo. La nana tenía una vaga idea de lo que estaba sucediendo, pero de igual forma debía proteger al cachorro. Choso corría enojado no porque Yuji haya salido huyendo, sino porque había lastimado a su madre para hacerlo.

Minutos después de iniciada la huida, llegó a un hermoso y cristalino lago, frente a él había 3 niños, uno de cabello tan blanco como la nieve, uno con el cabello tan negro como la noche y una niña de cabellos castaños. El de cabello blanco se encontraba lanzando rocas al lago, mientras que los otros dos estaban sentados en el pasto. Sin embargo, algo les llamó la atención y es que de repente el albino se había quedado callado. No era para menos, el aroma de Yuji ya lo había alcanzado.

Satoru comenzó a olfatear y al darse la vuelta fue tacleado por una pequeña bola rosada. - ¡Te encontré! - le gritó el pequeño, tan pronto se dio el espacio para verlo.

Suguru y Shoko quedaron impactados al ver como Satoru no se quejaba, al contrario, lo abrazaba. Satoru acercó su rostro al cabello de Yuji, luego bajo a su cuello y lo miró con sorpresa. - Rosa y vetiver - susurró. De inmediato su corazón se aceleró. Era la misma sensación de hace cuatro años.

- Bergamota y geranio. - susurró el pequeño Yuji en respuesta.

Aquella inocente y encantadora atmósfera solo duró unos segundos, pues la nana sin previo aviso lo arrancó de los brazos de Satoru. Yuji comenzó a luchar para soltarse. - No, no, no. Nana, suéltame. - pedía el niño mientras veía a Satoru en el suelo.

Shoko y Suguru se acercaron rápidamente para ayudarlo a ponerse de pie. - ¡Suéltalo! - ordenó el albino. La nana hizo caso omiso a la petición de ambos niños. Yuji no tardó en comenzar a morder y lanzar golpes al aire, no quería alejarse de ese niño de ojos bonitos.

Satoru estaba por sumarse a la rabieta de Yuji cuando Choso lo detuvo empujándolo lejos. Yuji al ver esto no pudo más y comenzó a llorar, pero no como siempre lo hacía, parecía sufrir un dolor asfixiante. Satoru sintió la desesperación y frustración del pequeño omega en su pecho. No sabía por qué, pero aquellos sentimientos lo estaban desesperando. Intentó acercarse de nuevo, pero de nuevo fue alejado y terminó sentado en el suelo, impotente por no poder ayudar o aliviar el dolor de Yuji. Satoru también comenzó a llorar.

Justo cuando la nana se disponía a alejar a Yuji aún más de Satoru, los padres de ambos cachorros llegaron. Oyuki corrió para socorrer a su cachorro que estaba sentado en el piso. Era la primera vez en su vida que veía a Satoru llorando de esa manera. Su mano estrujaba la tela de su camisa cerca de su corazón, algo le dolía.

Kaori tomó a Yuji en sus brazos, el llanto del niño era tan desesperado que incluso ella estaba al borde de las lágrimas. Masaru, se acercó a Shoko y Suguru quienes también parecían querer llorar. Incluso Choso busco los brazos de su padre, ya que escuchar llorar a su hermanito le dolía.

- Nana - le miró Kaori para que se quitara de su camino y dejara que Yuji se acercara de nuevo a Satoru. La nana de mala gana aceptó y se hizo a un lado.

- Yuji, mi sol. - susurró con amor al cachorro en sus brazos. - ¿Estás llorando porque quieres estar cerca de Satoru? - el pequeño solo asintió.

Viendo a Kaori, Oyuki también intervino - Satoru, mi cielo. - dijo esta vez Oyuki ayudándole a ponerse de pie - ¿Duele porque estás lejos de Yuji? - preguntó al tomar la mano que con fuerza se aferraba al pequeño pecho de su hijo.

AST - NUEVOS DIOSESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora