Capítulo 11

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Es una excusa tonta, lo sé, pero quiero estar más tiempo con él, he estado meses sin verlo, el invierno se fue, no pude enviarle una flor y el trabajo no me ha dejado verlo, así que, aprovechando que estos días tan sólo debo leer unos papeles, estoy frente al Palacio Mermonia junto a varias carpetas que debo leer, entró sin decir nada y camino hasta la oficina de Neuvillette, tocó un par de veces y me permite entrar.

Una vez que abro la puerta, noto que está ocupado, lee algo sobre la mesa mientras escribe a un lado. Hay varias pilas de documentos en el escritorio y su vista no me busca, aunque cierre la puerta, tan sólo se queda en silencio hasta que estoy cerca y me da una mirada rápida antes de regresar a su trabajo, en verdad está muy ocupado.

—Wriothesley —me dice—, ¿estás libre?

—No, en realidad no —miro tras él, aún tiene la maceta con los lirios, pero están marchitos—. Aun tienes esos lirios.

—No he tenido la oportunidad de despedirlos como a mi gardenia —suspira—, últimamente no me dejan de llegar las quejas de esos chicos que molestan a las melusinas y hay muchos que están dándonos a supuestos culpables, pero todos han salido inocentes y debo escribir sobre eso, me tiene aquí siempre que regreso de la ópera.

—Los puedo encontrar por ustedes, para terminar con todo esto.

—No quiero darte más trabajo, además, yo las traje aquí, yo debo cuidarlas.

—No tienes que hacerlo solo —me miro—, yo estoy contigo, yo te ayudaré a cuidarlas, lo prometo.

Neuvillette me miró por varios segundos y después a la montaña de quejas que tenía. Dio un último suspiro antes de volver a verme.

—Se que eres astuto —me dice—, acepto tu ayuda.

—Bien —le sonrió—, ¿puedes prestarme algunas quejas?

Él asiente y revisa otra montaña tomando algunas y me las entrega. Las revisó con cuidado, la mayoría están aquí en la Corte de Fontaine, el resto se dispersa en la nación.

La descripción es casi la misma, estatura de jóvenes alrededor de 15 o 18 años, cuerpos delgados, pero ágiles, cubiertos totalmente por una capa en tono oscuro y a veces se nota el cabello castaño en algunos casos en la Corte, seguro eso ayudaría a empezar la investigación.

—Bien, dame menos de un mes —le digo—, no quizá un poco más.

—Gracias por tratar de ayudarme —volteo a verlo, me está sonriendo.

—No es nada —le devuelvo la sonrisa, disimulando mi nerviosismo—, mientras sea algo que te involucre o a las melusinas, ahí estaré para protegerlos, a todos.

Quería ayudar a Neuvillette, muchas melusinas me han contado que él es algo como una figura paterna para ellas, significa familia, alguien que las va a apoyar y proteger, pero ¿quién lo apoyará y protegerá? Estoy dispuesto a tomar ese papel, quiero apoyarlo, cuidarlo, estar a su lado más allá de un compañero, quiero ser alguien importante para él.

Afortunadamente estaba fuera y no me tomo mucho tiempo encontrarme con algunos amigos, acelerando la investigación, no estoy seguro si los encontraremos, pero al menos me gustaría detenerlos.

Regreso al Palacio, pues mi decisión de estar con él no ha cambiado, además, deje ahí todas mis cosas. Entró a su oficina sin siquiera tocar y lo noto juntando las quejas en una caja, sonrió ligeramente.

—¿Qué haces? —Le pregunto.

—Siento que puedo dejar algunas quejas para más tarde —me mira un segundo— ¿te quedas?

El llanto del Dragón ﻌ [Fanfic] ☑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora