—Hola— escribió Yilberth.
—Hola, ¿cómo estás?— respondí.
—Bien y ¿Tú?— respondió.
—Bien vale, chevere— respondí.
—Te parece, preguntarnos cosas para conocernos— escribió Yilberth.¿Por qué siempre nos empeñamos en conocernos?, y es que los seres humanos somos una cosa que nunca entenderemos, cuando hablamos con una persona nueva siempre nos empeñamos en conocernos, y esto está bien, se supone que para hablar con alguien tenemos que saber cada cosa de esa persona, sus gustos, su manera de pensar, las cosas que le molestan y todo sobre él o ella, pero a veces deberíamos arriesgarnos a solo ser nosotros y que cada gesto, palabra y acción demuestre quién es verdaderamente cada quien y los verdaderos sentimientos que tienen en su corazón, conocer a alguien debería ser así, pero en está historia, no, esta es mi historia, o tal vez no sea mi historia, así que, en esta historia hacer preguntas para conocernos era lo habitual.
—Sí, está bien empieza tú— respondí.
—¿Qué cosas te gustan— preguntó.
—La verdad me gustan muchas cosas, me gusta escuchar música, en ocasiones salir con amigos, aunque prefiero mi soledad, me gusta el teatro, sin duda es una de las cosas que más amo en este mundo— respondí para luego preguntarle, —y a ti ¿qué cosa te gusta?—
—Las cosas lindas y sencillas, me gustan los detalles, me gusta leer, sin duda escuchar música y pasar tiempo agradable con mis mejores amigos, aunque no me dejen salir mucho— respondió Yilberth.Y es que así era él, el niño más sencillo del mundo, generoso, cursi, amable, atento y cariñoso, en su aspecto físico era un chico lindo, apuesto y simpático, era medio gordito, blanco, siempre afeitado con un peinado de lado, al menos cuando lo conocí. Era penoso, sin duda alguna era penoso, el día que nos conocimos siempre fue penoso, pero me estoy adelantando, aún no es momento de contarles el maravilloso día en que nos conocimos, ese día que llevaré grabado en mi corazón por siempre, pero entonces ¿nos estamos conociendo?.
—¿Entonces tienes novia no?— pregunté.
—Mmm.... Sí— respondió.
—¿Cómo se llama tu novia?— pregunté.
—¿Para qué quieres saber?, no la conoces— respondió.
—Pero ¿Por que no puedes decirme?, acaso ¿es Valeria?— pregunté.
—No, Valeria solo es mi amiga— respondió.¿Por qué nos cuesta tanto confiar?, era lo que me preguntaba para ese momento, pero ahora lo entiendo, debemos ver realmente en quién confiamos, pues no todo el mundo se merece que le confiemos cada cosa de nosotros, hablar sobre tus cosas íntimas y personales con una persona que no conoces le da a esa persona todas las herramientas para destruirte, para ponerte como la peor persona del mundo y dejarte sumergido en la miseria. Miseria que palabra tan fuerte, pero de mucho significados.
—¿Tú tienes novia?— preguntó él.
¿Debería confiarle mi secreto?, contarle a una persona que soy bisexual nunca será fácil, pues siempre existirá el rechazo, o mejor dicho la estupidez del rechazo pues no entiendo y no entenderé jamás porque la gente rechaza lo que es diferente.
—No, no tengo novia, la verdad soy bisexual— respondí.
—wow, ¿Eres bisexual?— respondió asombrado.
—Si, me gustan los hombres y las mujeres— respondí.
—Yo sé qué significa bisexual, tengo amigos así, lo que me preguntaba era ¿Por qué me lo dijiste?— respondió.
—La verdad quería ser sincero— respondí.
—wow, bueno gracias por confiar en mí y decírmelo— respondió.Simplemente se lo conté, no porque tuviera confianza, pues no puedo tenerle confianza a una persona con la que solo llevo dos días hablando, solo quería que él fuera mi amigo y si intentaría que lo fuese, quería ser sincero, aparte no quería tener ese tipo de conversaciones típicas de heteros, sobre mujeres.
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¿Amor o Ilusión? Parte 2
Ficção Adolescente¿Alguna vez te has enamorado de verdad? yo sí, me enamoré dos veces, de las personas que menos creí, uno dulce, tan dulce como el azúcar, el chico de sentimientos lindos. Otro un tanto amargo, pero de buenos sentimientos, el chico de suéter azul. Si...