Hakiri (Naruto)

14. El contrato de invocación

Narrador Omnisciente.

—Viejo pervertido ¿qué le ha hecho a Hakiri? —Naruto le señalaba con su dedo índice.

El sol de estaba ocultando, pronto caería la noche y Naruto aparte de estar entrenado e intentar invocar un sapo decente aparte de de solo renacuajos, se preguntaba que había sido de la pelirroja.

—Descuida. Estará bien. —Naruto le miró con los ojos entrecerrados, la chica había desaparecido desde la mañana y él viejo Jiraya ni siquiera se preguntaba dónde estaba.

—Ya dígame viejo, ¿Por qué desapareció?

—Naruto, deja de preguntar tanto y mejor concéntrate, solo has podido invocar un renacuajo, que vergüenza. —Le acusó el viejo.

Mientras tanto internamente sí que se estaba preguntado...<<Mmm, Naruto la tiene en muy alta estima, confía en ella, tal vez me arriesgué demasiado y aunque me apostaría lo que fuera a que su afinidad no puede ser tan mala, también cabe la posibilidad de que me equivoque... Si no escucho noticias de ella tendré que buscarle. >>

Mientras tanto del otro lado de rio Naka al norte de la aldea en la mansión Hokage, Asuma se empezaba a preguntar a donde había ido su sobrina.

—Pasa algo Asuma. —El tercero apareció sin su característico sombrero y sin su pipa, con los brazos a su espalda.

—Hakiri no se ha aparecido. —Mencionó dando una última calada a su cigarrillo.

—Debe estar entrenando por ahí. —Aseguró el viejo.

—Lo curioso es que, hoy se vería con Hiashi en la residencia principal Hyuga. —El tercero le miro por el rabillo del ojo. —Y Hinata me confirmó que no llegó.

—No es propio de Hakiri. —Concordó.

—Me reuniré con mi equipo, la iremos a buscar. —Resolvió Asuma.

—Espera, tranquilo. Tampoco es propio de ti salir con la cabeza caliente. —Señaló el anciano deteniéndole con una mano. —No creo que sea necesario.

—¿Qué? Pero padre...

***

Narra Hakiri.

Desperté de mi ensoñación, estaba recostada sobre un montonal de hojas secas, el ultimo rayo solar desaparecía en el horizonte y mi cabeza punzaba, lentamente me reincorpore, me sentía mareada y desubicada. Despacio observe a mí alrededor, estaba en lo alto de una montaña, a lo lejos se alcanzaba a vislumbrar Konoha.

—Al fin despiertas. —<<Esa voz...>> Me gire lentamente aun en el suelo. El imponente animal que me había dejado sin respirar permanecía frente a mi enrollado con una expresión seria, pero que no dejaba de ser intimidante. —Me presento, mi nombre el Garaga.

—Tú, me salvaste ¿Por qué? —pregunté poniéndome de pie.

—Por qué no todos los días se ve a alguien con la fuerza para hacerle frente al maldito de Manda. —Respondió bajando un poco su cabeza para quedar a mi nivel. —Y no seré considerado la serpiente más fuerte de la cueva Ryūchi, pero te aseguro que son contados los que se meten conmigo.

La serpiente me miraba con sus ojos amarrillos brillantes, sus pupilas negras y afiladas estaban dilatada, como si estuviera emocionado. —Y-yo, intenté explicarme, llegué ahí por equivocación.

—Lo sé, lo vi. Una prueba difícil la que te fue impuesta. Mandarte ahí sin nada de respaldo. —Aquello me hizo cuestionarme hasta qué punto Jiraya había actuado sin saber las consecuencias, ¿de verdad me quería muerta?