Capítulo 13

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Desperté confundido, la luz entraba por la ventana, el espacio a mi lado esta frío y vacío cuando me había acompañado toda la noche, llenando ese espacio y convirtiéndolo en calor.

Suspire antes de sentarme sobre la cama, me sentía más recuperado, un ligero dolor molestaba en mi cabeza, pero podía ignorarlo. Intente levantarme, pero en ese instante abrieron la puerta. Neuvillette apareció en la entrada, vistiendo su pantalón de siempre y una camisa blanca formal, por primera vez lo veo distinto.

—No te apresures —me dice.

Se acerca y me ayuda a levantarme, aún estoy agotado por todo lo que pasó.

—Necesitas descansar.

Vuelve a decir. Volteo para mirarlo, y en un instante, tan rápido como nuestras miradas se conectan, el recuerdo de la noche anterior acelera mis latidos, me pongo nervioso. Me alejo unos pasos junto a una risa nerviosa.

—Estoy mejor —digo, buscando mi saco con la mirada, pero no está—, no puedo dejar mi puesto por mucho tiempo.

—Tu saco está en la sala —me deja ver una corta sonrisa.

—Gracias.

Parecía que no planeaba detenerme, así que, en pasos indecisos y débiles, camino hasta la entrada, sin embargo, su voz me detiene.

—Cuando sepa algo, te diré —escucho un suspiro—, permite que Sigewinne te revise antes de empezar a trabajar.

—Muchas gracias, por todo —volteo a verlo—, nos vemos pronto.

Le devuelvo la sonrisa antes de salir, listo para volver al puesto que me corresponde como el conde del Fuerte Merópide.

De alguna forma pasaron los días, fue una semana complicada, esperando una respuesta. Sigewinne me dijo que estaba mejor, pero, para mi propio cuidado, recibía poco menos trabajo y recibí ayuda de varios compañeros de confianza, quienes se habían enterado del incidente.

Aun no estoy seguro sobre qué pasará cuando se encuentren rastros del barco y sus tripulantes, dependiendo el resultado, los culpables recibieran su sentencia, y una vez que estén aquí, no les pido asegurar su seguridad, tanto yo como varios reclusos le tienen resentimiento, había familiares y amigos ahí, cosa que enfureció a muchos.

Suspiro dejando algunas hojas sobre la mesa. Miro la foto que tengo junto a ella, siempre tan alegre, con sus colores tan resplandecientes, sus ojos brillando, su aura que es transmitida, incluso, en una fotografía. Ella tan inocente, ha pasado por mucho, yo aún tengo la esperanza de que volveré a verla entrar por esa puerta. Con la esperanza de poner una florería frente a su tienda. Aun conservo la esperanza de contarle todo lo que aún me falta por vivir.

Vuelvo a suspirar, mis plantas se marchitaron, no tengo más flores para Neuvillette.

A veces he pensado en esa noche, esas sensaciones que nos envolvieron, sus manos que no querían soltarme y sus labios que se coordinaban con los míos. He querido verlo, saber qué es lo que él sintió en ese momento, ¿se sintió igual que yo? ¿Lo ha pensado tanto como yo?

Me levanto de mi escritorio, camino hasta la entrada de mi oficina y salgo en dirección a la enfermería, pero antes de tan siquiera llegar, Sigewinne aparece caminando hacia mí. Me acerco con pasos más rápidos y al verla más cerca, noto que está triste.

—¿Te encuentras bien? —le pregunto. Ella asiente—, ¿pasó algo?

—Pronto... —me dice bajando su mirada.

—¿Ya los encontraron? —ella vuelve a asentir—, debo despedirme, ¿no? —mi voz suena débil.

—Lo siento mucho.

El llanto del Dragón ﻌ [Fanfic] ☑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora