Satoru fue llevado en una caravana de autos hacia la residencia de los Itadori. Como era de esperarse iba custodiado por la seguridad de la familia Gojo y por guardaespaldas asignados por el gobierno como un acto de buena fe para mantener la buena relación con la familia albina, luego de la pequeña discusión con el ministro, Yaga.
Oyuki acompañaba a Satoru, en un auto diferente, ya que el menor no toleraba ningún aroma que no fuese el de su querido Yuji. Por lo que se negó a ser acompañado por su madre o cualquier otra persona que no fuera el conductor beta.
Masaru y Jin no estaban muy lejos de llegar a la residencia del pelirrosa, pues querían estar presentes en caso de que se necesitara su intervención. El trayecto pareció eterno, ya que la ansiedad por saber como reaccionarían los cachorros los carcomía a ambos.
En la residencia Itadori, el personal se movía con agilidad para cumplir con lo estipulado por el nuevo protocolo que el ministerio les envió, todos eran dirigidos por Kaori y Emi, quienes habían ordenado que acondicionaran una de las habitaciones más grandes de la casa con dos camas para los menores.
El corazón de Kaori se sentía reconfortado al saber que su pequeño cachorro por fin se sentiría mejor, aunque al mismo tiempo se sentía mal por la forma en la que le había hablado a su esposo, pero gracias a ello ahora podía tener un pequeño respiro. Luego se disculparía con él.
- Señora, la habitación está lista y el circuito de seguridad también. - anunció uno de los guardaespaldas. - ¿Desea que movamos al joven Yuji a la habitación? - cuestionó con amabilidad y es que, aunque su trabajo era cuidar de la familia, era imposible no tomarle cariño al menor. Siempre tenía algo lindo para decir o alguna ocurrencia que los hiciera reír, así que Yuji era amado por aquellos desconocidos, no tan ajenos a la familia.
- Por ahora no, aún está durmiendo y puede que el despertarlo lo ponga de mal humor. Por ahora, esperaremos hasta que Satoru llegue para despertar a Yuji. - explico al hombre que solo asentía ante la negativa de la madre.
El resto de los hombres asintieron y se retiraron del pasillo dejando aquella habitación vacía. Afortunadamente, todos son betas por lo que no debían preocuparse por algún resto de aroma que incomodara a los menores.
- Emi, prepara un poco de fruta. Satoru no debe tardar y quiero que tengan algo ligero para comer. - pidió amablemente la azabache que, comparado con días anteriores, parecía más animada. Y como no estarlo si llevaba noches en vela procurando a sus hijos.
El tiempo parecía ir más lento de lo habitual, los minutos parecía interminables y la espera por la llegada del pequeño alfa se hizo increíblemente tortuosa. Con cuidado tocó la puerta del cuarto del menor, esperando por una respuesta. - Pasa - se escuchó al fondo.
La mujer entro suprimiendo su aroma a su máxima capacidad para no incomodar su hijo. - Yuji, mi sol. - susurró acercándose a la cama de su hijo. La apariencia de Yuji era deplorable, ni siquiera parecía un niño de 11 años. Sus mejillas antes rosáceas, ya ni siquiera tenían color, sus labios estaban resecos y la pérdida de peso era evidente. Ni hablar de sus ojeras que enmarcan sus preciosos ámbares, estaban apagados al igual que su cabello. - Mi amor, sé que no te sientes bien ahora, pero necesito que me ayudes. Debes ir a una habitación que mamá ha preparado especialmente para ti. - acariciaba tiernamente los cabellos del niño.
- No quiero. - negó de inmediato dándole la espalda a su madre. - Déjame solo. - la tristeza en su voz le rompía el corazón, su pequeño, el sol de su hogar no era ni la sombra de lo que meses atrás había sido. El lazo que lo unía a Satoru era tan fuerte que estaba segura que al ver al albino, la situación sería igual o peor.
Sentía un terrible nudo en su garganta, pero si ella se desmoronaba en ese momento, su hijo también lo haría, y eso era algo que no podía permitirse en ese momento. No cuando Jin había hecho todo lo posible por ayudar a su hijo. - Yuji - esta vez su tono era más firme. - Sé que te sientes muy mal y que no quieres salir de aquí, pero papá se ha esforzado mucho por conseguir un permiso especial y Satoru viene en camino. No deberá tardar mucho en llegar, pero el aroma amargo de esta habitación le hará daño a Satoru, así que debemos llevarte a la habitación que hemos preparado para ustedes. - continuó narrando a medida que acariciaba la espalda de su hijo.
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AST - NUEVOS DIOSES
Fanfiction20 de marzo del año 2450. En el hospital nacional de Sendai por primera vez en 25 años ha nacido un omega. De piel ligeramente bronceada, inusual cabello rosa y orbes color avellana, el llanto de Yuji Itadori resuena en el hospital. Por los altavoce...