CAPÍTULO 18

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El trayecto desde la residencia Gojo hasta el helipuerto secreto de los Kamo se hizo en completo silencio, no eran necesarias las palabras para saber que los pequeños omegas estaban tristes, sus aromas con notorias connotaciones agrias hablaban por ellos, al menos era lo que lograban percibir los adultos de Nobara y Megumi, ya que Yuji al llevar su collar se veía afectada su capacidad de expresarse a través de su aroma, aunque gracias a ello con facilidad podría ser confundido con un beta.

Llegados al helipuerto, los cachorros fueron movidos con rapidez del auto al helicóptero que los transportaría a Olimpo, de nuevo todo se hizo en medio de un sepulcral silencio; sin embargo, los adultos comprendían que para los menores este cambio tan radical implicaba un torbellino de emociones que no estaban completamente listos para gestionar. Naobito no quería hacer de aquel viaje algo más incómodo por lo que prefirió dejar que todo fluyera, si los cachorros decidían hablar, los escucharía, pues tal como Masaru lo había dicho, llegaría el momento en el que todos comprendieran la razón de tan drástica y apresurada decisión.

– ¿Cuándo volveremos? – ya estando en el aire, Nobara hizo gala de su valentía y se atrevió a romper aquel pesado silencio. Yuji y Megumi, quienes iban sentados con vista a cada ventana, salieron de sus letargos para fijar sus agudas miradas en el alfa de cabello blanco.

– Al llegar a Olimpo les explicaremos lo que sucederá a partir de ahora, por el momento tomen las cosas con calma. – respondió el anciano, quien contemplaba a los menores, los cuales se forzaban a mantenerse serenos, estaban asustados por no comprender lo que estaba sucediendo, pero tenían claro que un berrinche en este puntos ya no era ni siquiera correcto.

El recorrido de la capital a la isla tomó cerca de hora y media en la cual los pequeños se quedaron dormidos bajo la atenta mirada de los adultos. Al llegar al helipuerto de Olimpo todo un equipo de médicos y seguridad esperaba por ellos.

– Buenas noches, señor Zenin. – saludo el encargado en turno.

– Buenas noches, Shoyo. – saludó Naobito.

– Señor, las habitaciones ya estan preparadas con las especificaciones que cada familia solicitó, pero antes de que sean llevados a su área de descanso, debemos realizar un chequeo rápido para asegurarnos de que todo está bien. – comentó con cierta seriedad el hombre de bata blanca.

– Apenas se han quedado dormidos, así que procuren que sea rápido y que no se despierten, aún están un poco alterados y no necesitamos que las cosas empeoren. – advirtió mientras caminaba hacia el interior del recinto.

Cada cachorro fue cargado al interior de Olimpo por un asistente, aún dormidos les realizaron chequeos básicos y pronto cada uno fue llevado a su habitación en la torre de Olimpo. La recamara de Yuji tenía una mezcla de tonos pastel con muebles blancos y vista al jardín del reciento, el cual había sido expresamente construido en esa sección por pedido de Masaru para recordarle a Yuji la calidez de su hogar y la promesa de Satoru de construirle el jardín más bonito del mundo.

Megumi por otro lado estaba en la habitación del otro lado de pasillo era de tonos neutros y cálidos, a la diestre tenía su armario y junto a este una enorme estantería de libros de interés del menor. La vista de ese lado era un precioso y cristalino lago creado para el deleite del menor, en el se podía ver algunos peces los cuales con la luz de la luna parecían brillar.

En cuanto a la habitación de Nobara, al igual que la de los otros dos omegas también estaba en ese mismo nivel de la torre, está era de tonos vibrantes y llamativos como la personalidad de la omega, a diferencia de las otras dos habitaciones, Nobara tenía un cuarto de armario con prendas recién salidas al mercado y una que otra pieza exclusiva. La vista de esta habitación era hacía un pequeño bosque de encanto mágico, cada árbol estaba decorado con preciosas luces y era fácil para aquellos de aguda mirada distinguir las mariposas y luciérnagas que rondaban por las copas de los árboles.

AST - NUEVOS DIOSESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora