Capítulo 9

34 5 0
                                    

Fueron dos días trabajando, tanto en el Fuerte, como afuera, pero afortunadamente todo había terminado y en recompensa, Clorinde iba a invitar la comida, pero pagamos la mitad y mitad.

—Gracias por la comida —le digo—, ya sabes, si necesitas algo, suelo estar en el Fuerte Merópide o en la pastelería de Hortense.

—Bien, nos veremos luego —me responde.

Nos despedimos y yo continué mi camino hasta la estación, paso frente al Palacio Mermonia, esperaba ver a Neuvillette o a Nadine, pero no vi a ninguno de los dos. Sigo mi camino y subo al Ferri, tan sólo espero y en pocos minutos ya voy de camino, otra vez, a mi lugar de trabajo.

Miro el camino sin pensar en mucho, tan sólo me relajo junto a la fría brisa y la calidez del sol. Ya es tarde, no tarda en llegar el atardecer, así que espero verlo antes de entrar al Fuerte, últimamente deje de ver el atardecer con tanto detenimiento, hay días en los que lo veo ni al sol ni la luna, tan sólo tengo un poco de su reflejo cuando voy a cuidar mis flores, pero no es lo mismo que verlos todos los días.

Llego a la estación, bajo y empiezo a caminar, últimamente siento tristeza al estar en ese camino, pues las Myosotis me rodean, me recuerdan mucho a mi hermano, y sinceramente no conviene venir solo, es como dice Hortense, suelo sobrepensar las cosas, dejar todo en ella, incluso después de contar el problema, mi mente se dedica a repetir todo el día, todos los días.

El cielo se empieza a nublar, me detengo y miro hacia arriba, las nubes grises son delgadas, pero están cubriendo todo, seguramente habrá una ligera lluvia, pero por un largo tiempo. Vuelvo a ver mi camino y distingo a Neuvillette, cerca de la fuente donde le conté aquella historia de Myosotis. Sonrió ligeramente y me acerco con cautela, quiero hablarle de sorpresa.

Mis pasos son lentos, y conforme me acerco a él, me doy cuenta que está triste, y poco a poco logró notar que su mirada está pérdida en la fuente, mirando el agua. Una vez cerca, cuando puedo ver aún mejor su rostro, veo cómo sus ojos empiezan a mostrar lágrimas, se acumulan y poco a poco se hacen más notables hasta que la primera empieza a recorrer su mejilla, cae con lentitud y baja por su barbilla. Mi mirada sigue esa lágrima hasta que cae sobre el agua, en ese momento, mi cabeza siente una fría gota de agua.

Neuvillette deja caer más lágrimas y el cielo deja que caigan más gotas.

Las personas a nuestro alrededor empiezan a correr cubriendo su cabeza, sin embargo, yo me quedo mirando esa escena mientras en mi cabeza se repiten las palabras de mi hermano.

"No llores, no llores, Dragón Hydro".

¿Será posible? Pienso.

Pero dejó eso de lado, me quitó mi saco mientras vuelvo a caminar hasta Neuvillette, con rapidez, una vez cerca de él, nos cubrió con eso y voltea a verme, curioso, aún con lágrimas en sus ojos, trato de ignorar eso.

—Te estás mojando —le digo.

Nuevamente estoy tan cerca de él, vuelvo a notar ese olor a mar, su fría aura y la belleza en sus ojos que parece perderse con las lágrimas que los irritan.

—¿Qué haces aquí? —me pregunta.

—Hablemos de eso cuando estemos en un lugar donde no nos mojemos, ¿no crees?

Él no dice nada, tan sólo baja su mirada, así que suelto una de mis manos para tomar la de Neuvillette y llevarla al extremo del saco que había soltado.

—Vamos.

Él toma el extremo y empezamos a caminar de regreso a la estación, es el lugar más cercano donde podemos cubrirnos. Trato de enfocarme a mirar el camino y no pensar en nada más, pero sigo curioso por ver su mirada, ¿seguirá llorando?

El llanto del Dragón ﻌ [Fanfic] ☑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora