XI

1 0 0
                                    

Roto

🎵 (Figures - Jessie Reyez)
—Eso me pasa por andar perdiendo mi tiempo contigo.
—Te odio, Nicholas. Eres despreciable.
—¿Y tú, eres mejor que yo? No, Helena. Eres un monstruo. Por eso estamos hechos el uno para el otro. Somos perfectos para destruirnos, pero al final de todo... decidimos quedarnos. ¿Sabes por qué? Porque dependemos del otro para sobrevivir. Nos necesitamos.
—No. Eso se acabó.
—Vamos, no te lo crees ni tú misma. ¿En cuánto vas a volver esta vez? ¿Dos días, tres?
—Nunca. No volveré nunca. Adiós, Nicholas.

Lo recuerdo. Recuerdo despedirme esa vez. Sé que fue hace un año y tal vez no puedo asegurar que fue la última vez que le vi, pero justo ahora al verle a los ojos parece ser tan reciente... como de hace tres días.

El no recordar nada más, abre una herida que estoy segura que ya había superado.

Una mala pasada de mi memoria...
🎵

—¡Nicholas! —grito nerviosa al verlo forcejear con Luca para llegar hasta mí.
—¡Helena, entra! —me pide Luca —¡ENTRA!

Yo simplemente me quedo inmóvil, sin respuesta. Todo lo que siento en este momento me ahoga.

Marcos nota lo mal que he quedado al verle y entonces se mueve a ayudar a Luca.

Es tan impresionante la facilidad con la que puedes asociarte hasta con tu peor enemigo en segundos, tan sólo por destronar a uno mayor...

—¡Helena, por favor! ¡Helena, sólo quiero que hablemos! —grita Nicholas suplicante.
—Basta —susurro, pero al ver que no ocurre nada... grito molesta —¡Basta! ¡Ya fue suficiente! Parecen animales. ¡Suéltenlo!
—¿Es en serio? —cuestiona Luca.
—Helena... —se queja Marcos.
—¡Luca, espérame adentro! —le ordeno —Marcos, tú no te metas en esto. Nos vemos mañana —señalo hacia los portones —Y tú —miro a los ojos a Nicholas —Me dices lo que me tengas que decir aquí afuera —veo que nadie reacciona así que vuelvo a gritar, esta vez más fuerte —¡¿Qué no me escucharon?!

Entonces, parecen despertar. Luca vuelve adentro molesto. De hecho, nos hace sobresaltar al cerrar la puerta principal de un golpe. Luego veo a Marcos alejarse, sube a su auto y se va.

🎵 (Vampire - Olivia Rodrigo)
—Lo siento —Nicholas se disculpa.
—¿Por qué? ¿Por el numerito que acabas de montar?
—No. Por todo lo que te he hecho, Helena. He sido una mierda. Perdóname —sus ojos se cristalizan.
—¿Crees que puedes engañarme? No te importa lo que me has hecho. Sólo te importas tú.
—No es cierto. De verdad lo siento.
—¿Eso era todo lo que venías a decirme?
—Helena... te necesito. Te extraño —camina lentamente hacia mí —Piensa en los viejos tiempos. Cuando éramos sólo tú y yo contra el mundo. Cuando éramos sonrisas, caricias, amor...
—¿No te has dado cuenta? Estás hablando en pasado. Porque tú sabes muy bien que todo eso murió. Tú te encargaste de matarlo. Prometí no volver a ser tu juguete y lo cumpliré. Eso no se me olvida —antes de que pueda llegar a mí, doy un paso hacia atrás —Vete.
🎵

Le doy la espalda y entro a casa. Luca camina de lado a lado en el recibidor, lleno de furia. Pero, se detiene al verme.
—Cálmate, ya le dije que se fuera.
—¿Cómo se atreve a venir? ¿Cree que puede seguir haciéndote daño? Pues, no lo voy a permitir —aprieta sus puños con fuerza.
—Ey, mírame —me acerco a él y le tomo del rostro haciendo que me mire —Luca, no volveré con él... gracias por cuidarme. Perdóname, por todas las veces que no te hice caso. Porque sé que cada vez que me destruía a mí también te dolía a ti. Ahora lo único que sé es que necesito a mi mejor amigo para superar toda esta mierda otra vez. Y sé que está ahí, dentro de ti... detrás de toda esa furia.

Respira hondo y entonces sonríe.
—No tienes que pedirme perdón. Sólo me da rabia todo lo que te hizo.
—Lo sé. A mí también me da coraje recordar como me dejé pisotear. Pero, te prometo que no volverá a pasar —le abrazo fuerte.

Cuando me alejo de él, vuelvo a mirarle a los ojos. Ya no se ven como antes, llenos de furia. Ha vuelto a ser la mirada reconfortante y segura...
—¿Todavía quieres salir? —pregunta.
—Sí, creo que estoy lista para retomar mi rutina. Y no hablo de la de ir a la oficina —sonrío ampliamente.
—Comencemos con un bailecito de preparación —sonríe, extendiéndome su mano y yo no vacilo en tomarla.

Subimos hasta mi habitación guardarropas, por una chaqueta, accesorios y zapatos... que complementen los jeans y la camisa blanca que llevo puesta.

—Bueno, vamos a avivar esto un poquito —digo presionando el botón de "encendido" de mi vieja radio.
—¡Vale! A ver qué sale...
—Bueno, espero que sea algo que suba nuestro ánimo —acomodo la antena y entonces le oigo sonar.

🎵 (30 de Febrero - HA-ASH ft. Abraham Mateo)
Ese peculiar ritmo que tanto disfrutábamos... las chicas y yo. Era la canción perfecta para subirnos el ánimo después de alguna ruptura. La cantábamos a todo pulmón. A Luca no le gustaba en lo absoluto. Le daba gracia la letra. Pero, como único hombre en el grupo debía someterse. Recuerdo que le obligamos a aprendérsela para que cantara al menos el puente de la canción junto a nosotras.

Después de recordar cada momento junto a ellos (en el auto, en mi casa, de fiesta)... miro hacia Luca y este ríe.
—¡Que oportuna! Sabes, aunque no lo creas extrañaba esta canción —confiesa sonriente.
—Yo también —sonrío.
—¿Entonces, qué te detiene? Quiero verte bailar y cantar como demente.

Lentamente dejo que mis pies me guíen... hasta perderme en la música.

Mientras buscaba qué ponerme y me medía par de accesorios (abrigos, sombreros, joyas, bolsos, zapatos), Luca y yo bailábamos y cantábamos dando vueltas por todo el guardarropas, como dementes.

Como antes...

Durante el puente hice silencio y escuché a Luca cantar... No puedo creer que aún lo recuerde.

No paramos ni un segundo de reírnos de nosotros mismos. Pero, en medio de lo absurdo volvimos a re-conectar.
🎵

Después de esa canción, ambos terminamos acostados en el suelo intentando recuperar el aliento y contener la risa.
—Lo extrañé —susurro con mi vista hacia el techo.
—Sí, fue divertido.
—No, me refiero a nosotros —sonrío.

Al reincorporarnos, finalmente, me decido por una chaqueta de cuero negra, tenis blancos y mi collar y aretes distintivos de mi familia.
—¡¿Las viejas joyas familiares?! —dice al verme —Nunca entendí por qué las usabas si tu familia... —se detiene.
—Lo único que sé es que las encontré en un viejo cajón, las usé un día y Martín pareció molesto así que tomé por costumbre usarlas. Ni siquiera sé de quiénes eran.
—Te quedan bien —sonríe —Parecen estar hechas para ti.
—Bueno, ¿nos vamos?
—Sí, o se nos hará tarde...

...

—Bueno, de vuelta a mi rutina. Hoy conduzco yo. ¿Dónde está mi bebé? —miro los alrededores del garaje, buscando.

Luca sabe que con "bebé" me refiero a mi Charger negro del 1970.
—Helena... —hace una pausa, le cuesta pronunciar lo que dirá —el accidente... tu auto...

Respiro hondo.
Ay... no.

Ayúdame a recordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora