18. Itachi Uchiha

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Los días posteriores transcurrieron con rapidez, y en mi duelo no había cabida para la tristeza, no voy a mentir, fueron unos días difíciles, la aldea debía seguir adelante, los mayores mandos no podían darse el lujo de estancarse en el dolor, y yo tampoco, me obligue a levantarme de la cama al segundo día.

Viviendo en el palacio me enteraba de cosas, escuchaba tras las puertas y las noticias llegaban a mí, más allá de como rumores. Lo primero, el señor feudal del país del fuego Daimyō exigía a la brevedad que se asignara un nuevo Hokage, los ancianos y le propusieron al pervertido de Jiraya, por otro lado nuestra disputa con la aldea de la arena parecía haber llegado a buenos términos, por lo poco que había escuchado, todo había sido orquestado por Orochimaru, aquel maldito había engañado a todos.

En otro lado del espectro teníamos la reconstrucción de la aldea, a la cual me había unido, los últimos días me despertaba a primera hora del día para ayudar en lo que pudiera, algunos aldeanos me seguían llamando honorable nieta, pero las hostilidad no desaparece de un día para otro, algunos aldeanos seguían repeliéndome, y parte de mi lo entendía.

-Muy bien, honorable nieta, este es tu contrato y tus llaves. -La vieja Kiko, una mujer de avanzada edad me tendió un pergamino y las llaves de mi nuevo hogar. Aunque fuera la nieta y el viejo me hubiera resguardado en la mansión del Hokage todo este tiempo, el consejo no tendría piedad de mí, era otro de los rumores, yo no podía seguir viviendo ahí.

Por ahora este era mi plan de respaldo, la vieja Kiko, a quien había estado ayudando en la reconstrucción de su local, me dijo que si lo necesitara, el departamento estaría disponible para mí, por ahora no me mudaría, pero como dije, era mi colchón, en caso de que me echaran de patitas a la calle.

-Gracia abuela Kiko. -Di una reverencia antes de retirarme. Me moría de hambre para el medio día, la vieja Kiko podía ser una mujer explotadora, pero era amable conmigo. Entre en una casa de té. Pediría algo para matar el hambre y poder regresar a ayudar, ya que aparte de ayudar a la anciana Kiko, me había apuntado en la reconstrucción de la academia e Iruka me esperaría ahí en una media hora.

-¡Buenas! -Salude sentándome en un banco. -Viejo Osamu, una orden de dumpligns, por favor. -Dije mientras esculcaba mi mochila en busca de dinero.

Entonces una extraña sensación me alerto en aquel instante, una extraña energía, era un chakra muy poderoso, el viejo Osamu salió de la cocina con su habitual cara de gruñón.

-Ya estas otra vez, mocosa, ya te he chico que soy señor Osamu para ti, jovencita. -Me regaño desde atrás del mostrador -Una orden de dumplings, sale en seguida. -Le agradecí rápidamente, aquella energía que había presenciado solo podía provenir de dos sujetos, que estaban sentados bebiendo té justo a un costado de mí.

Dos sujetos, con capas negras que tenían como decoración nubes rojas pintadas en ellas y grandes sombrero de paja en forma cónica, del cual colgaba un pequeño cascabel, no podía dejar que se dieran cuenta de mi sospecha, nunca había visto tipos tan raros merodear de esa manera. El señor Osamu entonces me sirvió una taza con té verde.

-Va por la casa, Hakiri. -No me encantó que al viejo Osamu se le ocurriera mencionar mi nombre, pero también, ¿Qué más daba? Puede que esos sujetos no sean nada, solo simples viajeros que están de paso, <<Relájate Hakiri, estas muy paranoica...>> me dije. -Aquí está tu orden.

-Gracias. -Pagué y me dedique a tomar mi té con calma. No lograba ver sus rostros gracias al cuello alto de sus capas. El té se me acabo y se me hacía tarde, no tenía más excusas para seguir ahí, entonces cuando salía del local justo frente a mi estaba Kakashi-sensei, el tío Asuma y Kurenai, últimamente esos últimos dos estaban muy juntos.

Hakiri (Naruto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora