Capítulo 1: Un Nuevo Comienzo

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El avión aterrizó suavemente en el aeropuerto de Haneda, anunciando el inicio de una nueva vida para la familia Moretti. Ryu, con su cabello oscuro y su mirada curiosa, estaba ansioso por explorar su nuevo hogar en Japón. Sin embargo, su hermana mayor, Elena, no compartía su entusiasmo.





Mientras la familia se levantaba para desembarcar, los rostros de los pasajeros reflejaban una mezcla de emociones: la anticipación del viaje y la nostalgia por lo que dejaban atrás. En medio de la agitación, Ryu no podía contener su impaciencia y comenzó a patear el asiento delantero, lo que provocó un rápido intercambio de miradas entre él y Elena.




—¡Deja de hacer eso, Ryu!— regañó Elena en un susurro furioso, golpeando suavemente el hombro de su hermano.





—¡No es mi culpa que estemos atrapados en este avión por horas!— respondió Ryu con igual determinación, sin detener su acción molesta.




La tensión entre los hermanos creció, hasta que la madre de Ryu, Emi, intervino con una sonrisa forzada pero amorosa. Sus ojos reflejaban un dolor oculto, pero su voz era calmada y tranquilizadora.





—Chicos, por favor, cálmense— dijo Emi con firmeza pero gentileza.—Ya casi estamos allí. Necesitamos comportarnos como la familia unida que somos, ¿de acuerdo?




Rápidamente se pusieron en posición de soldado, asintiendo con su cabeza para decir: —Sí mamá— Hablaron los dos a la vez con un escalofrío recorriendo su espalda. Detrás de esa imagen de maternidad amable y tranquila, había una mujer que no temía imponer disciplina cuando sus hijos se portaban mal. Era una fortaleza silenciosa que sostenía a la familia en tiempos de adversidad.





Con un suspiro resignado, Ryu y Elena se calmaron, sabiendo que no querían desilusionar a su madre en este nuevo comienzo. Juntos, bajaron del avión, listos para enfrentar los desafíos y las aventuras que les esperaban en su nueva vida en Japón.




La familia Moretti, finalmente en tierra firme, se apresuró a recoger sus bolsos de la parte superior del avión. Carlos, el padre, ayudó a su esposa Emi a bajar su bolso, ya que no llegaba debido a su baja estatura. Emi le agradeció con un golpe juguetón en el pie, lo que desconcertó a Carlos por un momento antes de sentir un beso en la mejilla.




—Gracias por permitirme volver a casa y con mi familia— Susurro en su oído, dejando a Carlos sonrojado rascándose la parte posterior de la cabeza, pero su distracción lo llevo a golpear con su bolso a una señora mayor que intentaba pasar. Rápidamente se disculpó apropiadamente, haciendo reír a Emi que observaba la escena con una suave sonrisa.





Detrás de ellos, sus hijos observaban la escena. El niño, que había estado sentado junto a su madre en el lado derecho del avión, había tenido una pesadilla durante la noche. Su quirk de púas había dejado una en el asiento, con la que se cortó al levantarse. Su madre intentaba curarlo con un poco de papel, pero Ryu, se adelantó para usar su quirk y sanarlo rápidamente. La mujer le agradeció, y el niño quedó fascinado por la habilidad de Ryu.




—Ten cuidado la próxima vez, ¿sí?— Dijo Ryu mientras se alejaba, dejando al niño impresionado y agradecido. Ryu luego regreso al lado de su hermana, quien estaba siendo observada por algunos jóvenes que bajaban sus bolsos más pequeños. Su actitud despectiva hacia al pasar a su lado, llamándolos "pedazos de boludos", provoco un pequeño inconveniente al bloquearles el paso. Sin embargo, Ryu pasó a su lado pidiendo disculpas en su nombres.





—No tenías que ser tan dura con ellos— Murmuró en regaño Ryu a su hermana mayor, que se molesto por su comentario.




—No es mi culpa que sea tan hermosa— Dijo ella con orgullo.





Ryu, con una gota de sudor en su rostro, respondió con calma. —Pero si vo' sos un bagre feo— Lo que desató una pequeña rabieta por parte de su hermana.





En ese momento, Emi llegó y, con un golpe suave pero firme en la cabeza de ambos, los hizo morderse la lengua por el impacto.




Con voz tranquila pero autoritaria, ordenó que se callaran y avanzaran. La familia Moretti, continuó su camino hacia la salida del avión.




Dejando escapar un suspiro que llevaba tiempo conteniéndose, el viento del otro avión a lo lejos hizo que lo despeinara levemente, él sonrió al sol como si sintiera su energía en él para decir en su idioma natal: —Al fin afuera la re puta madre— Estiro su cuerpo por estar tanto tiempo sentado, fueron 22 horas largas de su vida metido en un avión con su molesta hermana.





—Shh— Silencio su madre. —La boca nene, no estamos en casa— Regañó su madre a su hijo menor. La familia Moretti se encontró en el aeropuerto de Haneda, sumergidos en un ambiente completamente diferente al de su hogar en Argentina. Mientras caminaban por el aeropuerto, admirando la limpieza y la eficiencia de Japón, Ryu notó la mirada de asombro en el rostro de su hermana y le dio un ligero codazo.





—Trata de no llamar la atención— Le susurro Ryu, recordándole la lección en el avión.




Elena le lanzó una mirada de reproche, pero asintió con la cabeza, consciente de que estaban en un lugar nuevo y desconocido. Carlos y Emi, liderando el camino hasta la zona del equipaje, decidieron esperar al suyo mientras sus hijos tomaban asiento.




Elena saco de su bolso el termo del mate, acercando a sus padres que hablaban de las vistas del viaje.




—Mamá, papá— Llamó a sus padres, obteniendo la atención de ellos.




—¿Sí, hija?— Preguntó su padre con una sonrisa al ver lo que llevaba en las manos.




Antes de que ella pudiera decir algo el le hizo un gesto con su mano—. Ve, cuando llegamos acá vi que allá a lo lejos vendían agua caliente, toma— Sacando plata de su bolsillo que previamente lo había cambiado a Yenes, le dio a Elena que asintió con sus ojos brillando.




—¡Sí! ¡Gracias papá, mamá— Ella fue caminando alegremente hacia el lugar indicado.





—Se ve tan alegre, me alegra que este emocionada— Emi se alegro apoyándose en el brazo de su marido que también sonrió.





Ryu al darse cuenta de que su hermana se alejaba con el termo corrió detrás de ella.




—¡Oye, espérame que yo quiero ir al baño!— Exclamó, apurándose para llegar a su lado siendo visto por todos.





Al salir del aeropuerto, fueron recibidos por un aire fresco y la brillante luz del sol de la tarde. Emi tomó la mano de Ryu y Elena, sintiendo la emoción y la incertidumbre que llenaba el aire. Carlos, con una sonrisa en su rostro, los miró con orgullo y amor, listo para guiar a su familia hacia su nuevo hogar en Japón.


La familia Moretti se embarcó en un taxi hacia su nueva casa en Musutafu, listos para comenzar una nueva vida llena de aventuras, desafíos y oportunidades.



Desde Buenos Aires a U.A | Un argentino en Boku no Hero AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora