El llanto del Dragón ﻌ [Fanfic] ☑

Capítulo 4

Salgo de la ciudad, tan sólo camino hasta un campo despejado donde hay pequeñas flores rosas y moradas. Me agacho y las miro, están maltratadas por la lluvia de ayer. La lluvia es símbolo de desgracia.

Me levanto y a lo lejos noto a una solitaria peonia blanca. Me le acercó y noto su belleza, hacía tiempo que no veía una flor con tanto detenimiento, logró ver que la lluvia solo lastimó una pinta de un pétalo, mientras que, a su alrededor, están otras marchitas y gravemente heridas por la lluvia.

—Eres como yo —le digo—, yo también perdí mi hogar luego de una tormenta.

Recuerdo que mi padre me decía limpiar el área, aún más cuando aún había vida, así que me apresuro a quitar las flores marchitas y reviso el estado de otras para tratar de curarlas. Gracias al detenimiento que les doy, reconozco que dos más pueden ser salvadas. Término de limpiar el área y trato de hacer memoria, ¿qué necesito para cuidarlas?

—Vendré pronto, lo prometo —me levanto y corro de regreso a la ciudad.

Voy de tienda en tienda buscando algún fertilizante y materiales de jardinería. Una vez todo reunido, regresó y buscó una pequeña rama para apoyar el tallo de la más débil y evitar que caiga, una sonrisa acompaña mi rostro, pero al regresar, esta desaparece. Me acercó y noto que la flor más débil tenía arreglado su tallo y que los maltratos a sus pétalos ha disminuido, sin embargo, aun necesito cuidarlas.

Dejó eso de lado, lo importante es no dejar que muera. Me pongo los guantes y me pongo de cuclillas, empiezo a hacer pequeños hoyos alrededor de un perímetro, donde empiezo a dejar caer un poco de fertilizante para fortalecer la tierra a su alrededor y después acerco otro poco al tallo de las tres flores.

—Olvide el...

—Agua —me interrumpen.

Al voltear hacia esa voz, que no quería escuchar, noto que Neuvillette tiene una pequeña cubeta entre manos.

—Tranquilo —me dice—, no sé nada de flores, pero sé que esta agua les ayuda.

—Gracias —digo y tomó la cubeta mientras él se agachaba a mi lado—, ¿cómo supiste que estaría aquí y necesitaría esto? —preguntó mientras empiezo a regar con ayuda de mi mano, el agua debe caer de forma delicada y esparcirse correctamente.

—Te ví comprando —me responde—, escuché a una mujer decir que había olvidado agua, así que traje un poco para ti.

—Es fácil encontrar agua aquí —suelto una risita—, vivimos en Fontaine, la nación Hydro.

—Quería ayudar un poco —se levanta, siento que dije algo incorrecto—, regresaré al Palacio Mermonia, no olvides estudiar.

—Eso haré, gracias por recordarlo —me levanto, pero no me atrevo a verlo, siento que, si lo hago, algo va a cambiar— y gracias por el agua.

No dice nada, aún noto que está cerca de mí, pero no dice nada, ninguno dice o hace algo, así que, poco a poco, levanto la mirada y lo veo, esos ojos son los mismos que he visto, pero esta vez, soy yo quien los ve distintos.

Quiero conocer más sobre esos ojos tan misteriosos.

Siento el ardor en mi rostro, desvío la mirada y vuelvo a agacharme, estoy avergonzado. Ignoro todo y sigo regando, de alguna manera, no entiendo que me ocurre, o al menos, no quiero entenderlo, mi cuerpo grita algo, pero mi mente se niega a escuchar, ¿cuándo dejarán de luchar y me harán entender? ¿Es demasiado rápido? ¿Estaré confundido? No lo sé, solo sé que esto no me dejara pensar como es debido cuando esté en la prueba.

—Te veré luego —se despide.

Escucho sus pisadas, se alejan junto al ruido que provoca pisar el, aun, húmedo pasto de este campo. Dejó de regar, trato de calmarme, mi corazón sigue loco, quiero que deje de actuar así. Se muy bien que el primer encuentro con Neuvillette me hizo sentir algo desde un principio, desde la tragedia de mi pueblo, entendí lo que era la adrenalina, el miedo, incluso lo que era correr hasta sentir que tus pulmones quemaban, pero esto que siento ahora, es distinto, desde que choque con él, mi corazón a latido de una manera distinta, pero ¿qué significa? ¿Qué me ocurre?