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Tomó el bolígrafo y firmó justo donde aparecía su nombre, dando por terminado el pacto de amor eterno que se había jurado dos años antes, aquel que jamás pensó que firmaría y aún menos llevando el fruto de su amor dentro de él.

—Ten una buena vida Emilian —se levantó junto a su abogado, se colocó sus preciosos lentes de sol y salió de ahí, sin mirar a nadie, ver la sonrisa triunfante de su ahora ex suegro no es algo que deseara. 

Max se quedó mirando el documento frente a él, estaba en shock, su mente había creado miles de escenarios, pero jamás ese, donde Checo firmaba sin chistar. 

Una pequeña parte de él sabía que posiblemente estaba perdiendo al amor de su vida, pero el cerebro era un órgano impresionante que siempre luchaba por sobrevivir y lo que Max necesitaba en ese momento era volverse un Verstappen, cayó esa pequeña voz e inundó su mente de todo lo dicho por su padre y él lo creyó, siempre lo haría, era su padre y siempre desearía su beneficio. 

Salió de aquella oficina para ser recibido por los brazos de su padre y sorprendentemente su madre, ambos felices de haberse deshecho de ese hombre que interfería con todo lo que habían deseado para su hijo mayor. 

Cuando Sergio salió del tribunal, estaba lleno de periodistas, a estas alturas todo el mundo sabría que Sergio Michel Perez Mendoza se había divorciado de Max Emilian Verstappen. 

No importaba, sonrió con amabilidad cómo siempre lo había hecho, pero no se detuvo, divisó su camioneta acercándose para recogerlo y se apresuró a ella. 

Cuando abrió la puerta sonrió, pero no se sorprendió.

— ¿Qué hacen ustedes aquí? 

—No te íbamos a dejar solo niño —Sergio sonrió al ver a los dos hombres que lo esperaban— ¿Qué sigue ahora Chequito?

Sergio los miró, el matrimonio se había vuelto su familia, les había pedido que no fueran porque quería hacerlo solo y no estaba seguro de que Mark se fuera a contener de golpear a Emilian. 

—Eh... Ir por mis cosas... al departamento de Alonso —Seb rodó los ojos, apreciaba a Alonso, pero a pesar de todos los años transcurridos no podía verlo cerca de su marido. 

Los dos castaños rieron ante la expresión del rubio.

—Tranquilo Seb, él tuvo que regresar a España. 

El trayecto continuo de silencio. 

— ¿Se lo dijiste? 

—No

—Sergio... —el tono hizo que mirara a Sebastian. 

—No Seb, él no se va a quedar conmigo solo porque sienta la responsabilidad de que vamos a tener un hijo, sí él quería permanecer conmigo era por mi, no por saber que será padre y sentir la obligación —suspiró y miró nuevamente a la ventana— le di a escoger, y él se eligió a sí mismo, a su carrera, pero sobre todo a su padre, yo elegí a mi bebé y antes muerto qué dejar que crezca rodeado de Jos Verstappen.

Con eso dio por terminada la conversación. Había sido un alivio que todo el declive de su matrimonio se diera en la segunda mitad de la temporada. 

Ya había hablado con Christian y había cancelado su contrato, el TeamPrincipal estaba conmocionado, pues Sergio había luchado tanto para que Redbull lo considerará cómo para tirar todo por la borda. 

Pero entonces Sergio le explicó toda su situación y el cómo su salud mental estaría comprometida, ser un piloto y manejar una enorme máquina de 800 kilos a 300 km por hora con la cabeza llena de fantasmas no era una buena combinación y él no quería morir.  

Le había rogado mantuviera el secreto, había disfrutado sus últimas carreras, incluso había disfrutado ver al amor de su vida declararse campeón, a pesar de ya tener los papeles de divorcio en sus manos, tenía corazón de pollo cómo dirían en su pueblo. Pero era inevitable sí Max sonreía, él sonreía, así de simple. 

En su última carrera, varios de sus ingenieros habían llorado pues sabían que no volverían a verlo. Aún se sorprendía de lo discretos que habían sido, pues no había ni un mínimo indicio de que no regresaría para la siguiente temporada.

Había organizado una cena para su equipo donde habían podido hablar y despedirse adecuadamente sin correr peligro de que los demás se enteraran de su partida.

Su querida Alice había sido la más afectada, pero había prometido mantenerse en contacto, tal vez sí estaba huyendo, pero tampoco se exiliaria, pues no había hecho nada malo. 

Ahora con las vacaciones de invierno por delante se dirigía a su nuevo hogar, Alemania, no estaba huyendo, pero tampoco quería que lo encontraran, tenía mucho que pensar, mucho sanar. 

Mucho que superar. 

¿Tú? ¿Un mexicano mediocre? ¿Alguien que con trabajos logra mantenerse en media tabla? No sé cómo llegué a pensar que estarías a la altura de un campeón del mundo cómo yo. 

Suspiró, listo para enfrentar su nueva vida, alejado de lo que amaba y de quienes amaba, pero ya no era solo él, quería descansar y Alemania era demasiado frío cómo para que alguien pensara que se encontraba ahí, no era un secreto para nadie que odiaba el frío. Pero era lo que había, existía la calefacción, podía permitírselo.

Sebastian y Mark se habían ofrecido a ir con él, aprovechando que ya pasaban parte del año en el país y más ahora que Mark regresaría cómo representante del nuevo rookie australiano, por lo que el rubio pasaría tiempo con Sergio. 

Tomar sus cosas y dirigirse al aeropuerto no le tomó más de una hora, era triste, dos años viviendo en Mónaco se reducían a un par de maletas. 

Su Jet privado los estaba esperando listo para despegar, una vez alcanzaron la altura necesaria para poder desabrochar sus cinturones, Sergio se permitió romperse aferrado a la mano del hombre que a todos luces se había vuelto su padre. 

Mark miraba la escena molesto, casi cómo un dejavu ¿Acaso Redbull tenía una maldición? Parecía que sí. 




Pues empezamos con el primer capítulo, entonceeeees escucho sus opiniones, teorías y todo, me voy a enfocar en el presente y futuro, poco a poco podremos ir viendo cosas de la ex relación de Max y Sergio, peeeeero todo esta centrado en el presente.

Los leo.

Besos

REGRET (Chestappen) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora