CAPÍTULO 6

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🩵🩷 MINI MARATÓN 3/3 🩷🩵

Los siguientes dos meses después de la suspensión de salida de Yuji, habían sido contraproducentes para su salud y es que tal y como ambas familias lo esperaban, el permiso de visita de Satoru fue revocado hasta nuevo aviso sin proporcionar mayores detalles. El único que podía entrar y salir de la residencia era Jin, por ser un empleado de la Constructora Gojo.

En este período de separación la salud del pelirrosa se deterioró a pasos agigantados, parecía un sol a punto de extinguirse.

La situación de Yuji se volvió crítica e insostenible para la familia, el menor dejó de salir de su habitación y se negaba a comer, apenas y tocaba una que otra fruta al día, si es que tenían suerte. Había comenzado a perder peso, y a dormir en exceso. Adicional a eso, no le habían permitido contactarse con Satoru. Llevaba dos meses en contacto 0 y su cuerpo ya comenzaba a resentirlo, después de todo habían mantenido una rutina de visitas por 7 años de forma ininterrumpida, por lo que estaban acostumbrados a sentir y mezclar sus aromas sin necesidad de terceros o de alguna prenda impregnada.

Jin se encontraba trabajando horas extra debido a la urgencia con la que el gobierno había solicitado la culminación de Olimpo. Sin embargo, la llamada de una afligida Kaori le obligó a volver a casa de inmediato. Su esposa comentó lo acontecido, y el como ya no era posible hacer entrar en razón a su pequeño cachorro. Las altas fiebres se habían vuelto el pan de cada día de la última semana. Incluso Choso había comenzado a enfermar.

- Esto no puede seguir así. Necesitamos conseguir un permiso o algo que nos permita traer a Satoru. - clamaba la azabache.

- Kaori, sabes que no es tan fácil. - respondió un desanimado Jin. - Yuji tiene que ser fuerte y resistir un poco más. - susurró al borde del colapso.

- ¿Más dices? ¡Jin, nuestro hijo solo tiene 11 años! Su cuerpo está al límite, no come, no sale, duerme todo el día. - gritaba fúrica. - ¿Le has preguntado a Masaru cómo está Satoru? - su aroma era picante y llegando a su límite finalmente se desmoronó en llanto. - Estamos perdiendo a nuestro bebé. Jin, si algo le sucede a Yuji no lo resistiremos. Ahora Choso ha comenzado a rechazar alimento y lleva dos días negándose a salir de su habitación. La tristeza está consumiendo a nuestros hijos. - con ambas manos cubrió su rostro. - Apenas he podido hablar con Oyuki, pero hasta donde sé, Satoru está igual que Yuji. - hipeaba y temblaba debido a la impotencia y frustración.

El pelirrosa mayor se acercó a su esposa y la abrigo en un cálido abrazo donde ambos liberaron su miedo ante la idea de perder a alguno de sus cachorros. Pasaron la noche en vela cuidando de ambos niños, quienes aún dormidos se quejabana y lloraban.

Jin temía lo peor por lo que sin avisar al día siguiente fue a las oficinas del gobierno a implorar que el permiso le fuera restituido a Satoru, expuso como esto había sido dañino para su hijo menor y como ambos cachorros se estaban dejando morir, pues la situación de Satoru no era mejor.

Masaru también se presentó a las oficinas para apoyar la petición de Jin, ambos presentaron informes médicos y comprobantes que los cuidadores habían otorgado para pedir una excepción, pero les fue denegada al instante. Se les explicó que los funcionarios estaban en contra, ya que, si lo permitían, el resto de las parejas optaría por hacer lo mismo.

- A diferencia del resto de parejas, ellos son destinados. No pueden dejar morir a nuestros hijos. - gritó Jin quien había perdido la calma. Era sabido que Satoru se había convertido en un hijo más para los Itadori debido al tiempo que compartían juntos y al cariño que le había tomado a lo largo del tiempo. No permitirían que Yuji saliera lastimado, pero tampoco Satoru. Debían protegerlos a ambos.

AST - NUEVOS DIOSESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora