4. Pasado

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4: P A S A D O

Las próximas dos semanas puse como pretexto estar muy ocupada con la reconstrucción del hotel para mantener a distancia a Luca de mis verdaderos planes. Vigilé muy de cerca a Suárez después de cada turno de trabajo. Le seguí. Digamos que ya conozco bastante bien su rutina. Pero, no es suficiente. Quiero saber todo de él... Sé que algunas veces, después de salir va al polígono a practicar su tiro. Los fines de semana, entrena y toma clases de buceo en una academia. Le he visto reunirse o salir con Velazco, uno de los guardaespaldas de los Herrera. Me sorprendió que fuesen "amigos". También sale con una rubia, debe ser su novia. Y sé que vive con sus abuelos, aunque no he podido seguirle hasta su casa.

Creo que me he obsesionado bastante con esta venganza. Esto se ha vuelto tan personal para mí, que no me ha conformado el hacerle un reporte en recursos humanos.

Permanezco recostada de una de las columnas centrales del hotel, cuando le veo pasar a toda prisa de un lado a otro. Le han llamado por el altavoz y va de camino hacia la oficina de recursos humanos muy molesto.

—Esto se pondrá bueno... —esbozo una sonrisa ladina.

Minutos después le veo salir, lleno de furia. Le sigo sin que lo note y este entra al vestidor de empleados.

También entro, sólo que me quedo escondida tras uno de los casilleros. Hasta que decido asomarme un poco. Hay un silencio sepulcral. Suárez abre uno de los cajones, saca un bulto y lo pone sobre uno de los bancos de madera que hay en el centro. Luego toma un teléfono del fondo de este y parece hacer una llamada.

Camina de lado a lado desesperado, llevándose su mano a la cabeza mientras parece que alguien le habla. Después, le escucho hablar a él.
—¡Le juro que no volverá a pasar!

Suárez se gira hacia mi dirección. Así que me escondo rápidamente, para que no pueda verme. No veo nada más. Lo próximo es que me sobresalto al escuchar que de un instante a otro Suárez comienza a golpear los casilleros. Incluso tras el que estoy escondida.

Agarro mi pecho y trato de sobreponerme del susto.

Casi me mata... lo sumaré a mis razones de odio.

Cuando parece haber terminado su ataque de ira, me animo a volver a mirar.

Suárez está desvistiéndose.
¡Madre mía! ¡Que espalda tan PERFECTA!

Se quita el gabán, su camisa de botones y su pantalón. Para ponerse jean, camiseta y chaqueta de cuero.

Me pregunto hacia dónde irá esta vez...

Lo pregunto... y como necesito una respuesta, cuando este sale de los vestidores, vuelvo a seguirle.

Subo a mi clásico y no pierdo de vista ni un segundo el taxi en el que subió, sin importar cuán tarde ya es...

...

El taxi se detiene frente a un club nocturno y yo, mucho antes.

Dudo si acercarme, el lugar está a reventar de gente. Además, no me gusta para nada. Se nota que no es un sitio para personas como yo, de clase...

Más parece un club barato, de esos donde permiten entrar a cualquiera.

Miro ligeramente mi vestido y cuando volteo a ver cómo va vestida la gente del club hago una mueca de desagrado.

No es más que un montón de gente corriente... ¿Cómo es que te metes ahí?

Respiro hondo y no lo pienso más. Minutos después de que Suárez ha entrado, me acerco al club y me estaciono justo enfrente.

Raro. ¿Por qué nadie se había estacionado aquí?

Bajo del auto y todos se me quedan viendo. Debe ser porque me conocen o porque sin duda alguna reconocen a alguien con clase.

Paso de largo la fila de personas que esperan por entrar y cuando llego a los guardias saco de mi bolso cinco billetes de $100. Uno de ellos los toma y abriendo la cadena, me deja entrar.

La música es horrible, además está muy alta. Al club no le cabe ni un alma más. Es difícil caminar entre la gente.

Me parece demasiado desagradable cada vez que alguien me roza. Verdaderamente, esta gente es una plaga.

Estoy a la defensiva, me sacudo de cualquier cosa que me toca o que toco accidentalmente. Este lugar es un asco.

Logro acercarme a la pista de baile dónde está todo el mundo saltando. Intento encontrar a Suárez y mi estatura no me ayuda mucho. Pero, después de unos minutos lo veo... al fondo. Parece vigilar la entrada de otro salón. Porque lleva un auricular en su oído y permanece parado justo ahí.

Mi intención es acercarme más, pero antes de que pueda avanzar una pelea se forma en el centro de la pista.

Si me quedo aquí voy a recibir algún golpe... así que retrocedo lo más que puedo.

Y cuando todo parece salirse de control, veo a Suárez subir al escenario, después de haber recibido unas instrucciones. Se sienta tras un viejo piano, que para nada parece parte del lugar, y comienza a tocar.

🎵 (Tu boca - Antonio José (COVER de Javi Blanco))
No puedo creerlo...

Como si tuviese algún poder, todos se paralizan con la melodía.

Y justo después, canta.
🎵

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